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Cosentino

Modernizar los regadíos y reutilizar el agua, claves contra el cambio climático

La mayoría de estudios aseguran que habrá una reducción de, al menos, un 20% en los caudales naturales de los ríos del área mediterránea
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Para realizar el estudio han tomado como referencia a la Demarcación Hidrográfica del Júcar. (Imagen: UPV)

El área mediterránea es una de las regiones más vulnerables del mundo respecto al cambio climático. Muchos estudios nacionales e internacionales así lo aseguran, aunque ahora, dos investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) -concretamente, del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IIAMA)-, junto con otro profesor de la Universidad de Melbourne, se ha unido para aportar las medidas que puedan paliar esta problemática.

Concretamente, se han centrado en cómo pueden combatir la reducción de caudales naturales en los ríos, y de manera específica han tomado como referencia a la Demarcación Hidrográfica del Júcar. No es baladí: de aquí a finales de siglo, la reducción en los recursos hídricos de esta zona se estima de un 20% a un 27%; en el área mediterránea, de un 20% hasta un 35%. Sin embargo, las estimaciones no son la realidad, y ahí entra su investigación. Clara Estrela-Segrelles y Miguel Ángel Pérez-Martín son los investigadores de la UPV (el de Melbourne es QJ Wang) que han realizado este estudio.

“Teniendo en cuenta lo que nos dicen los modelos y los estudios de cambio climático, realizados por nosotros y por toda la comunidad internacional, todo indica que se producirá esa reducción de al menos un 20% y que podría llegar, en el peor de los casos, hasta un 35%. Por ello nos encontramos en una situación de reducción de recursos hídricos naturales, es decir, de reducción de caudales naturales en los ríos”, explica Pérez-Martín.

Además, el investigador también indica que tras analizar los índices actuales de la cuenca han buscado medidas para, al menos, seguir en la misma condición que ahora “porque si con las medidas de gestión que hay ahora la cuenca es capaz de soportar periodos de sequía, lo que buscamos es unas condiciones hidrológicas similares para que sea posible también resistir futuras situaciones de sequía”.

El papel de la agricultura

Así, con la hipótesis de mantener “un poco” las condiciones actuales de balance entre recursos y usos de agua, las medidas que producen un efecto para garantizar la sostenibilidad del uso del agua son varias, teniendo como centro al riego, principal consumidor.

Y, en primer lugar, Pérez-Martín señala al uso eficiente del agua en la agricultura. “Reduciendo la cantidad que cogemos en origen, manteniéndola en los ríos y en los embalses e incrementando esa eficiencia en el riego, de forma que derivemos menos agua y la mantengamos allí”.

Ese agua que no se usa podría retornar “al sistema” y vovler a los ríos, a los acuíferos y a los humedales. “Lo que sucede -continúa el investigador- es que estos retornos que se producen ahora se están produciendo con compuestos químicos y nos están contaminando los acuíferos. Hemos visto que, en este momento, los retornos de agua de riego, el exceso que aplicamos a la agricultura, se infiltra en los acuíferos y nos está produciendo que tengamos acuíferos contaminados por nitratos. Tenemos acuíferos en la costa que llevan 30, 40 o 50 años con elevados índices de nitratos...”, lamenta.

De hecho, los investigadores han comprobado en otras investigaciones que el uso eficiente del agua en el regadío mediante la aplicación necesaria del riego y la aplicación necesaria de fertilizantes, -“algo que ya se está realizando en muchas zonas de la comunidad valenciana”, señala Pérez-Martín-, reduce significativamente los retornos de agua de riego y también la carga contaminante que va a los acuíferos.

En otros trabajos realizados por investigadores se asegura que si se aplica la reducción fertilización se reduce la cantidad de nitrógeno que va al acuífero. “Y además, prácticamente se eliminan los excesos de fósforo, que es otro contaminante producido por demasiado riego”.

“Hay que aumentar el uso de agua reutilizada generada en la franja costera del 20% al 50%, es decir, de 91 hm3 /año a 230 hm3 /año, incrementar la eficiencia actual del riego del 54% al 80% y aumentar ligeramente la desalinización de agua del mar en algunos casos concretos”, afirma, por su parte la investigadora principal, Estrela-Segrelles. Y subraya la necesidad de “apostar por una gestión integrada y proactiva de los recursos hídricos”.

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Clara Estrela-Segrelles y Miguel Ángel Pérez-Martín, investigadores de la UPV. (Imagen: UPV)

Reutilizar agua depurada

Pérez-Martín señala que otra medida “muy importante” es la reutilización del agua depurada en el regadío. “Y proponemos aumentar de una forma importante ese agua reutilizada en el regadío, de forma que se pase de un 20%, como actualmente, a, al menos, el 50%”.

Esa agua puede incluso llevar incorporado los nutrientes necesarios, reduciendo la cantidad de que se aplica directamente en los cultivos. “De esa forma, conseguiríamos, no tener que sacar tanta del medio natural y podríamos compensar esa reducción del 20% de los recursos naturales que se va a producir debido al cambio climático”. Esos son los dos ejes principales de actuación.

¿Más allá de la agricultura?

El profesor de la UPV también recuerda que, además de estas dos principales medidas, también habría que hablar de modernización de los sistemas de regadío y una mayor innovación. Cuestiones que cada requieren también un mayor consumo de energía -por ello también señalan la necesidad de la energía renovable-.

“Nos centramos en el riego porque es el principal consumidor de agua, pero evidentemente también hay que ser más eficiente en el área urbana. Y reducir las pérdidas que tengan los sistemas de las ciudades. Pero es que el principal consumidor, entre el 70% y el 80% del del uso del agua, es la agricultura, las grandes líneas de actuación tienen que ir en ese sentido”, aclara.

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