La Plataforma Tierra, del Grupo Cajamar y que se dedica a la innovación y divulgación en el sector agrícola, ha lanzado una guía para promover la agricultura sostenible. El objetivo principal es paliar los efectos de la escasez hídrica, de esa sequía prolongada que se encuentra ya en el 34% del territorio español y con algunos de los principales embalses del país en bajos porcentajes.
Además de todos los efectos ya conocidos que puede provocar una sequía, quizá el más relevante -o, al menos, el que más afecta a este sector- es la reducción de la productividad de los cultivos. Y es que la falta de agua limita el desarrollo de las plantas y afecta su capacidad para absorber nutrientes del suelo, por lo que disminuye la producción tanto en términos de cantidad como de calidad.
Así, según la Plataforma Tierra, el concepto que tiene la clave para sobrevivir a las sequías es la agricultura sostenible. «Se basa en principios y prácticas que buscan minimizar los impactos negativos de la agricultura en el entorno natural, al tiempo que garantiza la producción de alimentos saludables y nutritivos”, indican. De este modo, adoptan técnicas como la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos y el control biológico de plagas para lograr su cometido
Esta sostenibilidad, además hace que el uso del agua sea eficiente, que se conserve mejor el suelo y se proteja la biodiversidad. Pero va mucho más allá: también se preocupa por el “bienestar de los agricultores y las comunidades rurales” y promueve sistemas agrícolas que sean “económicamente viables y socialmente justos”. Por lo tanto, además de la parte meramente técnica, también tiene un componente social, pues asegura que los agricultores reciban precios justos por sus productos o que tengan acceso a tecnologías adecuadas, entre otras cuestiones.
El concepto de la agricultura sostenible
En un principio se podría pensar que la agricultura ya es de por sí sostenible. Nada más lejos de la realidad. Para la Plataforma Tierra, lo primero que debe hacer la agricultura sostenible es garantizar “garantizar la seguridad alimentaria mundial y promover ecosistemas saludables, apoyando la gestión sostenible de la tierra, el agua y los recursos naturales”.
Pero para ello, hay cinco principios que dan sentido al concepto. El primero es mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, por lo que se debe utilizar de manera eficiente los recursos naturales antes citados para minimizar el impacto ambiental. El segundo principio, aumentar la productividad, el empleo y el valor añadido de los sistemas alimentarios.
El tercero es el de proteger y mejorar el medioambiente. “Debe minimizar la degradación del suelo, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad, promoviendo prácticas agrícolas que protejan y mejoren el medio ambiente”. El cuarto principio, fomentar la equidad social y económica. Y el último, promover la resiliencia de los sistemas; esto es, que sea capaz de adaptarse y recuperarse de los desafíos y cambios, como el cambio climático, las fluctuaciones económicas y las crisis alimentarias.
Cómo adaptarse a la sequía
La guía de Plataforma Tierra divide en tres las principales estrategias para que la agricultura sostenible se adapte a la sequía. Y la primera es conservar el agua, “algo fundamental en la agricultura sostenible, especialmente en condiciones de sequía”.
Conservar el agua, a su vez, necesita de técnicas para llevarse a cabo. Y recomiendan, en primer lugar, recolectar y almacenar el agua de lluvia, sobre todo en períodos secos. Por ejemplo, citan que s”e pueden recolectar las aguas pluviales de los techos de edificios, invernaderos o estructuras especiales, y almacenarlas en tanques o embalses” para luego reutilizarlos en cultivos.
También recomiendan la irrigación de precisión. Es decir, que a través de la sensórica instalada en el suelo o satélites, ajustar la cantidad de agua a utilizar adaptándose a cada cultivo y cada condición climática. Otra técnica sería el acolchado, también conocido como mulching: cubrir cubrir el suelo alrededor de las plantas con materiales orgánicos -paja, hojas secas o plástico especializado. para reducir la evaporación y mantener la humedad en el suelo.
La última técnica que recomiendan es quizá la más conocida o, por lo menos, la más utilizada: la rotación de cultivos: “Ayuda a reducir el estrés hídrico, ya que los diferentes cultivos tienen diferentes requerimientos de agua. Además, ciertos cultivos pueden mejorar la estructura del suelo y aumentar su capacidad de retención de agua”, aseguran.
La segunda estrategia para que la agricultura sostenible se adapte a la sequía es seleccionar cultivos que sean resistentes a la escasez hídrica, pues puede minimizar los efectos negativos del estrés hídrico en los cultivos y garantizar una producción más estable.
Por último, recomiendan la utilización de bioestimulantes, productos agrícolas que mejoran el crecimiento y la resistencia de las plantas a través de sustancias biológicas o químicas. “En particular, en condiciones de sequía, los bioestimulantes son especialmente beneficiosos ya que ayudan a las plantas a retener agua y regular su consumo, minimizando los efectos negativos de la falta de agua en los cultivos”.
De todos modos, desde Plataforma Tierra matizan: “Los bioestimulantes no sustituyen el riego adecuado y otras prácticas de gestión del agua, pero son herramientas complementarias valiosas”.