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Urge una estrategia para fortalecer el deep-tech español

El informe Deep-Tech Entrepreneurship in Spain editado por el MIT y la Fundación Rafael del Pino constatan que la financiación en la investigación y desarrollo de las deep-tech está por debajo de los niveles de la UE
Informe deep-tech

La innovación, la ciencia y la tecnología son herramientas cruciales que ayudan a los países a mejorar su economía y su competitividad en el mundo. En este aspecto juegan un papel cada vez más destacado las deep-tech, que son todos aquellos descubrimientos o innovaciones profundas vinculadas a la ciencia, tecnología o ingeniería avanzada que tratan de dar respuesta a los grandes problemas globales y que requieren bastante capital y tiempo para llevarse a cabo.

En el caso de España, la financiación en la investigación y desarrollo de las deep-tech está por debajo de los niveles de la UE tanto en el sector público como en el empresarial (65,5 % y 46,1 % en relación con la UE, respectivamente) y ha ido disminuyendo desde 2014, según datos del informe Deep-Tech Entrepreneurship in Spain (Oihana Basilio, Fiona Murray y Lars Frolund), editado por el MIT y la Fundación Rafael del Pino.

“Las deep-tech no solo son importantes para la prosperidad económica sino para el bienestar de la sociedad en su conjunto, ya que pueden ayudar a resolver muchísimas cuestiones como la productividad, el clima, la seguridad energética, la seguridad alimenticia, la sanidad”, destaca Fiona Murray, decana Asociada de Innovación e Inclusión del MIT School of Management, en la presentación del informe.

España y el handicap de un exceso de pymes de baja intensidad tecnológica

“¿Por qué las deep-tech no son una solución innovadora como cualquier otra? Fundamentalmente, porque requieren de muchísimo capital, nuevos tipos de fábricas, mucho conocimiento experto, tiempo, paciencia, y sobre todo de un ecosistema entero de financiación y apoyo por parte del gobierno y de las empresas privadas”, subraya Murray.

Los coautores del informe destacan que es importante definir correctamente a las deep-tech (una definición a menudo ambigua) para así evitar confundirlas con otro tipo de categorías: están más orientadas a solucionar problemas reales que a los avances tecnológicos (el 97 % de las empresas deep-tech contribuyen al menos a uno de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas); se basan en los avances de la revolución digital, pero desarrollan principalmente productos físicos y están profundamente conectadas con las universidades y los laboratorios de investigación.

En el informe, además, resalta que uno de los mayores inconvenientes de las deep-tech en España es la propia composición de los productores de deep-tech, ya que están mayoritariamente constituidos por pymes de ‘baja intensidad tecnológica’. La situación se agrava aún más debido a que el número de pymes y empresas innovadoras (a pesar de su importante peso en la economía española) se ha reducido un 29 % entre 2010 y 2018, según la encuesta de innovación en las empresas realizada por el Instituto Nacional de Estadística.

El papel crucial de las universidades

La investigación, por otro lado, revela que España cuenta con resultados positivos por encima de la media de Europa en médicos (que han aumentado significativamente desde 2013), profesionales de las humanidades y ciencias sociales. No obstante, la formación en competencias STEM, cruciales para poner en marcha proyectos dentro de las deep-tech, están disminuyendo.

“En el ámbito académico España forma muy buenos teóricos, técnicos, científicos, ingenieros que son muy valorados en el extranjero, pero la educación en áreas STEM está más desconectada de la parte práctica y de la resolución de problemas reales y de las necesidades del mercado. España cuenta con resultados excelentes a nivel de publicaciones científicas, pero tiene un importante problema en transferencia de tecnología, y en la existencia de patentes curriculares. España tiene una cultura científica no demasiado proclive al emprendimiento”, asegura Oihana Basilio, coautora del informe.

Para que el desarrollo de las deep-tech en España sea aún mayor es necesaria la cohesión de un ecosistema entero que trabaje en conjunto hacía ese objetivo. El informe desglosa los cinco protagonistas esenciales en los que se debe hacer hincapié: el gobierno, que tiene como responsabilidad desarrollar una estrategia explícita de deep-tech; las universidades, que necesitan articular la formación específica en emprendimiento e innovación en deep-tech para contar con profesionales debidamente capacitados; el capital de riesgo, que debe construir un club nacional de inversores especializados y así fomentar el mercado y la demanda; los empresarios, que tengan como misión organizar una cumbre nacional de emprendimiento dedicado; y las empresas, que pasen a ser las encargadas de crear una asociación de clientes industriales para este campo.

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