Los olores pueden cambiar la percepción que tenemos las personas sobre nuestro propio cuerpo. Los sonidos también. Y manipulando los sentidos se puede mejorar la salud física y emocional. La ingeniera en telecomunicaciones Ana Tajadura-Jiménez (Madrid, 44 años) es la responsable de investigar cómo hackear los sentidos para cambiar la percepción sobre el cuerpo.
“Lo que hacemos es desarrollar dispositivos tecnológicos que nos permiten cambiar señales sensoriales sobre nuestro cuerpo”, explica la investigadora durante la jornada Ciencia y Tecnología en Femenino que se celebró el pasado viernes en el Parque Científico de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M)-Leganés Tecnológico.
La ingeniera lidera el proyecto i_mBODY Lab de la (UC3M), una investigación multidisciplinar en la intersección de las áreas de interacción persona-ordenador, neurociencia cognitiva y realidad virtual. Esta busca diseñar nuevos paradigmas y tecnologías sensoriales y centrados en el cuerpo que cambien las percepciones de las personas sobre su propio cuerpo y el mundo, sus interacciones y emociones.
[Ana Ye Zhang: "Queremos cambiar la vida de los pacientes ostomizados"]
A la científica y a su equipo les interesa no tanto el cuerpo en sí sino cómo lo percibimos. “Cómo percibes tu cuerpo te hace moverte de forma distinta, un día puedes sentir que te puedes comer el mundo y otro día no te apetece y te quedas en casa [...] Si nosotros entendemos cómo percibimos nuestro cuerpo a través de señales, estas se pueden cambiar”, añade.
Otra de las vertientes de su investigación se centra en personas que tienen dolor crónico. “A veces las personas no son conscientes de lo que sienten”, asegura. Para abordar este problema trabajan con “tecnologías vestibles que se pueden ir adaptando a cómo te estás sintiendo tú [...]”, explica, y precisa que estas podrían en un futuro advertir a las personas sobre un posible dolor o que es necesario tomar un descanso. Estas tecnologías vestibles emiten sonidos acuáticos mientras estas se mueven o pisadas ligeras mientras caminan.
Según los datos recabados por su equipo, la variable de género afecta la percepción que se tiene del propio cuerpo. “Si su deseo es ser más masculinos, las personas se sienten mejor con pisadas más pesadas. Creemos que por la idea de sentirse más fuerte, asociada a la masculinidad. Mientras que las personas que desean ser más femeninas se sienten mejor cuando hacemos una manipulación de pisadas más ligeras”, agrega.
Hace algunos años, la investigadora exploró cómo los estímulos olfativos cambian la percepción de nuestro cuerpo. “Si tú caminas y te cambio el sonido de tus pasos y a la vez te pongo olor de limón podemos hacer a las personas sentirse más felices, más ligeras y que caminen de una forma más activa”, afirma.