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Alejandro García, director general de UNAM Mobile

“Poco se ha hecho para innovar en la educación”
Alejandro García Romero, inventor, empresario y director general de UNAM Mobile
Alejandro García Romero, inventor, empresario y director general de UNAM Mobile

Pocas universidades pueden presumir de contar con un espacio dedicado a que los estudiantes tengan acceso a las herramientas necesarias para crear soluciones innovadoras que atiendan algunas de las demandas de nuestra sociedad en campos tan diversos como educación, movilidad, empresa, etc. Una de ella es la UNAM (México) y su laboratorio experimental de tecnología.

Se llama UNAM Mobile y se fundó en 2011, aunque en 2004 comenzó lo que podía considerarse su predecesor, el denominado Laboratorio de Desarrollo de Aplicaciones Inalámbricas (Ladai), que incluso “desarrolló aplicaciones para teléfonos antes de que se lanzaran iPhone y Android”.

Se trata, por tanto, de un centro “visionario” que, en buena medida, “se adelantó a su tiempo”, afirma Alejandro García Romero, inventor, empresario y director general de UNAM Mobile desde 2008. “Este laboratorio diseñó la primera aplicación exitosa comercial en México para teléfonos inteligentes”, añade. Se refiere a IusaGol, una app que en 2004 enviaba vídeos de los goles del fútbol mexicano unos instantes después de que sucedieran. “El diseño se realizó previo a la Copa del Mundo de Alemania de 2006 y después la licencia fue comprada por unos de los mayores operadores móviles de México».

Gafas ‘Época’
De estos y otros temas hablará Alejandro García en la ponencia que ofrecerá en la próxima edición del Congreso National Geographic – Mentes Brillantes, un evento organizado por TPI que se celebrará en Madrid los días 26 y 27 de abril. Su intervención se centrará en ‘Época’, las primeras gafas inteligentes para compartir el conocimiento, que se presentaron el pasado mes de diciembre. De esta forma pretende explicar “cuál es el proceso para la creación de un gadget educativo que pueda promover una gran base de conocimiento en todo el mundo”, según sus propias palabras.

Al hablar de gafas inteligentes viene rápido a la cabeza las famosas Google Glass, uno de los inventos más prometedores de los últimos años que, sin embargo, prácticamente no tuvieron ningún éxito comercial. García cree que el problema es que “se adelantaron a su tiempo y no lograron tener una correcta conexión con el usuario final porque en ese momento no había una gran necesidad de popularizar un gadget de uso constante diferente del móvil”.

“Hoy hemos encontrado, 5 ó 6 años después de las Google Glass, un nuevo cambio generacional”, añade el director de UNAM Mobile en referencia a “jóvenes millennials que son muy activos digitalmente hablando y que son propensos a utilizar gadgets en su día a día”. Por eso decidieron crear estas gafas.

El requisito es que tuvieran tres elementos principales. El primero, un sensor inteligente, ubicado en los laterales, “que puede detectar cuando un estudiante tiene la intención de arrancar una grabación de conocimiento nueva”. El segundo es un micrófono y una cámara que permiten registrar todo el conocimiento que el estudiante está recibiendo o explicando en cada momento. Por último, una conexión sin cables para que las gafas se comuniquen con el teléfono móvil y con una nube pública en la que almacenar el conocimiento y que esté accesible a todo el mundo.

Todo ello enfocado al cien por cien al mundo educativo porque, según García, “hay un gran vacío” de gadgets en este campo, al contrario de lo que ocurre en otras áreas, como el deporte, la comunicación, etc. “Poco se ha hecho para innovar en la educación y estamos convencidos de que podemos popularizar ‘Época’ en las universidades de todo el mundo”, añade.

Universidad-Empresa
Si nos remontamos en el tiempo, el primer caso de éxito de UNAM Mobile fue ‘Podium’, una chaqueta inteligente. Se lanzaron mil unidades al mercado que se vendieron en menos de 24 horas. “Fue un gran éxito en ese aspecto –continúa–. Sin embargo, a Universidad y el Laboratorio no encontraron elementos ágiles para poder hacer la transferencia tecnológica y registrar las patentes y marcas para que un tercero pudiera comercializar el producto fácilmente; así que el proyecto tuvo que detenerse”.

‘Época’ es, por tanto, su segundo intento y esperan no errar en el proceso que posibilita que un proyecto universitario salga al mercado de una forma ágil y cumpliendo con las expectativas. En su opinión, uno de los grandes temas pendientes es el acercamiento entre empresa y universidad, no solo en México, también en otras muchos países del mundo. Afortunadamente, “estudiantes y profesores somos cada vez más conscientes de la importancia de esta comunión y estamos poniéndonos manos a la obra para revertir esta situación”.

La de abril será la cuarta vez que este emprendedor visite España y en estas ocasiones ha podido conocer nuestro país. Cree que, al igual que ocurre en México, aquí también hay muchos jóvenes desarrollando aplicaciones. La diferencia es que en el caso español trabajan muy bien en equipo. Los miembros de las startups suelen estar “muy unidos y con una realidad muy bien definida de lo que están buscando”. “Del otro lado, yo veo en México a jóvenes mucho más arriesgados, proponiendo cosas que incluso podrían sonar a locura inicialmente pero que después puede traer buenos resultados”, añade.

Desde Silicon Valley
Alejandro García también es CEO de Artificial Nerds, su empresa más reciente. El origen se remonta dos años atrás, cuando alquiló una casa en Silicon Valley durante 40 días para albergar a los ocho mejores estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

El objetivo era diseñar su propio desarrollo de Inteligencia Artificial y así crearon un chatbot “con dos cualidades principales: le hemos enseñado a hablar español y le hemos enseñado a vender”. Está dirigido a las pymes, con el fin de que puedan vender sus productos y servicios de manera automática.

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