2020: el año de los espermatozoides y óvulos ‘artificiales’ hechos a partir de células madre

Jan Tesarik de la Clínica MARGen de Granada lidera un programa de investigación cuyo objetivo es facilitar la creación con el propio material genético de hombres y mujeres
2020: espermatozoide, óvulos

Crear espermatozoides y óvulos “artificiales” a partir de células madre. Estos serán dos de los grandes avances en reproducción humana asistida que pueden ser una realidad hacia finales del 2020, ha asegurado el doctor Jan Tesarik, de la Clínica MARGen, ubicada en Granada.

El científico checo lidera un programa de investigación en el que participan especialistas de diferentes países cuyo objetivo es facilitar la procreación con el propio material genético, tanto a mujeres con ausencia total o mala calidad de óvulos, como a hombres que carecen de células productoras de espermatozoides.

La disponibilidad de los tratamientos dependerá de su financiación, ha precisado Tesarik. “Con unos diez millones de euros (que aún no tiene asegurados) creo que podría ser en 2020, no mucho más tarde”. 

Para los pacientes, el coste será el habitual de una fecundación in vitro con donantes de óvulos, unos 8.200 euros en MARGen, más un sobrecoste a determinar (unos 4.000, dependiendo de la obtención de las células madre de la paciente y de su transformación en óvulos).

En el caso de las mujeres, especialmente las de edad avanzada, el problema más difícil a resolver es la ausencia de óvulos o la mala calidad de los existentes. “La solución para lograr estos embarazos con el propio material genético pasa por la creación de óvulos a partir de células madres de los pacientes”, ha afirmado el doctor Tesarik.

“En los últimos años hemos desarrollado diferentes tratamientos que mejoran la probabilidad de éxito en reproducción asistida de mujeres mayores con sus propios óvulos. Sin embargo, ninguno logra la tasa de embarazo de 80 % que se consigue con los óvulos donados”, ha añadido el médico.

En el caso de este nuevo método, la tasa de embarazo dependerá de la salud de las células madre disponibles y “será difícil de igualar” con la donación de óvulos. “No hay que olvidar que la técnica se dirige a mujeres cuya tasa con su propio material genético sería cero o cerca de cero”, ha subrayado.

Tesarik fue pionero en lograr el nacimiento de niños a partir de óvulos fecundados “sin espermatozoides”. Lo hizo utilizando sus células precursoras, las espermátidas. Para ello, desarrolló una técnica para obtenerlas, mediante su cultivo in vitro, a partir de células aún más inmaduras, llamadas espermatocitos.

“El problema es que hay hombre que carecen tanto de espermátidas como de espermatocitos, y la única posibilidad para tener hijos en estos casos es acudir a la donación de espermatozoides. La solución es crearlos a partir de células madre del paciente”, ha explicado el médico.

Esta investigación dio sus primero frutos hacia el año 2000, relata Tesarik. En ella detallaba la formación de óvulos y embriones a partir de células somáticas (cualquier célula del cuerpo excepto los espermatozoides y óvulos). Sin embargo, trabajos posteriores revelaron que esta técnica creaba “errores cromosómicos inesperados” y, por tanto, no pudo ser aplicada inmediatamente. Por ello, ahora ha sustituído estas por las células madre.

La otra protagonista de 2020

La hormona del crecimiento será otra de las protagonistas de la reproducción asistida en 2020. Además de mejorar la calidad de óvulos, su utilización tiene efectos positivos en otros mecanismos importantes implicados en el embarazo, como la receptividad uterina -la capacidad que tiene el útero de dejar que un embrión llegue a implantar- o la circulación sanguínea en el sistema reproductor femenino.

El doctor Tesarik ha coordinado una serie de estudios, en los que ha participado medio centenar de científicos -españoles, australianos, chinos, taiwaneses, estadounidenses, estonios y daneses- que ofrecen una amplia colección de datos sobre el papel de la hormona de crecimiento en la función reproductiva femenina. Está previsto que, a lo largo de 2020, estos trabajos lleguen al ámbito clínico para ayudar a más mujeres a quedar embarazadas.

Tesarik consiguió el primer bebé por fecundación in vitro clásica en la República Checa en 1982. Lo hizo por transferencia intrafalopiana de gametos (conocida por su abreviación GIFT), una técnica de reproducción asistida en la que se transfieren tanto el óvulo como los espermatozoides, por separado, al cuerpo de la mujer en una trompa de falopio .

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