Antonio Brufau (Repsol), sobre la descarbonización: “Hay mucho discurso y poco pragmatismo”

El objetivo de acabar con las emisiones en 2050 es para el presidente de la compañía "alcanzable", aunque teme que llegado el momento "el trabajo realizado no haya sido suficiente"
Antonio Brufau repsol
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, hoy durante el evento Open Room.

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, no esconde su preocupación sobre el proceso de descarbonización que vive Europa. "Hay mucho discurso y poco pragmatismo", ha lamentado esta mañana durante el evento Open Room organizado por Fundación Repsol, un nuevo espacio que busca promover el conocimiento y debate riguroso ¡para abordar los retos de la transición energética. El objetivo de acabar con las emisiones en 2050 es para el presidente "alcanzable", aunque teme que llegado el momento "el trabajo realizado no haya sido suficiente".

Esto tiene mucho que ver con cómo se aborden los desafíos energéticos a nivel global y no solo de continente. "Echo en falta que China esté en la foto de la descarbonizacion", comenta Brufau. Aunque China dejará de financiar las centrales térmicas de carbón fuera de su territorio, el gigante asiático no tiene previsto hacerlo dentro de sus fronteras. "[China] Son 1.400.000 de habitantes. Mal vamos si no somos capaces de hacer una gobernanza global, y esto no solo pasa por hacer grandes cumbres internacionales del cambio climático", avisa el presidente de Repsol.

Cada 20 años el planeta dobla su capacidad económica. Esto supone una consecuencia irremediable: el consumo de la energía seguirá aumentando. Y a los ritmos actuales de forma acelerada. ¿Cómo hacer un planeta sostenible? Antonio Brufau considera que "hay soluciones para atacar este problema, desde el hidrogeno, la eficiencia energética, cómo consumimos menos energía, generar energías renovables de forma eficiente... Por ejemplo, la energía a solar no era competitiva hace cinco años y ahora lo es. Tenemos que seguir por este camino".

Una transición con costes

"Pensar que en esta transición no va a haber costes sería engañarse". Antonio Brufau avisa de que toda transición –como en este caso la energética– tiene costes tanto para los ciudadanos como para las empresas y gobiernos. "Lo que tenemos que avanzar es hacia un coste justo, en donde el ciudadano sepa por lo que va a pagar y el beneficio que tiene pagar", explica. Aunque aún falta pedagogía en este sentido. "Los jóvenes creo que están dispuestos a hacer un esfuerzo social y económico, pero de las generaciones más adultas no lo tengo tan claro. Hay que seguir explicando, como pretendemos hacer en este foro Open Room, que el cambio de modelo es beneficioso para todos".

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Sin embargo, Brofau incide en que el concepto de transición "no implica cambiar revolucionariamente el modelo actual". Ha de ser una transición ordenada, apuesta el presidente de Repsol, ya que "todos emitimos CO2, incluso quienes son más cuidadosos. Los ciudadanos tienen que hacer su parte", apunta.

En paralelo, la tecnología y la digitalización, de las cuales ya se ven múltiples beneficios en distintos sectores, serán palancas de cambio imprescindibles en la transición energética. También para generar empleos de calidad. "Europa tiene que crear una industria potente de nuevas energías. La tecnología va a ser imprescindible para afrontar estos cambios, pero parte de estas tecnologías no son maduras y tienen que escalar", sostiene Brufau.

En este sentido, Repsol cuenta con que en 2040 habrá reducido el 50% de sus emisiones. "Sabemos cual es el camino, pero nos falta tecnología", admite Brufau, aunque confía en que los últimos diez años de esta transición, la que nada hacia la meta de la descarbonización total en 2050, serán los más sencillos. "La tecnología surge cuando hay una necesidad y en 20 años se va a avanzar considerablemente. La ciencia y la tecnología siempre responden. Se ha visto con el covid".

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