BILBAO. Según un informe de AECOC, la innovación abierta empieza a penetrar en las corporaciones del segmento del gran consumo, aunque quizá no al ritmo deseable. El estudio, en el que han participado responsables de innovación de 35 empresas, explica que el 81 % de estas compañías han creado formalmente un área de innovación (el 41 % lo ha hecho en los últimos cuatro años). Dentro de este grupo, el 61 % se apoya en estrategias de innovación abierta, un campo a explorar con mayor determinación, ya sea para identificar nuevas tecnologías o para expandirse a otros mercados, principales razones expuestas como motivación para activar ese aperturismo. Una de las compañías que ha aportado información al estudio es Mahou San Miguel. Su director de Innovación Abierta y Nuevas Tecnologías, Alejandro Arranz, participó hace unos días en Food4Future, celebrado en Bilbao.
Arranz expuso las principales líneas de la estrategia de innovación en una empresa con 130 años a sus espaldas, más de 4.000 empleados y 10 centros de producción de cerveza. En el caso de Mahou San Miguel, la innovación está íntimamente ligada al plan estratégico de la empresa, al igual que todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad y el compromiso con el medio ambiente. Esto lleva a que el equipo que lidera Alejandro Arranz viva conectado con otras áreas de la compañía a fin de actuar de manera alineada y siempre cerca del consumidor.
“En innovación abierta nos movemos con brújula”
“La innovación abierta opera en un horizonte temporal distinto, y en retos que no necesariamente están en el core de la empresa, pero que pensamos que nos pueden ayudar a mejorar de cara al futuro”, señala Arranz. En función del proyecto en el que decidan involucrarse, los procedimientos varían. Venture client, venture builder, aceleradoras… Mahou San Miguel ha afinado su visión de la innovación abierta desde la experiencia. En 2016 puso en marcha BarLab, dirigida a colaborar con las startups y, sobre todo, a generar un cambio cultural. A día de hoy, BarLab Ventures se ha convertido en la plataforma de innovación abierta de Mahou San Miguel; el enlace entre el ecosistema emprendedor y la empresa. “Es un canal permanente de desarrollo de proyectos disruptivos para toda la cadena de valor de la compañía”. Su ámbito de aplicación abarca todo el sector Foodtech.
El directivo se detenía en la importancia de que las peculiaridades de la innovación abierta calen en toda la organización. “Lo que hacemos ha de tener sentido, pero en innovación abierta nos movemos con brújula, mientras que el resto de la empresa lo hace con GPS. Es decir, el camino no está del todo marcado. Debemos definir muy bien esa cultura corporativa innovadora. Solo así entenderán que el trayecto no es el tradicional. Buscamos en lugares más ‘alejados’ capacidades que nos hagan mejores más adelante”.
Un escenario complejo
En todo caso, dentro del contexto de la gran corporación, la innovación abierta es más bien un imperativo para progresar que una alternativa opcional. “Vivimos en un mundo muy complejo, y la innovación abierta es clave”. Para Alejandro Arranz, es imposible resolver en solitario todos los retos que plantea el mercado. “Por eso es importante determinar cómo se articulan los modelos de colaboración. Al salir ahí fuera, constatamos el poder que nos otorga trabajar con otros. Cuando las organizaciones actuamos con un fin común, damos directamente con el valor de cooperar. Descubrimos también que la colaboración es una palanca que no ha sido explotada lo suficiente”.
Alejandro Arranz recordaba que, aunque es importante medir el impacto de procesos y nuevas ideas, en lo que rodea a la innovación abierta es difícil pronosticar incrementos y evoluciones. “Pese a todo, no queda otra que fijar objetivos y marcar cómo pretendemos alcanzarlos. Preguntarnos siempre qué nos aporta la incorporación de nuevas soluciones, servicios o productos. Si la respuesta es positiva, intentamos movernos con agilidad. Testamos relativamente rápido y empezamos a escalar, primero a pequeña escala, después a nivel general. Bien entendida, la innovación abierta puede estar presente en todos los ámbitos”. En este sentido, Alejandro Arranz, detallaba que su labor cobra sentido dentro de Mahou San Miguel desde distintas perspectivas, desde lo meramente tecnológico, a los grandes retos de sostenibilidad (huella de carbono, gestión de residuos, eficiencia energética, economía circular), pasando por nuevos productos (cervezas personalizadas) u otros elaborados a partir de subproductos.
Revolución IA
Al margen de estrategias concretas, Arranz opina que todos estos movimientos son sobrevolados por la inteligencia artificial. “La IA provoca que lo que hace un mes parecía disruptivo, hoy esté obsoleto. Asistimos a una exponencialidad en sus capacidades. Hacía mucho tiempo que no teníamos ante nosotros una tecnología capaz de eficientar procesos a este nivel. Matizo: hablo de la nueva IA. En Mahou San Miguel llevamos muchos años trabajando con algoritmia y machine Learning. El valor de la actual revolución es todo lo que seremos capaces de hacer gracias al conocimiento generado”.
A los irrenunciables cambios normativos, Arranz suma la conveniencia de operar en entornos preparados tanto para asumir como para aprovechar un cambio sin precedentes. “Debemos ser capaces de crear modelos de conocimiento que aglutinen todo lo acaecido en nuevas tecnologías. Parte de mi dirección está ocupada con esta centralización para que nada quede en el tintero y trabajar en un modelo de aprendizaje que después podamos escalar más facilmente. En IA queda mucho por conocer, pero ya sabemos bastante de su potencialidad. De ahí la importancia de disponer de casos de uso, escalar en pequeño y aprender rápido. La magia no existe. Detrás hay un notable trabajo de ingeniería y una enorme cantidad de capacidades puestas a nuestra disposición. Los esfuerzos en IA derivan en nuevas verticales que paulatinamente introducimos en la organización”.