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Ana Victoria de Lecea (Patinbox): de cocinera en StreetXo a pionera de la movilidad urbana

Su vinculación con el restaurante del chef David Muñoz estuvo presente hasta hace un mes. El COVID-19 parece haberlo cambiado todo, aunque como ella misma apunta «aún no sé qué pasará en el futuro». Lo que sí tiene claro es su nuevo proyecto: un parking de seguridad para patinetes eléctricos (y no eléctricos)
Patinbox

El concepto ‘urbano’ ha acompañado a Ana Victoria de Lecea, de 26 años, en toda su trayectoria profesional. Cocinera de formación, comenzó sus primeros pasos en los fogones en Alemania. Decidió buscar nuevos retos y seguir a su ídolo en la profesión, David Muñoz –un claro representante también de la cultura urbana–, con el que estuvo un año y medio trabajando en StreetXo Londres. Su vinculación con el restaurante del popular chef estuvo presente hasta hace un mes. La crisis del COVID-19 parece haberlo cambiado todo, aunque como ella misma apunta «aún no sé qué pasará en el futuro». Lo que sí tiene claro es su nuevo proyecto, Patinbox, nacido de su propia experiencia personal.

«Al llegar a Madrid de Londres empecé a utilizar los patinetes eléctricos de alquiler. Me resultaban un pelín caros, pero mi vehículo no me permitía llegar hasta la zona de Serrano [donde trabajaba en Streetxo]», explica. Por ahorrar un poco más, decidió comprarse un Xiaomi M365 –»con el que estoy encantada», confiesa–, pero se topó con otro problema. «¿Dónde lo dejo sin que me lo roben, no moleste o esté protegido?». De esta preocupación nació la idea de crear un parking de seguridad para patinetes, lo que ha día de hoy es Patinbox.

Patentado y fabricado al cien por cien en España, la propuesta de De Lecea permite por su construcción y tamaño la instalación de un gran número de unidades en un espacio muy reducido, lo que lo se convierte en «la solución ideal» para su instalación tanto en el exterior (calles anchas, glorietas, parques…) como en interior, integrándolo en la Red de Parking Público de los Ayuntamientos, centros culturales, polideportivos municipales o bibliotecas públicas , por ejemplo.

Como precisa la emprendedora, los beneficios no solo son para las propios usuarios. También las administraciones públicas podrían aprovechar Patinbox en aspectos como el abastecimiento e instalación del dispositivo, con la máxima inmediatez posible, descongestión de la Red de Transporte Público, disminución de los niveles de contaminación o la facilidad de los usuarios para cumplir las medidas de distanciamiento social, tan importantes en tiempos de coronavirus.

«Este virus nos ha obligado a cambiar nuestras costumbres y adoptar nuevas medidas de comportamiento social. Una de ellas es aumentar la distancia de seguridad personal, lo cual afecta directamente a la movilidad. Las medidas de seguridad de distancia social, adoptadas por las administraciones y de obligado cumplimiento nos fuerzan a potenciar otros medios de transporte», afirma De Lecea. En este sentido, el fomentar y facilitar el desplazamiento unipersonal en patinete «será una gran ayuda para frenar posibles contagios, permitiendo así el cumplimiento de dichas medidas de seguridad sin ocasionar perjuicio a las necesidades de transporte en las ciudades», añade.

La solidaridad ya no es negociable

«Si queremos ayudar a que la movilidad personal sea más segura, en estos momentos tan duros, cobrarle a la gente por aparcar su patinete no me parece muy solidario», asegura convencida De Lecea. Más allá de la solución en sí, lo más innovador de Patinbox «es que es gratis para el ciudadano y soluciona su movilidad». Respecto a las empresas privadas, De Lecea también se muestra optimista. «Seguro que acercará a las nuevas generaciones de clientes y de alguna manera fidelizará a los nuevos compradores, también cómo espacio publicitario».

Aunque, como en tantos otros negocios, la intención y las ganas no siempre es lo que cuenta. «Creí que haber aprendido un nuevo idioma, como es el alemán y haberme sacado todos mis títulos en teutón, era lo más difícil que había emprendido en mi vida. Hasta que intenté contactar con ayuntamientos y empresas…», se queja. Si bien es cierto, como ella misma reconoce, que «ahora mismo no es el momento más adecuado para conectar», De Lecea confiesa sentirse invisible para sacar definitivamente su proyecto adelante. «No sé si es por mi edad, falta de experiencia en estos campos o por qué razón…».

Un futuro eléctrico

Para la emprendedora, solo es cuestión de tiempo que la población se dé cuenta de que el futuro pasa por la electrificación. «Con cuatro céntimos de electricidad se solucionan los miedos con respecto a los contagios al viajar en transporte público y se ven sensiblemente reducidos los gastos de desplazamiento», manifiesta. Para que esto se materialice, De Lecea considera fundamental que tanto administraciones como empresarios «dejen de considerar los VMP [Vehículos de Movilidad Personal] como juguetes y apuesten por su respeto con el medio ambiente fomentando leyes que impulsen su uso, así como facilidad de carga y regulaciones claras, basadas en las energías renovables».

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