"Las lasañas que nunca te haría tu abuela" es el lema de A Mala Saña, el restaurante liderado por el chef Héctor de la Mata que tiene el que probablemente sea el reto más grande en el mundo de la pasta: cumplir con su propio eslogan. No es una startup tecnológica de Silicon Valley, pero también surgió en un garaje. "Comenzamos a hacer el testeo cuando nos desconfinaron porque teníamos claro que teníamos un producto diferencial en nuestras manos", asegura De la Mata en conversación con Innovaspain en el reciente Startup Day de Madrid Food Innovation Hub.
A Mala Saña surgió en pleno confinamiento, en un contexto en el que, como remarca el chef ejecutivo, se estaban demandando alternativas de todo tipo. También a nivel gastronómico. "Hacer lasañas desde casa fue en sí innovador. Las nuestras son totalmente diferentes. Por ejemplo, utilizamos bechamel de coco, boloñesa de chocolate y compota de zanahoria", explica. Pese a esta mezcla de ingredientes, el sabor, como pudo comprobar este periódico en una muestra ofrecida amablemente por el chef, recuerda a ese guiso que harían –o nunca harían– las abuelas. "Si las lasañas de la abuela están ricas, nosotros queremos superarlas. De ahí nuestro lema", precisa De la Mata.
Diferencia y calidad son dos conceptos que A Mala Saña ha trabajado por unir desde el comienzo. "Queríamos abrir un mercado diferente. La propia situación en sí nos hizo entrar en el mercado de forma diferente. Había hamburguesas, pizzas o kebab de autor, pero las lasañas estaban, y siguen estando, en un mercado muy concreto", asegura De la Mata. El local propone a día de hoy un museo de 14 lasañas distintas, entre las que destacan la de cachopo y la de curry y carrillera. Pueden pedirse en formato individual, doble o familiar.
El primer año y medio supuso una clara apuesta por el take away y el delivery, dada la circunstancia impuesta por la pandemia. "Ahora estamos en el proceso de llegar a más gente. El producto gusta", sostiene De La mata, aunque los desafíos no son pocos. "Buscamos la expansión a través de eventos y ferias, dar un salto en el delivery y asentar el local y dar servicio de catering y eventos".
"Con el hacha y el cuchillo entre los dientes" define el chef los comienzos del proyecto, el cual enfrentaron sin miedo pero conscientes de que en el universo gastronómico es complicado triunfar. La tecnología ha supuesto un impulso, dejando claro que el foodtech ha venido para quedarse. "Durante el confinamiento, la gente estaba más atenta del móvil y aquí vimos una oportunidad. Ahora es el momento de disfrutar de la innovación gastronómica como lo que es: una experiencia y un disfrute", celebra el chef, que concluye esta conversación maridando una de sus lasañas con una cerveza artesana. "Es de mi hermano", afirma orgulloso.