Los últimos avances en el campo de la Inteligencia Artificial generativa están cambiando de forma radical cómo las personas interactúan con la tecnología. Y es que la Inteligencia Artificial evoluciona a un ritmo vertiginoso.
En este sentido, el último año ha sido especialmente fructífero en lo que respecta a la IA generativa con cientos de aplicaciones, soluciones y novedades, y que ha tenido su máximo exponente en el llamado Chat GPT, con una explosión sin precedentes que ha generado más de 100 millones de usuarios en 2 meses.
Pero, ¿qué es exactamente la IA generativa, y por qué está siendo revolucionaria? Lo cierto es que aunque la aparición de la IA generativa se remonta a 2014, cuando Ian Goodfellow desarrolló un algoritmo creativo por primera vez, desde hace bastantes años usamos herramientas que crean máscaras y efectos artificiales, como los filtros de Instagram por ejemplo, sin ser conscientes de que estamos usando este tipo de tecnología.
La cuestión es que, hasta ahora, la Inteligencia Artificial trabajaba con nuestros datos y a partir de ellos era capaz de hacer predicciones o recomendaciones. De repente, ocurre algo muy llamativo y es que la Inteligencia Artificial pasa a ser capaz de crear sus propios contenidos e Internet se llena de imágenes creadas con programas como Midjourney, Stable Diffusion o Dall·E, colmándose así de texto creado con GPT-3 y ChatGPT. Las imágenes de Midjourney ganan concursos de fotografía y ChatGPT es capaz de aprobar exámenes universitarios, lo que pone en alerta al sector audiovisual y educativo, entre otros.
La IA Generativa es un paso más de la Inteligencia Artificial propiamente dicha y tiene la capacidad innovadora de entender el input que le da una persona en perfecto lenguaje llano y en cualquier idioma. Es decir, no se trata de que la tecnología pueda crear un texto sin más, se trata de que puede mantener una conversación que explica, resume, argumenta, traduce, simplifica y detalla, manejando muy bien el lenguaje y comprendiendo lo que el usuario le pide exactamente.
Así, existen múltiples oportunidades a corto plazo como el roboperiodismo o, lo que es lo mismo, la información creada por robots para contextualizar una noticia.
Su aplicación también puede ser muy extensa en medicina y en modelos de laboratorio que se basan en el 100% de métodos empíricos con ensayo/error, y donde la IA Generativa permite agilizar infinitamente esos procesos. Además, puede crear perfiles de pacientes que unifiquen el perfil médico y la situación social, con el objetivo de saber qué servicios necesita cada persona. Igualmente, puede ayudar crear bots que ayuden a mitigar la llamada “soledad no deseada”.
En el sector de la construcción, por ejemplo, estos modelos pueden ayudar a hacer las simulaciones y cálculos de estructuras y, en cuanto a la resolución de problemas en atención al cliente, la IA generativa es capaz de recomendar la solución más ventajosa en función del conocimiento previo del usuario, ahorrando tiempo y recursos a los equipos de soporte.
Si hablamos de entornos normativos, la IA generativa puede ser útil para la realización de requerimientos, compliance y para saber qué documentos son útiles para un abogado en un caso concreto.
En la gestión de recursos humanos, puede jugar un papel importante agilizando la selección de perfiles y en el sector bancario se identifican aplicaciones en la evaluación de transacciones para detectar fraudes o blanqueo de capitales.
Todas estas aplicaciones y usos son solo una pequeña parte de lo que es posible hacer con la IA generativa y ponen de manifiesto su alcance. Por ello, la ética y la regulación serán clave para el desarrollo de una IA valiosa. Las herramientas tecnológicas, no son buenas o malas en sí mismas, sino que depende del uso que se haga de ellas. Esto cobra especial importancia en el caso de la IA ya que, al tener un potencial enorme capaz de impactar en todos los ámbitos de la sociedad, las consecuencias de su mal uso serán acordes en relevancia y repercusión.
No obstante, la puesta en marcha de una normativa se está tornando compleja debido a la complejidad del contexto y el impacto de los avances que seguirán ocurriendo. Por un lado, está más que clara su necesidad, algo en lo que gobiernos, empresas y organizaciones de consumidores están de acuerdo. Pero por otro lado, hay cierto temor en el sector más disruptor de la tecnología a que un exceso de regulación pueda suponer un freno o amenaza para su desarrollo y evolución.
Con el objetivo de cubrir las necesidades de las diferentes entidades sociales, esta normativa debe ser coherente y apelar a la ética para ser capaz de proteger al consumidor, asentar un colchón de seguridad para las empresas y, al mismo tiempo, ser lo suficientemente flexible como para no frenar el propio avance de la IA.
Como un primer paso, tenemos ya la primera ley integral de IA del mundo, que regulará el uso de la Inteligencia Artificial en la Unión Europea, con el objetivo de garantizar mejores condiciones para el desarrollo y uso de esta tecnología innovadora. La prioridad del Parlamento Europeo es garantizar que los sistemas de IA utilizados en la UE sean seguros, transparentes, rastreables, no discriminatorios y respetuosos con el medio ambiente. Por tanto, los sistemas de IA deberían ser supervisados por personas en lugar de por automatización, para evitar resultados perjudiciales.
Algunos ejemplos clarificadores se refieren a la prohibición del reconocimiento facial en todos los espacios públicos y privados, al hecho de clasificar los sistemas de reconocimiento de emociones como de alto riesgo o la dualidad que se produce al prohibir estos sistemas en el ámbito de las fuerzas de seguridad, el lugar de trabajo o las instituciones educativas, pero dejando el resto de entornos fuera. Esto puede dar lugar a intrusiones en la intimidad de los usuarios y en su capacidad de tomar decisiones autónomas.
En el caso de la IA generativa, la Ley establece que tendría que cumplir requisitos de transparencia como, por ejemplo, revelar qué contenidos han sido generados por IA, evitar la creación de contenidos ilegales, o publicar resúmenes de los datos protegidos por derechos de autor utilizados para el entretenimiento.
Recorrer este camino de innovación de forma abierta, ampliando el ecosistema de IA y liderando programas especializados donde todos los actores del sector puedan participar de forma sencilla y colaborar en el desarrollo de un marco regulatorio, una formación adecuada y una aplicación responsable, se antoja sin duda indispensable. El potencial transformador de la IA generativa ya nos está brindando oportunidades fantásticas que se irán multiplicando con el tiempo, pero por todo ello no debemos olvidar la importancia de manejarlas con responsabilidad y prudencia.