Fue hace unos días, exactamente una semana. El pasado lunes, el Gran Telescopio Canarias (GTC) observó al asteroide 2019 DS1 en el marco de un programa de colaboración entre el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Agencia Espacial Europea (ESA) en el que participan los investigadores del grupo de Sistema Solar de la entidad española.
Dicho asteroide fue descubierto el 28 de febrero de 2019 por el programa de búsqueda Catalina Sky Survey cuando estaba aproximadamente a un millón de kilómetros de la Tierra. Desde entonces se fue alejando rápidamente de nuestro planeta.
GTC lo observó a más de 50 millones de kilómetros y, gracias a los datos obtenidos, se ha podido prever que el 26 de febrero de 2082 el asteroide pasará entre la Tierra y la Luna, a una distancia aproximada de 165.000 kilómetro.
De esta forma, el GTC se suma a los programas de Defensa Planetaria de la ESA destinados a hacer un seguimiento de los asteroides que pasan muy cerca de la Tierra y que tienen un cierto riesgo de colisionar con nuestro planeta.
El coordinador del Área de investigación del IAC, Javier Licandro, asegura que “esta colaboración IAC-ESA coloca al GTC en la primera línea del programa de Defensa Planetaria”. “El seguimiento de estos asteroides es de fundamental importancia para el programa de Defensa Planetaria”, señala, por su parte, Julia de León, investigadora principal del grupo del Sistema Solar del mismo instituto. Y añade: “La determinación temprana de un posible impacto permitiría tomar las medidas necesarias para evitarlo o minimizar sus efectos”.
Estas observaciones y misiones espaciales, como Hera (misión que está planificando la ESA y en la que participan investigadores del IAC), son esenciales para proteger a nuestro planeta del impacto de un asteroide. Por ejemplo, 2019 DS1 tiene entre 20 y 40 metros de diámetro y, en caso de impactar con la Tierra, podría generar una catástrofe similar a la que generó el objeto que impactó en Tunguska en 1908.