10 novedades que van a revolucionar la agroalimentación

El sector agroalimentario genera riqueza alrededor de una actividad que no sólo produce bienes para el consumo, sino que mantiene una estrecha relación con la sociedad. En un mundo cada vez más poblado, globalizado, urbano y con recursos más limitados, la agroalimentación afronta diversos retos en los que la innovación y la sostenibilidad van a jugar un papel fundamental para conseguir alimentar a los 9.700 millones de personas que se estima habitarán la tierra en 2050.

A partir del trabajo realizado por Orizont, la aceleradora agroalimentaria de Sodena, los mentores, tutores y los profesionales implicados en el programa de aceleración han elaborado un decálogo de novedades que van a revolucionar el sector. Como ha explicado a Innovaspain María García, técnico de proyectos de Orizont, "el avance de la tecnología debe servir para propiciar mejoras en la alimentación, algo en lo que se deben centrar las líneas de investigación del I+D".

En este sentido, García ha destacado el importante papel que van a jugar las startups, ya que "crean ideas nuevas y aportan esa frescura en un sector tan tradicional como el agroalimentario". Nuevos envases sostenibles, productos más naturales, la aplicación de drones, el incremento de la productividad en los cultivos... Son muchas las vías que se están explorando para abordar la alimentación del siglo XXI, un asunto prioritario para los gobiernos y sus países. "El sector agro genera grandes oportunidades en España porque es de los más potentes; la clave es convertir las grandes ideas que se generan en programas como Orizont en realidades", ha apuntado García. La tercera edición del programa, cuya convocatoria está abierta hasta el 12 de abril, busca ocho startups que permitan la mejora de cualquier parte de la cadena de valor, así como avances tecnológicos que contribuyan a aumentar la productividad y competitividad de esta industria.

Ciudad Agroalimentaria de Tudela (CAT), donde se desarrolla el proyecto Orizont.

Las diez tendencias

1. Transformación digital. Aunque ya se ha empezado a implantar, el desarrollo y la aplicación de nuevas tecnologías digitales a los procesos productivos y a la gestión en el conjunto de la cadena de valor, desde el proveedor hasta el consumidor final, no tiene límites. La Inteligencia Artificial (IA); la automatización; la interoperabilidad de datos, máquinas, personas y organizaciones; las aplicaciones avanzadas en robótica; el software de control o la computación en la nube, son clave para adaptarse al siglo XXI. Unos métodos más flexibles, automatizados, sociales, conectados e inteligentes que respondan, además, a la demanda del mercado en criterios de sostenibilidad, transparencia y personalización.

2. Calidad y seguridad alimentaria 4.0. Los consumidores son cada vez más exigentes y la demanda apunta hacia productos más naturales a un precio menor, mayor seguridad alimentaria; una exigente combinación de alimentos y nutrientes o un etiquetado lo más detallado posible. En resumen, productos menos procesados y con menos aditivos…, pero sin renunciar al sabor, olor, color y textura. La industria 4.0 pretende ofrecer al mercado unos productos de mayor calidad y con seguridad total. Algunas propuestas para ello son los biosensores, que aseguran la calidad y seguridad alimentaria del producto.

3. Datos, datos y datos. Instalar sondas inteligentes en el subsuelo para medir el nivel de agua o conocer con exactitud el estado de las plantas, la topografía o la profundidad de un cultivo. Estos son algunos ejemplos de información útil que ofrece el conocimiento de los datos para dar soporte a las decisiones de negocio de los distintos actores de la cadena de valor agro. El propósito de la profundización en analítica debe ser tomar mejores decisiones en los planos operativo, táctico o estratégico, poniendo a disposición de los profesionales la mejor información posible, en el momento preciso, en un formato asequible. Se trata de usar los datos para controlar de forma automática toda la cadena alimenticia, desde el cultivo de las semillas hasta su distribución final, conociendo el estado del producto en cada una de las fases y así poder recoger los datos, procesarlos y utilizarlos de forma preventiva ante posibles sucesos.

4. Drones. Equipados con cámaras multiespectrales u otros sensores, permiten recopilar información del cultivo que a simple vista el agricultor puede no detectar. A partir de la combinación de imágenes del espectro no visible logran elaborar mapas de vigor para tomar medidas focalizadas a solventar el problema que tiene una determinada zona donde el cultivo no se desarrolla como debería: modificar el riego, mejorar el suelo, hacer un tratamiento localizado, o incluso aplicar una fertilización variable para aportar en cada punto de la parcela la cantidad de fertilizante que el cultivo necesita, lo que conlleva un ahorro importante para el agricultor.

5. Alimentos del futuro, los “superfoods”. El mercado busca una innovación constante con nuevos ingredientes, sabores, formatos y presentaciones, paralelos a una demanda general de calidad donde las características organolépticas (sabor, olor, color, textura) mantengan su protagonismo. Una nueva tendencia en el sector son los denominados superalimentos, aquellos que suponen nuevas fuentes de nutrientes y que se están haciendo un importante hueco en un mercado con productos cada vez más naturales, menos procesados y con menos aditivos. Elaborados de forma personalizada para adaptarse a las necesidades de cada persona, se presentan en envases preparados para comer fuera de casa y con sensores integrados para conservarse de la mejor manera posible sin romper la cadena de frío.

6. Tecnología móvil. Su impacto en la mejora de la productividad ha sido notable y promete seguir siéndolo, pero no sólo en la creación de productos sino también en cómo y qué se come. Y todo gracias a las apps y programas residentes en la nube: herramientas que permiten mejorar procesos, eficiencias y comunicaciones, e incluso la posibilidad de conocer la madurez de una fruta desde el teléfono móvil.

7. Técnica láser. Conocer el mejor momento para cosechar sin necesidad de dañar el producto ya es una realidad a través de la luz láser. De esta manera, va a ser posible recolectar el fruto en su mejor momento, tanto de sabor como de maduración. A continuación, los controles de calidad de los productos van a ser, si no lo están siendo ya, mucho más avanzados, gracias a los grandes avances desarrollados en los sistemas de visión espectral.

8. Sostenibilidad. Apostar por el consumo de alimentos de origen vegetal en vez de algunas dietas con exceso de carnes rojas y elaboradas o bebidas carbonatadas, reducir los residuos de alimentos, adquirir pescado procedente sólo de poblaciones de peces determinadas son sólo algunos de los retos más ambiciosos que plantea la salud de la humanidad y del planeta. El cambio climático es una realidad y los hábitos de consumo actuales no sólo son perjudiciales para nuestra salud, sino también injustos al coexistir la desnutrición con el consumo excesivo y el desperdicio de alimentos.

9. Cadenas de distribución cada vez más personalizadas. La individualización es un valor en alza, el consumidor actual quiere sentirse único y esa prioridad también la lleva a su alimentación. Los avances han hecho que los consumidores demanden una dieta adecuada a su estilo de vida y a sus hábitos, alejándose cada vez más de las grandes cadenas de distribución actuales.

10. Industria 4.0. Smart factories o fábricas inteligentes, industria robotizada... Indispensable en la producción para dar respuesta a los nuevos medios de compra digitales. El término surgió para responder a las nuevas características de las fábricas con interconexión de máquinas y de sistemas, así como para un fluido intercambio de información bidireccional con el exterior, mucho más presente incluso en un tema tan cercano para las personas como es la alimentación.

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