La vida de Tony Romero (La Habana, 1964) ha estado siempre relacionada con el arte. Trabajó en su país natal como diseñador de libros para varias editoriales antes de meter la cabeza en el mundo cine. La Universidad de Salamanca contactó con él, como miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), para que impartiera unos cursos de comunicación audiovisual. Así es como llegó a la Escuela de Educación y Turismo de Ávila, donde ha estado colaborando durante más de diez años.
Este cineasta ha realizado alrededor de 15 películas y sigue trabajando en varios proyectos, para lo cual cuenta con la productora TR Movies y con el empeño y la imaginación suficientes para exprimir al máximo sus recursos. “Hacer cine es costoso, así que nosotros innovamos en la forma de producir, que se basa en que pequeños poquitos hacen mucho”, afirma. Se apoyan en la voluntad de la gente que cree en su proyecto.
Pertenece a la escuela del cine cubano, donde predomina el documental, “más económico”, pero también “más directo” a la hora de comunicar. Esa es la base de un trabajo que ha ido evolucionando con el paso de los años y las experiencias, centrándose siempre en la imagen afrohispana. Él lo define como “una propuesta visual sin muchas florituras”. “Podemos llegar a la gente sin entrar en un entramado económico del cual no disponemos”, añade, siempre en plural, dejando claro que su labor es un trabajo de equipo.
Emprendedor cultural
TR Movies se fundó hace 16 años y surgió de la asociación ‘Diferente’. Varios artistas (fotógrafos, pintores, cineastas, etc.) colaboran en cada proyecto aportando su toque personal para lograr una creación colectiva en la que todos se enriquezcan. Incluso se han adentrado en el mundo editorial con la publicación del libro ‘Ciudadano Vidal’, una obra del fallecido creador afrocubano Félix Mauricio Sáez Rodríguez, autor del documental ‘Tambores de libertad’ (también producido por TRM en el año 2008). “Es el comienzo de una línea en la que nos gustaría seguir trabajando, en la medida que nos deje nuestra principal función: hacer audiovisuales”, reconoce Romero.
Es consciente de lo difícil que es emprender dentro del mundo artístico en un país como España, “donde no hay la suficiente receptividad hacia la cultura”. “Cuando haces un producto sabes que tienes que luchar duro para que cale porque la cultura no es algo prioritario en el país”, añade el cineasta. En su opinión, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares del mundo (como Estados Unidos o Cuba), no hay una “tradición” en este sentido “ni canales por los que sea fácil transitar”. Además, acceder a ciertas creaciones es “muy caro”.
Entrando en el campo audiovisual, Tony Romero sí cree que “España tiene una tradición muy fuerte de cine de ficción”, mientras que “Cuba hace lo que puede porque prácticamente no tiene recursos”. Las tornas se cambian si hablamos de narrar realidades. Cuando él llego a su actual país de residencia, hace dos décadas, prácticamente no se hacían documentales, algo que ha cambiado radicalmente en los últimos años. Tanto el camino marcado por varios artistas latinoamericanos como las nuevas tecnologías “han aportado mucho a ese desarrollo del cine documental y en la actualidad es un género que goza de muy buena salud”, afirma.
Advierte de que el cine español está entrando en una dinámica de imitar lo que se hace en Estados Unidos. “Técnicamente conseguimos resultados altos, pero se está desdibujando lo que es el cine nacional, esa herencia que tenemos, entre muchos otros, de Buñuel”, dice Tony Romero.
Durante este mes de junio se realizó en la Biblioteca Pública de Ávila, su ciudad de residencia desde hace casi dos décadas, una muestra retrospectiva del cineasta cubano. Bajo el título ‘Afrocultura’, se propuso un espacio de estudio y encuentro sobre las manifestaciones culturales de África y su diáspora. Para ello se visionaron cuatro títulos de los más de 14 trabajos realizados a lo largo de 20 años: Foto de familia (2001, 25 min.), Afran, rostros en la memoria (2009, 25 min.), Rosillo, gracias a la radio (2010, 32 min.) y Gente de pelo duro (2014, 40 min.). Este último trabajo, que se estrenó el año pasado en el Museo de América, reflexiona sobre la discriminación que existe en torno al pelo. El objetivo es llevar este ciclo de películas a otros lugares de España.