Ana Polanco, nueva presidenta de AseBio: la biotecnología en el centro de la agenda social y política

La directora de Market Access y Corporate Affairs de Merck España sustituye a Jordi Martí
Ana Polanco nueva presidenta de AseBio
Ana Polanco inicia un mandato de dos años al frente de AseBio. (Imagen: AseBio).

Ana Polanco, directora de Market Access y Corporate Affairs de Merck España, ha sido elegida nueva presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) tras su última asamblea general de socios. Licenciada en farmacia y experta en microbiología, sustituye en el cargo a Jordi Martí.

La etapa que ahora comienza lo hace de la mano de un nuevo Plan Estratégico. “Con él vamos a trabajar para liderar la transformación del país y posicionar la biotecnología como motor de desarrollo sostenible y bienestar social. Los que trabajamos en este campo nos dedicamos a la mejora de la vida de las personas y del planeta”, explica Polanco a InnovaSpain.

Junto a Polanco, también han sido nombrados los vicepresidentes Belén Barreiro, Directora general de Ingenasa (Vicepresidencia primera), Elena Pérez Rivas, CEO de A4Cell (Vicepresidencia segunda) y Javier Terriente Felix, CSO de Zeclinics (Vicepresidencia tercera).

Planes

La nueva presidenta de AseBio recuerda que la Agenda 2030 supone, “tanto para el sector privado como para el ámbito público”, el cumplimiento de metas “universales y transformadoras”. Para su consecución, Polanco opina que “la biotecnología va a ser fundamental en dar respuesta a los desafíos sociales y generacionales que tenemos por delante. Por ello, vamos a trabar para poner a la ciencia, la innovación y la biotecnología en el centro de la agenda social y política”.

Ana Polanco considera que tiene razones para mirar hacia delante con objetivos ambiciosos. “AseBio lleva 20 años como punto de encuentro entre grandes y pequeños, entre lo público y lo privado; y entre los distintos sectores industriales”, explica, y añade que esta estrategia ha contribuido a que la asociación haya conformado una visión “diversa e inclusiva", y a "fortalecer la relación con centros públicos de investigación, hospitales y universidades”.

En su papel de “interlocutor clave” para las distintas administraciones nacionales, autonómicas y regionales en asuntos relativos a la ciencia, la innovación, la agricultura o la sanidad, Polanco percibe que AseBio “ha aprovechado y potenciado cada oportunidad de crecimiento y desarrollo aportados por la biotecnología”.

De izq. a derecha Belén Barreiro, Elena Rivas, Ana Polanco y Javier Terriente. (Imagen: AseBio).

Polanco no omite que hay cuestiones a mejorar. “Tenemos que abrirnos más a la sociedad y ser capaces de trasladar a los ciudadanos el valor del sector”, afirma. “Cambio climático, salud o seguridad alimentaria son cuestiones que a todos nos afectan, pero hemos de trabajar en comunicar a la población general mensajes que hagan más cercanas la ciencia y la biotecnología”. Entre sus propuestas está también mejorar la falta de información sobre el mercado biotecnológico.

Otro aspecto a potenciar desde AseBio es, según Polanco, que la asociación actúe como facilitadora en la internacionalización de las empresas biotecnológicas. “Es una prioridad para los socios, al igual que la financiación. Las empresas consideran que los periodos de rentabilidad largos, o el coste que acarrea la innovación, dificultan el desarrollo de la biotecnología en nuestro país”.

Mujeres. El impulso de AseBio

En 2017, las mujeres trabajando en biotecnología representaron casi el 60 % respecto a los hombres, y el porcentaje de investigadoras ascendía al 54 %. Se trata de cifras que sitúan al sector por encima de la media en presencia femenina en comparación con otras disciplinas STEAM.   

El “Libro Blanco de las mujeres en el sector Tecnológico” (2019) del Ministerio de Economía y Empresa, muestra que las mujeres universitarias matriculadas en biotecnología son el 61,5%, mientras que en las ingenierías (25 %) y, en concreto en la informática (15 %), la situación es muy distinta.

 “Es necesario que el conocimiento, la experiencia y el liderazgo de mujeres científicas y tecnólogas consolidadas sea compartido con las que se están iniciando en esas profesiones”, apunta Polanco, para quien programas de mentoring y de acompañamiento “facilitarían que encontráramos más mujeres en niveles superiores en cualquier ámbito de la investigación y la tecnología”.

La máxima responsable de AseBio explica que la brecha de género científico/tecnológica comienza en secundaria, con la entrada en escena de los estereotipos. “También es una evidencia que el interés de las niñas por estas disciplinas se duplica cuando cuentan con referentes en los que fijarse”. En este sentido, la asociación quiere impulsar el diálogo que profundice en la realidad de las científicas españolas. “Mayor visibilidad y conocimiento de esta situación facilitará la puesta en marcha de programas que fomenten vocaciones desde la infancia”.

La biotecnología en España

Según el Informe AseBio 2018, la biotecnología ya es un sector estratégico en España. Las empresas biotech generaron en el año 2017 casi 7.000 millones de euros, el equivalente al 0.7% del PIB nacional. Durante ese mismo periodo, el ámbito de la biotecnología acometió una importante inversión en I+D: representa un 12 % y con un incremento superior al 7 % en 2017.

El sector también promueve empleos de calidad. En 2017 se crearon 2.400 nuevos empleos, lo que supuso un crecimiento del 10,6% frente al 2,9% observado para el conjunto de la economía española. En este sentido, el informe destaca el nivel formativo de los empleados del sector.

Si bien el talento español es valorado por las compañías biotecnológicas, el documento destaca que es necesario continuar generando nuevos conocimientos y avances que aplicables en el entorno empresarial. España es la novena potencia mundial en producción de conocimiento en este sentido.

La biotecnología en España aprovecha la generación de valor a través de sinergias. Las entidades de AseBio establecieron casi 200 alianzas estratégicas en 2018, de las cuales la mitad fueron alianzas público-privadas.

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