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Ana Belén Arcones, directora General de IMF Business School

Ana Belén Arcones, directora General de IMF Business School

Ana Belén Arcones es fundadora y directora general de IMF Business School, una escuela de negocios internacional, que ha formado a más de 110.000 profesionales desde su creación en el año 2001. Durante todo este periodo, ella ha estado especialmente implicada en la internacionalización del grupo, que ahora mismo está presente en Latinoamérica y Europa, además de contar con acuerdos con universidades de los cinco continentes.

Arcones compatibiliza este puesto con su cargo como presidenta del Cela Open Institute, una universidad virtual adscrita a la Universidad Camilo José Cela. La formación es una de sus grandes pasiones, por lo que una gran parte de su carrera profesional ha estado vinculada a este ámbito, tanto en el sector de la administración pública como en la empresa.

1. A lo largo de su trayectoria profesional, ¿qué decisión ha tomado que haya tenido como consecuencia un mayor grado de innovación?

Hace 15 años se produjo un punto de inflexión importante en IMF Business School. Decidimos expandir nuestro portfolio de producto hacia una formación trasversal y gerencial orientada al nuevo directivo, germinando lo que hoy es la escuela de negocios por la que han pasado más de 110.000 alumnos. En esta transformación tuve que tomar importantes decisiones con el fin de adaptar el modelo de negocio con nuevas metodologías, nuevos procesos y nuevas herramientas tecnológicas que soportarán el crecimiento que estaba por llegar y lo que era en su momento, una metodología online. Apoyándonos en esa tecnología, conseguimos el objetivo principal de crear un modelo de formación flexible y accesible. Dichas innovaciones han dado ya sus frutos y contamos con procesos industrializados que nos permiten ser eficientes y adaptarnos a los cambios que demanda el mercado con gran agilidad.

2. ¿Cuáles son las claves para culminar con éxito un proceso innovador?

Es muy importante crear un clima abierto en el que se fomente la creatividad, premiando la participación y no penalizando el fracaso. A esto le añadimos el empleo de metodologías que orienten el proceso, que tengan como eje de referencia al alumno como nuestra metodología “Student centered”, con los talleres «design thinking», y la identificación de líderes facilitadores que impulsen internamente, canalizando las ideas y potenciando la pasión por la innovación.

Por ejemplo, una clave innovadora en nuestro modelo educativo es el acercamiento del ámbito de la empresa al proceso de diseño e impartición de programas, la formación de directivos debe ser una formación que se apoya en contextos de realidad empresarial. No solo contamos con expertos del mundo académico, sino que contamos con comités de asesoramiento del mundo empresarial, empresas de referencia participan de estos procesos, convirtiendo nuestros programas en formación que da respuesta a las necesidades del ámbito empresarial y esto hace que nuestros alumnos potencien su empleabilidad.

3. Tres consejos para quienes estén dispuestos a abordar cambios, acciones o procesos innovadores en su empresa o entorno.

En primer lugar, recomiendo involucrarse en los procesos innovadores desde arriba, promoviendo y trasladando la visión y la cultura innovadora a toda la organización.

En segundo lugar, establecer y tener claros los objetivos a alcanzar, esto es, las mejoras de producto o proceso perseguidas. Si bien es cierto que los mecanismos más eficaces en innovación son aquellos que eliminan la rigidez corporativa, es muy importante establecer metas que actúen de brújula y eviten inversiones fallidas.

Y, por último, no tener miedo a fracasar y transmitir esa cultura a tu equipo y entorno.

4. ¿Cuál es, a su juicio, la mayor innovación que ha tenido lugar en los últimos 50 años en todos los ámbitos?

Indudablemente, la innovación por excelencia que ha cambiado nuestras vidas ha sido Internet. Esta red ha acercado a las personas, transformado los modelos de negocio, eliminando los intermediarios en las cadenas de valor tradicionales, permitiendo el acceso a sectores que hasta ahora estaban limitados sólo a grandes empresas y, en definitiva, ha contribuido a democratizar el acceso a la información, lo que nos permite tomar mejores decisiones y ser más libres.