Las células tumorales con alta agresividad tienen una demoledora capacidad de mimetización con su entorno. Son capaces de adquirir características de células vasculares (endoteliales) para ‘imitar’ así una red de vasos en el interior de un tumor, de manera que pueden aportar nutrientes y oxígeno en ausencia de vasos sanguíneos. Ahora un grupo de investigadores del CIBER de Cáncer (CIBERONC) han dejado al descubierto este ‘disfraz’.
Dirigidos por Javier Oliver, los científicos han realizado un trabajo, publicado en Cell Death and Differentiation, en el que se aborda la siguiente pregunta: ¿Qué transformaciones básicas pueden convertir a una célula metastásica en una ‘falsa célula endotelial’?.
Según explican los investigadores, este mecanismo por el cual las células cancerígenas “se disfrazan” responde a una propiedad denominada mimetismo vasculogénico (VM). Al respecto, Oliver, jefe de grupo del CIBERONC e investigador del CSIC en el Instituto López Neyra de Granada, explica que “los tumores que presentan este mimetismo tienen mal pronóstico y resistencia a la terapia antitumoral, de ahí el interés que tenemos en conocer los cambios que tienen que sufrir las células tumorales para convertirse en pseudoendotelio”.
“Desde la primera observación de una proteína endotelial y de membrana en células tumortales y, además, con una localización nuclear, hasta oimprender su función y cómo alteraba a la célula tumoral, hemos tardado unos tres años”, explica el doctor Oliver cuando se le pregunta por el tiempo que ha durado la investigación. “Hemos tenido que demostrarlo en distintos tipos de tumores y a eso hay que añadir el tiempo que se tarda en publicar los resultados”.
Tumores muy agresivos
Para explicar este mecanismo, el estudio se ha fijado en la expresión de un marcador que siendo exclusivamente endotelial, está también presente en algunas células tumorales altamente agresivas, la cadherina endotelial VE-cadherina. Al contrario de lo que sucede en las células endoteliales, la VE-cadherina asociada al mimetismo vasculogénico está modificada por fosforilación de manera permanente a través de una quinasa de adhesiones focales (FAK).
Gracias a esta modificación permanente VE-cad, que está asociada a una proteína implicada en la regulación de la expresión de un tipo de genes, migra al núcleo celular y permite la transcripción de genes que aumentan la capacidad del mimetismo vasculogénico. Según explica el principal responsable del trabajo, “a través de mutaciones en el sitio de fosforilización de VE-cadherina, demostramos la importancia de este proceso en el desarrollo del mimetismo y, además, definimos una nueva diana terapéutica para evitar esta transformación y la adquisición de características metastásicas a través de la inhibición de la quinasa FAK”.
Este tipo de comportamiento anómalo se ha descrito en tumores muy agresivos incluyendo el melanoma metastásico, cáncer hepático, de ovarios y gliomas, por lo que la quinasa FAK se muestra como una diana farmacológica “prometedora” para las terapias contra el cáncer porque está directamente relacionada con la progresión y la agresividad del tumor.
“Sus inhibidores están siendo ya utilizados en ensayos clínicos y, basándose en los resultados aportados por nuestro trabajo, de su uso se podrían beneficiar un mayor número de pacientes y con una situación clínica más adversa”, afirma el investigador del CIBERONC y del CSIC.
“Hay un resultado de esta investigación con posibilidad de ayudar en el diagnóstico y en el tratamiento de los pacientes de cáncer: la presencia de esta proteína, VE-cadherina, en el núcleo de la célula tumoral es claramente un indicio de un tumor avanzado y metastásico –continúa en declaraciones a Innovaspain–. No sólo eso, además puede ser un indicador de la sensibilidad del tumor a la terapia con inhibidores de la proteína quinasa de adhesiones focales , FAK. Para ello estamos llevando a cabo tanto estudios preclínicos, como análisis de marcadores en muestras de pacientes con melanoma avanzado”.