Alicia Asín (Libelium): la DATOCRACIA, una oportunidad para impulsar el liderazgo tecnológico de Europa

Repasamos con la CEO y cofundadora de Libelium tres lustros de tecnologías exponenciales tras su participación en Singularity Summit Spain, que ayer concluyó en Madrid
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Alicia Asín (Zaragoza, 1982), está capacitada para analizar el progreso y la madurez de las tecnologías e innovaciones que, a lo largo de los tres últimos lustros han irrumpido, con mayor o menor éxito, en nuestras vidas. Charlamos con la cofundadora y CEO de Libelium tras su intervención en Singularity Summit Spain, que ayer concluyó en Madrid después de dos jornadas de intensa ‘puesta al día’ en materia disruptiva. 

Asín explica que Libelium (empresa abanderada de tecnologías como el IoT) no ha vivido de espaldas al cambio desde su fundación en 2006, pero que el giro estratégico más profundo tuvo lugar hace tres años. “Hemos evolucionado. De proveer sensores avanzados, hemos pasado a convertirnos en una empresa que aporta datos con valor y calidad”. La sencillez del argumento esconde un expertise de primera línea. “Hace 3 años, el 95 % de las ventas de Libelium venían de nuestros dispositivos de sensórica. La ciencia y el valor diferencial estaba en su increíble precisión, ya que siempre nos hemos movido en magnitudes difíciles como la calidad del aire o del agua, lo que implica un tratamiento de las señales complejo”. 

En 2021, la empresa abrió la puerta a inversores externos por primera vez, una novedad que derivó en la apuesta por convertirse en una empresa de software recurrente (que supondrá el 70 % de las ventas al cierre de 2024). Pusieron el foco en las geografías que mejor conocían -Europa, EEUU y parte de Oriente Medio- para, sin renunciar al desarrollo de sus emblemáticos dispositivos ultraprecisos, determinar qué más podían ofrecer. 

Tres años frenéticos

La experta detalla que, desde esta visión estratégica, crearon gemelos digitales de la contaminación del aire en ciudades que, con inteligencia artificial, simulan el impacto que van a generar determinadas medidas en zonas de bajas emisiones antes de que tengan lugar. Otra aplicación verticalizada con el sello de Libelium afecta al cableado de alta tensión que transporta la energía de empresas como Redeia

Alicia Asín explica que la capacidad de transporte de esos cables fluctúa en función de las condiciones atmosféricas. “Bajo ningún concepto se pueden permitir una sobrecarga, por lo que siempre es dimensionado el 50 % de la capacidad del cable por seguridad. Durante mucho tiempo las cosas han funcionado así”.

Con la entrada masiva de las energías renovables, empieza a interesar apurar al máximo el ‘tubo’ y saber qué volumen puede soportar en cada momento. “Es imposible disponer de miles de personas vigilando y operando estas acciones. Es ahí donde entra Libelium, capaz de hacerlo de manera anticipada, estudiando las condiciones atmosféricas a futuro”.

Espacios de datos

La tercera ‘pata’ del nuevo impulso de Libelium es horizontal; una herramienta que orquesta toda la información disponible en un entorno concreto: un espacio de datos, que en la empresa han bautizado como iris360. “Es en esta plataforma donde desarrollamos y volcamos la que siempre ha sido nuestra filosofía sobre el tratamiento óptimo de los datos”.

Asín recuerda que al principio de la pasada década, en pleno boom de la Smart City como concepto,  cada área –medio ambiente, infraestructuras, movilidad…- de un municipio manejaba los datos de manera independiente. “Era ridículo. Percibíamos que los datos debían estar en un único sitio. Y es que los alcaldes no hacen preguntas parceladas. Un ejemplo: ¿Quién tiene la respuesta al impacto en que provoca en la ciudad un concierto? Solo es posible si cruzamos todos los datos –cultura, economía, seguridad, medio ambiente, movilidad- y los compartimos”.

Europa y la DATOCRACIA

Además de la evidente eficacia operativa, los espacios de datos juegan a favor de la DATOCRACIA que defiende Alicia Asín en sus intervenciones y que desgrana en el libro “Toma el control de tus datos” (publicado por Espasa, se presentará en la Real Academia de Ingeniería, en Madrid, el próximo 27 de noviembre).

“Los espacios de datos son una excelente oportunidad para, por primera vez, liderar algo desde Europa. El muy relevante el hecho de que la UE sea ese territorio seguro para los derechos digitales . Por mucho que nuestros competidores se rían de nosotros, no hay nada más importantes que los derechos y las libertades de los ciudadanos. Hemos de asegurar que ese Estado de Derecho que muchos países han construido en un mundo offline, tenga su réplica en el entorno digital. El nuevo mundo debe nacer de la democracia, no evolucionar desde el Salvaje Oeste”.

Lograrlo implica “tener muy claras” las reglas del juego y la regulación. “La comunidad médica y científica estaría encantada si todos los datos de salud de la UE estuvieran disponibles ahora mismo. Pero esa barra libre es peligrosa. Antes, hay que saber quién los puede utilizar, qué uso les dará, si después serán borrados. En suma; identificar y asegurar que esa ‘cajita’ virtual que contiene nuestra información solo la abren las personas autorizadas  y que es tratada bajo los preceptos de la algoritmia Fair AI. Nos tenemos que encaminar hacia una inteligencia artificial libre de sesgos y discriminación, donde los derechos de las personas propietarias de los datos no sean menoscabados. Por vez primera, tenemos bien armada la normativa antes de que tenga lugar el gran cambio, y debemos aprovecharlo”.

