Álvaro Nadal, exministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, asistió el pasado jueves a Energy Prospectives, organizada por Fundación Naturgy y el IESE Business School. En este evento, el ahora consejero económico y comercial jefe en la Oficina Económica y Comercial de España en Londres analizó la situación energética actual y habló sobre los retos de la energía renovable.
“Para saber hacia dónde queremos ir me gustaría contar de dónde venimos”. Según él, habitualmente se habla de revoluciones industriales, cuando el concepto es un poco impreciso: “En realidad lo que han sido son revoluciones tecnológicas. Hasta el siglo XVIII, las únicas formas que utilizaban los seres humanos era la tracción humana, el esfuerzo físico humano, el animal y utilizábamos algo el viento, sobre todo para la navegación”.
De hecho, para remarcar la importancia de las renovables, Nadal señaló que no hay que olvidar que “Colón llegó a América con energía renovable. Es un ejemplo bastante temprano. Y el episodio más famoso de nuestra literatura es cómo Don Quijote se estrelló sobre unos molinos de viento. Son de que esto siempre ha estado con nosotros”.
La sociedad actual de consumo “no es viable a largo plazo”. Y es que los materiales no renovables se acaban y sus efectos afectan al clima. La solución es la revolución energética. Sobre, todo con la ayuda de la energía renovable. “No producir más, sino hacerlo de forma diferente. Es muy difícil y es un reto espectacular, porque volver al XVIII, a esas fuentes, con el consumo actual, sin volver a carburos, es un reto a todos los niveles. Muchas veces no somos conscientes de la importancia que tiene este cambio”.
Problemas de la regulación energética
Algo claro para el exministro es que se están agotando las materias primas, por lo que irán subiendo de precio, un hecho inevitable. “La invasión de Ucrania, de hecho, está dando la razón a esta situación. Son tipos de energía que parecían ser eternas y resulta que no lo son”
Y este mercado, ¿quién lo regula? "Durante muchos años han surgido preguntas, algunas se han podido responder, pero creo que ninguna de un modo satisfactorio. Por ejemplo, la propiedad de los activos. ¿Tiene que ser pública o privada?”, se preguntó.
Según él, hemos tenido grandes energéticas públicas que se pasaron a la privada. “La gestión privada es eficiente, no se deja influir por motivaciones políticas, no va a llamar el secretario general de un sindicato para que meta 2.000 trabajadores. Y no hablo de cosas ficticias, hablo de cosas que han ocurrido”.
Pero tiene ciertos problemas: si la propiedad es 100% privada, el regulador no tiene capacidad para saber lo que ocurre dentro. Por otro lado, se puede tener una propiedad pública y que la gestión sea privada. “Lo concertado -continuó-, como sanidad y educación, no es un modelo perfecto, porque no se cuida de la misma manera”.
¿Quién regula entonces? “¿El Parlamento? Tienden a ser populistas. ¿Gobiernos? Demasiados objetivos a corto plazo. ¡Independientes? Podría ser, pero no están exentos de problemas. El primero de ellos es que se concentran profesionales de un mismo sector y son más susceptibles de captura, porque les gustaría también, al ser especialistas, de vez en cuando, recibir algo más que el sueldo público y el honor a la patria”.
La invasión de Ucrania y el gas
"Falta pedagogía, es necesario que la gente sepa el funcionamiento energético, y que se ponga la idea de que no hay un especulador que se está beneficiando, sino que la energía es escasa”, aseguró Nadal.
Además, según él, la invasión de Ucrania se lleva planeando mucho tiempo por parte de los rusos. “Y se nota: desde 2014, desde la invasión de Crimea, los rusos han ido diversificando los mercados de exportación. Venden mucho a Europa, pero mucho menos que en 2014, y se han preocupado por preparase ante una situación como esta”.
“Por nuestra parte -continuó-, hemos ido subiendo, por eso están ahora mejor preparados. No solo tienen 6.000 o 7.000 cabezas nucleares, sino que además ellos tiene una simetría en cuanto al poder de negociación en el tema del gas con el conjunto de Europa. Sin duda, es una situación delicada".