En “Journey to the Metaverse” (libro editado por la neoyorkina Business Expert Press), Antonio Flores-Galea presenta una guía para todo aquel que quiera entender mejor las implicaciones de la irrupción del metaverso en los próximos 5-10 años. “He intentado que sea útil para el entorno de los negocios, los emprendedores o aquellos estudiantes que quieran ampliar conocimientos desde un punto de vista práctico. Es un libro escrito en un lenguaje comprensible”.
Con dos ingenierías superiores -en Telecomunicaciones y Electrónica- y Executive MBA internacional por IESE, Flores-Galea es profesor del Máster de Big Data y Business Analytics en la Universidad Francisco de Vitoria y ha fundado cuatro startups. En la actualidad asesora a empresas y centros de investigación de todo el mundo desde Global Institute of Advisors, su propia consultoría de innovación tecnológica.
“A día de hoy no existe una definición formal del metaverso”, asegura Antonio Flores-Galea. “De forma resumida, podemos decir que se trata de la siguiente evolución de internet: un entorno virtual inmersivo donde la interacción es en 3D. Sin embargo, lo más importante no es la tecnología como tal, que está bastante avanzada, sino los cambios que traerá de la mano. Si hoy nos pasamos parte del día mirando el móvil o trabajando delante de una pantalla, el metaverso provocará que nuestra vida física pase a un segundo plano. Puede parecer descabellado, pero se trata de una gran revolución”.
Cambios desde la raíz
Unos trabajos nacerán, otros se adaptarán y otros desaparecerán definitivamente. Cambiará la manera de relacionarnos con nuestros conocidos y los entornos de trabajo -viajes, oficinas- adquirirán un nuevo sentido. “Surgirán economías muy potentes que desplazarán a economías tradicionales. La educación, la industria militar, la experiencia, el ocio y numerosas interacciones vivirán una nueva era. El sector del gaming es el que ha tomado la delantera, pero le seguirán todos los demás”.
Flores-Galea no habla de plazos concretos, pero esta ola llegará antes lo que pensamos. “Estamos empezando. No olvidemos que, aunque las tecnologías que lo harán posible ya están inventadas, hay todo un entorno virtual por desarrollar, y eso lleva tiempo. El metaverso necesita contenido para expandirse. Además, es fundamental una mayor capacidad de computación. Los ordenadores actuales se quedan ‘cortos’ a la hora soportar los condicionantes de los entornos 3D en tiempo real”. El experto añade que también debe evolucionar el hardware asociado. De las incómodas gafas actuales, pasaremos a otras más ligeras y, más adelante, unas sencillas lentillas bastarán para sumergirnos en otra dimensión o disfrutar de la realidad mixta mientras damos un paseo por la ciudad.
El papel de las grandes
La convergencia de distintas tecnologías y los intereses corporativos en el metaverso acelerarán los tiempos. “La gente no sabe que los niños y niñas que están naciendo ahora son nativos virtuales, no nativos digitales. Crecerán familiarizados con el metaverso, con un avatar cuya apariencia les preocupará más que la suya propia”.
El primero en abrir el melón del metaverso fue Mark Zuckerberg. “Es muy relevante que Facebook pasara a llamarse Meta. Da una muestra del route map de las grandes tecnológicas globales. De Apple a Microsoft, todas tienen un plan respaldado por inversiones de miles de millones”. Flores-Galea indica que la empresa fundada por Steve Jobs prevé lanzar sus propias gafas, que irán evolucionando periódicamente.
“Estas compañías actúan como early adopters y tiran de las demás. Tienen músculo como para generar ecosistema a su alrededor”. Entre tanta expectación, existen experiencias interesantes más allá de California. La alemana BMW ha desarrollado una réplica digital de una de sus factorías para que sus trabajadores puedan desarrollar determinadas operaciones y experimentos”.
Metaverso & Cía
El metaverso necesita rodearse de otras tecnologías para ganar solidez. En este sentido, la madurez alcanzada por la inteligencia artificial le viene como anillo al dedo. “Es claramente una tecnología habilitadora del metaverso. La inteligencia artificial procesa una cantidad de datos inmensa y la digiere; será clave para conectar el mundo físico y el entorno virtual con información relevante en tiempo real”.
Otras disrupciones importantes jugarán sus bazas, como la interfaz cerebro-ordenador –“capaz de suplir la carencia de determinados sentidos”- o la tecnología háptica, guantes con los que sentir texturas, temperaturas o el peso. “Del actual ecommerce, más cercano a un catálogo digital que a otra cosa, pasaremos a un sinfín de opciones: desde probarnos las prendas a ir al supermercado y tocar la fruta antes de hacer una compra online”.
Regulación. Estar preparados
¿Cuál es la postura de gobiernos y autoridades ante este nuevo escenario? “El metaverso trasciende los conceptos clásicos de país y región. Nos hay límites; puedo conectarme a un metaverso en Sudáfrica o Hong Kong. El debate será similar al de Tik Tok en Estados Unidos -el país se plantea prohibir la app ante las sospechas de robo de datos de los usuarios- pero multiplicado por mil. Está por ver cuál será el verdadero rol de los estados en este entramado, qué leyes marcarán el paso del metaverso en la vida cotidiana y si serán puestos en marcha organismos supranacionales”, detalla Antonio Flores-Galea.
El experto cree que, “antes de entender el cambio en toda su magnitud”, determinados políticos tratarán de ponerle “puertas al campo con una mentalidad anclada en el pasado”. Y añade que esta es una revolución en la que todo está por hacer. “Debemos estar preparados desde el punto de vista tecnológico y más aún modulando aspectos sociales, culturales, éticos y regulatorios, considerando además posibles efectos secundarios en las personas. Tenemos que adoptar una mirada global del cambio”.