La madurez de la Smart City

En este entramado las grandes ciudades y quienes las habitan están llamados a jugar un papel fundamental. Pero, ¿qué pasó con la voluntad de dar forma a ciudades verdaderamente inteligentes? “Tengo la suerte de haber visto la evolución desde el principio”, asegura la CEO de Libelium. Asín y su equipo fueron parte de los primeros pasos de la Smart City, con lo que eso conllevaba. “Parecía una carrera donde ganaba quien más sensores tenía desplegados o más ondas emitía. Como sucede con toda tecnología, al principio se produjeron fallos inesperados inherentes a la falta de madurez”.

Hoy esa perspectiva ha cambiado. “Cuando se acabó el dinero del Plan-E de Zapatero, el ecosistema Smart City vivió un periodo de parón. Quince años después hemos avanzado y una ciudad ya no aspira a ser más inteligente por sus cámaras o sensores, sino por las decisiones que sea capaz de tomar a partir de los datos. Ya se celebran foros donde uno de los temas a tratar tiene que ver con las llamadas administraciones preventivas. Que la administración sepa si he dado a luz a mi tercer hijo y me haga llegar automáticamente el carnet de familia numerosa, o si fallece mi cónyuge, me dé las condolencias y confirme si el número de la cuenta donde voy a recibir mi pensión de viudedad es correcto. El abanico de posibilidades es amplísimo”.

Sin embargo, lamenta que no estemos inmersos en ese cambio de paradigma. “Uno de los problemas es que las distintas administraciones no comparten datos. A veces este déficit se produce dentro del mismo ayuntamiento”. Alicia Asín opina que el siguiente paso es empoderar a la ciudadanía además de promover una toma de decisiones basada en los datos y en el raciocinio, no en ideologías. “Necesitamos medidas técnicas despolitizadas alrededor de muchas cuestiones de vital importancia, como el cambio climático o la gestión de la movilidad”. 

Asín añade: “Que nadie piense que esta alternativa supone caer en el ‘dataísmo’; poner el piloto automático y dejar que los datos nos controlen. No es así, pero modifiquemos la manera en la que se comunican administración y ciudadanía”. En esta ruta, la ingeniera informática propone que las administraciones hagan públicos sus objetivos y planes de acción para que los ciudadanos tengan una idea más clara de su cumplimiento y evaluar la gestión pública.

El siguiente paso

La pasada primavera, Alicia Asín recibió el Premio Nacional de Ingeniería Informática en la categoría de ‘Emprendedor, persona emprendedora’ otorgado por el Consejo General de Colegios Profesionales de Ingeniería Informática – CCII. “Fue especialmente emotivo porque lo otorgan los compañeros de profesión. De alguna manera, también me hizo reflexionar sobre la relevancia de la informática, que significa automatizar la información. Es un momento histórico para el sector”.

En este sentido, considera que la irrupción de la computación cuántica traerá de la mano un cambio de paradigma. “No me atrevo a hacer una predicción sobre cuándo va a ocurrir, pero sí estoy segura de que será antes de lo que esperamos. Hasta el momento, todas las predicciones se han acortado. Ocurrió con la inteligencia artificial generativa, cuyo potencial es increíble y no deja de batir records de uso”.

A su juicio, el reto pegado a la nueva era de la computación pasa por ser capaces, “como ocurre con la IA”, de democratizar las tecnologías cuánticas. “Por ahora es complicado que cualquiera tengamos a nuestro alcance el empleo de modelos cuánticos porque el desafío del hardware es importante y hay que solventarlo. En todo caso, también nos encontrábamos ante una barrera en la capacidad de computación de la IA y chips cada vez más y más potentes nos han ayudado derribarla”.

La cuestión de género y las vocaciones STEAM

Solo un 1 % de las alumnas de ESO están interesadas en estudiar un grado del ámbito TIC, un 3 % en el caso de Bachillerato. Apenas un 5% de alumnas de ESO tienen intención de convertirse en ingenieras, frente al 3 % de las de Bachillerato.

Son datos extraídos del ‘I Observatorio Mujer y STEM: qué piensan las jóvenes españolas’, elaborado por Fundación ASTI. “Soy optimista. Creo que se están haciendo muchísimas cosas para cambiar esta situación y nunca se han organizado tantos programas de mentoría dirigidos a mujeres”.

Asín es una de las emprendedoras STEAM implicadas con los problemas y la carencia de vocaciones en el terreno cientofico-tecnológico. La semana que viene participa en el programa de mentoring Women for Women, dirigido por Gloria Lomana en la EOI dirigido a mujeres profesionales.

“También colaboro con iniciativas en las que las protagonistas son las niñas”, añade. “Y es ahí donde creo que asistiremos al gran cambio. Pero los movimientos sociales son lentos, así que tendremos que esperar 10-12 años y analizar entonces las matriculaciones de chicas en áreas STEAM y su percepción hacia estas materias”.

Entretanto, aboga por no tirar la toalla, por mucho que parezca que el debate está agotado. “En estas batallas, las cosas tardan en llegar”. La CEO de Libelium recomienda hacer ver a nuestros hijos e hijas que, queramos o no, al tecnología se va a convertir en un nuevo lenguaje, y aquellos que no la manejen tendrán problemas. “Da igual lo que quieras estudiar, necesitarás ciertos conocimientos tecnológicos. Porque si estudias filología, es probable que trabajes en el procesamiento del lenguaje natural. Si optas por derecho, un campo de oportunidades son los derechos digitales. Y en todas las organizaciones, los puestos de más responsabilidad exigirán esa formación extra. Rechazar la tecnología es como no querer aprender inglés porque nunca vas a salir de España. Es innegociable”. 

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