Tener registrados e identificados los objetos de todos los niños de un campamento; la ropa de una residencia de ancianos; una colección de soldaditos de plomo, las piezas de una feria de artesanía o los libros de nuestra biblioteca. El abanico de posibilidades que ofrece Identylog es tan variado como las necesidades de pequeñas empresas y particulares, donde la app (gratuita, ya disponible en Android y en algunos días en iOS), tiene su público objetivo.
Identylog es un proyecto de la ingeniera industrial Anabel Castro quien, harta de no ocupar un puesto acorde a sus capacidades en una gran energética española –“tras ser madre empecé con las reducciones de jornada y dejaron de contar conmigo”- el pasado enero decidió acogerse a un plan de salidas pactadas y dejó la empresa. Desde entonces es feliz en su nueva faceta de emprendedora. “Si a los 47 lo he hecho yo, puede cualquiera. Ahora puedo explotar todo mi potencial”.
La semilla de Identylog la plantó hace un año uno de sus hijos cuando en un concurso escolar tuvo que exponer una idea ligada al campo del Internet de las Cosas. “Proyectó una mochila que avisaba de qué libros te habías olvidado; me pasé todo el verano reflexionando y presenté mi idea a una empresa, que la valoró positivamente. Esa fue una de las claves para lanzarme”.
La aplicación ofrece la opción de inventariar, identificar o catalogar. Esta flexibilidad la logran combinando tecnología NFC, presente ya en la mayoría de smartphones, y las etiquetas RFID, una suerte de DNI de los objetos, donde es posible añadir toda la información que queramos. Una práctica habitual en las grandes empresas o en ayuntamientos para llevar un control exhaustivo de su material que ahora está al alcance de todos.
“Cada objeto puede llevar asociada información en texto, imágenes, fechas… los usuarios del servicio disponen en todo momento de un nivel de detalle difícil de lograr hasta ahora”. La propuesta está pensada especialmente para todos aquellos usuarios o colectivos que necesitan gestionar y controlar la información relativa a objetos, prendas o accesorios de muchas personas (residencias, guarderías, campamentos, etc.) y localizaciones. La información está siempre accesible para el usuario en la nube, a través de Amazon Web Services, al margen de que cambie de dispositivo lector de RFID.
Otra funcionalidad destacada del software desarrollado por Castro durante el último año es la posibilidad de crear grupos. “Por ejemplo, un campamento, donde habría tres perfiles: los administradores (el propio campamento), los gestores (padres que suben a la app las prendas –con la etiqueta RFID en forma de botón- y los objetos personales de los niños) y los usuarios, en este caso los propios niños”.
La emprendedora también detalla la opción de que la tecnología RFID esté integrada en pulseras –“la policía podría identificar así a gente mayor extraviada, bastaría con bajarse la app”– o en collares para perros. “En una pyme de construcción, sería posible clasificar todo el material, determinar quién lo tiene y en qué obra se encuentra. También es útil para obtener información rápida de alimentos a granel almacenados, ahora que lo ecológico ha ganado terreno”.
En su invitación a despedirnos del desorden y el descontrol, la empresa tiene en cartera algunos retos, como hacer todo lo posible para que el manejo de la app sea lo más intuitivo posible, y acercarse a cada uno de los nichos susceptibles de disfrutar de sus servicios de una manera personalizada, con el foco en las necesidades particulares de diferentes colectivos.
Indetylog deja al usuario etiquetar tres productos de forma gratuita, después el precio anual de una suscripción al servicio varía en base a objetos y número de usuarios. Por ejemplo, 5 usuarios y 500 objetos trazables tiene un coste anual de 34,99 euros. El máximo a pagar cada año, con un número ilimitado de usuarios y objetos, sería 329,99 euros.