SANTANDER. Los trabajadores que se pasaban 40 años en una misma compañía están en extinción. La nueva sociedad ha cambiado también la forma en la que se trabaja, y la llegada de la llamada sociedad digital lo hará aún más. Los empleados del futuro, personificados en los ‘millennials’, tendrán otra forma de relacionarse en el ámbito del trabajo, con su propia empresa e incluso consigo mismos como ‘freelances’.
“Tengo la fortuna de trabajar en un sitio que conecta a más de 11 millones de personas”, ha afirmado Raúl Suárez, responsable de Negocio Corporativo de LinkedIn, en el marco del 33º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones, organizado por Ametic y Banco Santander. “Es un lugar excelente para aprender, no solo para buscar trabajo. Pero hay una brecha, y diría que la principal barrera que hay es la inercia: cuesta mucho salir de la zona de confort y no es solo de ‘millennialls’, también pasa en generaciones anteriores”.
Según Suárez, hay que aprender a desaprender. “Nos estamos acostumbrados a cambiar la manera en la que aprendemos. No hay una cultura de transformación digital real. No todo es cambiar ordenadores; la palabra digital no es lo importante, lo importante es la transformación. Creo que no se está cambiando nada la educación, se sigue premiando la memoria. Eso no está muy alejado a la educación que yo mismo recibí. El fin está en la transformación. La tablet en los colegios no es el fin, debería ser un medio. No sé si vamos por buen camino”, ha asegurado.
“El talento sirve para generar valor, para tomar decisiones y el talento está a todos los niveles. Pero creo que la universidad necesita una reforma profunda. Creo que los planes de estudio deberían cambiar cada año. Nuestras decisiones son las que impactan. La misma ministra ha dicho que el conocimiento también genera ignorancia, y es cierto”, ha apuntado, por otro lado, Enrique Serrano, presidente y CEO de MBIT School. “Vamos hacia una cultura de individualismo. En sociedades con talento concentrado, como Corea, todo es organización. El talento hay que liberarlo, hay que regarlo. Y se puede perder ese talento si no hay pasión”.
Bajo la opinión de Giovanni Palmieri, director de Ventas en K2 Partnering, los estudiantes ‘millennials’ salen de la universidad sin saber qué se demanda fuera. En su compañía asesoran a estudiantes y en España les sorprende ver ingenieros que deberían tener un background grande y siguen anclados en viejas tecnologías. “La educación debe tener la misma velocidad que la realidad. Yo cambiaría el enfoque hacia las personas. Las personas tienen capacidades distintas a otras y no hay que ‘rellenarlos0 de cosas. Las empresas deben filtrar haciéndole entender al trabajador por qué es bueno, o qué rol va a llevar a cabo”.
El CEO de ERNI, Gerard Esparducer, ha puesto en el tema de conversación una cuestión capital para los millennials, los futuros trabajadores. El sueldo: “estamos atrayendo talento, pero llega un punto en el que las empresas no son atractivas. ¿Por qué? Por el tema del sueldo. Hay que ‘desrromantizar’ todo esto”, ha afirmado. Asimismo, considera que hay cierto estancamiento en las carreras STEM. “Venía pensando hacia aquí en un modelo de negocio: cuando vas a comprar un Ferrari te dicen que esperes, porque a lo mejor no te lo venden. El talento se comporta así, porque nuestro talento es el cliente. El talento va a decir hacia dónde vamos”.
Por otro lado, Enrique Serrano ha opinado que entre los ‘millennials’ sí hay una gran demanda STEM: “las principales universidades tecnológicas han tenido una sobredemanda de entre un 10 % y un 15 %. Es un gran indicador. Hay también una gran demanda en el sector privado. No estamos en la generación más formada, es la que está por venir”.
Sobre la posición de España como foco de atracción de talento, Giovanni Palmieri ha declarado que “este país tiene infraestructuras, todos nos sorprendemos al llegar aquí. Calidad de vida, etcétera. Pero las empresas no vienen a España por el talento que hay. Las empresas evalúan Portugal, el este de Europa… Se investiga su capacidad para idiomas, su talento, etcétera. Y España no puede quedarse atrás. Además, hay que tener cuidado con el talento extranjero, porque puede pasar como con Portugal, que al traer talento brasileño a la informática tuvo un efecto de bajada en el salario”.