Un pianista en la carpa de la Plaza de Isabel II de Madrid. Violinistas en la tienda de Orange en la Puerta del Sol. Hay unos 550 metros de distancia –si es que el infalible Google Maps no miente–. El alcalde Almeida saluda públicamente a la presidenta Ayuso. «Queridísima Isabel», expone riéndose cuando se dispone a hablar de las bondades del 5G, la tecnología que ha hecho posible uno de los grandes milagros musicales del siglo. ¿Se percibe cierta socarronería? Allá cada cual. La interpretación es libre. Hay prensa (y mucha seguridad, mucha) delante. El concierto parece haberse animado, entre unas cosas y otras.
Pero volvamos a lo del milagro musical. Sobre todo porque los músicos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía ya están a lo suyo: a hacernos disfrutar y a provocar emociones. Ha comenzado el primer concierto con orquesta y solista simultáneamente desde las zonas madrileñas citadas previamente. El 5G ya está aquí. Y la cosa no va de chips, ni vacunas, ni espionajes. Sino de cultura, de arte, de inclusión, de talento. De innovación.
La red comercial 5G de Orange y la tecnología de Ericsson lo han hecho posible. La colaboración entre ambas empresas marca un hito relevante en el sector del entretenimiento y la cultura, especialmente el de la música, que también experimenta un salto cualitativo. La experiencia ha servido para demostrar que es posible que los músicos interpreten en perfecta armonía, independientemente de la distancia que los separe, gracias a la ultra baja latencia y fiabilidad que ofrece la red que Orange ha desplegado con Ericsson en Madrid.
El brillo en los ojos de la directora general de la Escuela Reina Sofía, Julia Sánchez, lo dice todo. También sus palabras. «El 5G va a proporcionar cohesión social y una gran oportunidad profesional para la música, además de apoyar proyectos que hagan avanzar la cultura». Estas tres últimas palabras van ligadas a lo que el CEO de Ericsson, Andrés Vicente, ha definido como «la posibilidad de romper todo tipo de barreras».
Entre tanta esperanza puesta en una tecnología en la que Orange ha invertido hasta la fecha 4.600 millones de euros en Madrid, el concierto continúa. Obras de Ástor Piazzolla a cargo de un trío en el que el pianista se encontraba en la carpa de la Plaza de Isabel II y la violinista y la acordeonista en la tienda de Sol.
Posteriormente, un recital de canto en el que la pianista y la mezzosoprano estaban en la carpa y el tenor en la tienda. Interpretaron las canciones ‘Amapola’, ‘Madrid’ y un villancico (el ‘Noche de paz’, para ser más exactos). Con este último, el alcalde de Madrid sonríe y aplaude con más fervor si cabe. Su cara es la cara de quien va a invertir 3,6 millones de euros en luces navideñas este año –un 11% más que en 2020– con el objetivo (dicho textualmente por él) de «reactivar el comercio y el turismo». Quizá también haya una oportunidad para la cultura. El concierto ha concluido, pero ha sido solo un aperitivo –de hecho es la una de la tarde, hora del vermut– para la gran oportunidad de la música que está por venir.
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