En pocas palabras, un buen aislamiento puede llegar a proporcionar un ahorro de entre un 30% y un 70%. En un momento especialmente sensible tras la subida del coste energético, un correcto aislante térmico puede suponer una rebaja sustancial en la factura de la luz.
Pero, ¿cómo conseguir blindar nuestro hogar ante fluctuaciones térmicas? Y, sobre todo, ¿qué tipo de aislamiento conviene utilizar?
A continuación vamos a desgranar los aspectos más importantes de los aislamientos térmicos como elementos funcionales de las casas sostenibles.
¿Cómo ahorrar energía con aislantes térmicos?
Básicamente, el calor se escapa de las viviendas a través de la fachada y de la cubierta. De hecho, el 99% de las casas sufren pérdidas de calor motivadas por aislamientos insuficientes o defectuosos.
¿Qué significa esto? En resumen, que nuestro país ostenta una alta demanda de energía que se despilfarra y contamina en mayor medida.
Un buen sistema de aislamiento corrige las deficiencias y las carencias estructurales del hogar y no solo permite un ahorro sustancial a nivel económico para la vivienda, sino un aumento notorio de la calidad de vida y el bienestar en el hogar y un estilo de vida comprometido con el cuidado del medioambiente.
Tipos de aislamientos térmicos para viviendas sostenibles
Hay varias maneras de proteger un hogar frente a las filtraciones de aire y las pérdidas de calor:
Aislamiento térmico exterior mediante revestimiento de fachada.
Esta opción se puede aplicar en edificios nuevos o en viviendas antiguas que realicen un plan de rehabilitación térmica y se puede realizar mediante dos procedimientos: SATE, o Sistema de Aislamiento Térmico Exterior, o la instalación de una Fachada Ventilada.
El SATE aísla la fachada mediante un revestimiento combinado de mortero mineral y mortero aislante compuestos por minerales y áridos aislantes que disminuyen en un 50% la conductividad térmica.
La Fachada Ventilada consiste en la fijación de una estructura metálica en la fachada sobre la que se incorpora un aislante, generalmente de lana mineral, que forma una cámara de aire para favorecer el aislamiento.
Inyección aislante
Es un sistema de aislamiento basado en la inyección de espuma de poliuretano en las cámaras de aire de las paredes, permitiendo además una reducción del ruido exterior de forma respetuosa con el medio ambiente, ya que es un material con una vida útil de 50 años que no genera microorganismos ni es tóxico.
Trasdosado
Se trata de un aislamiento desde el interior. Es un revestimiento instalado en las paredes de la vivienda que “forra” la estructura con materiales aislantes, evitando la fuga de temperatura.
El trasdosado se puede hacer con omegas, adhiriendo los paneles con perfiles atornillados, de forma directa, mediante pasta de agarre o sobre un autoportante, una estructura metálica apta para zonas de diferente grosor.
La opinión del experto
Sea cual sea la opción elegida, cualquiera de ellas permitirá mejorar las condiciones de aislamiento y obtener un ahorro de energía significativo, lo que conlleva un ahorro en los gastos del hogar.
Pero para elegir el mejor aislamiento para cada vivienda, ya sea en obra nueva o en lo tocante a mejoras sustanciales, lo mejor es dejarse asesorar por profesionales expertos en la materia, como Designable, una plataforma de crowdbuilding que prioriza tu bienestar y el cuidado del medioambiente, construyendo edificios sostenibles bajo demanda.
Superficies en las que instalar el aislamiento térmico que tu casa necesita
Las zonas en contacto con el exterior son susceptibles de acoger un aislamiento térmico, sobre todo muros, cubiertas y forjados, además de medianeras o paredes de espacios no calefactados en el interior.
Para rehabilitar viviendas como casas sostenibles de segunda mano, es impepinable realizar un aislamiento exterior como medida correctora de deficiencias en cubiertas y fachadas, mientras que en los bloques de edificios cabe una rehabilitación energética global o aislar individualmente cada piso por el interior.
Del gasto al ahorro, la relación inversamente proporcional del aislamiento
La carencia o deficiencia de un aislamiento genera espacios no calefactados en los que no es posible ahorrar energía, lo cual tiene una doble lectura: no es posible ahorrar y el gasto es mayor.
Numerosos estudios han concluido que el gasto energético anual de una vivienda cuyo aislamiento sea básico es de aproximadamente 1000 euros al año en calefacción.
En el supuesto de un aislamiento de calidad media, el gasto se reduce a unos 360€ anuales, mientras que un aislamiento hermético supone tan solo 120€ anuales de gasto.
Obviamente, las cifras son considerables y deja patente la eficacia de un buen aislamiento.
Toda vez que el gasto energético supone un total del 13% de los gastos globales de la vivienda, un recorte de costes con una reducción de consumo de entre tan solo un 50% y un 65% ahorraría hasta 400€ al año.
Aumenta la eficiencia con la instalación de placas solares
Las reformas permiten aislar la vivienda térmicamente, tanto en lo que respecta al frío como al calor. Estas reformas suponen una mejora sustancial en el bienestar y confort dentro de la propia vivienda y una reducción considerable de los gastos de climatización.
Un modo de seguir apostando por la sostenibilidad de la vivienda y ahorrando en costes es la instalación de placas solares de autoabastecimiento para el hogar, con las que se satisfagan las necesidades energéticas de la casa y el ahorro sea aún mayor.