Con un cierto riesgo apostamos por dedicar el Anuario de la Innovación en España 2019 a los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), aprobados por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Lo consideramos oportuno porque, en nuestra experiencia de observadores y contadores de la innovación que se hace por España y en el ámbito del español, y también en el resto del mundo, hemos constatado que es la sostenibilidad, el eje sobre el que gira buena parte de ese esfuerzo investigador que trata de salvar el Planeta de la degradación.
Como decía este martes Juan Luis Arsuaga, sin duda uno de los paleontólogos de referencia mundial, en la entrega del Premio Know Square a la trayectoria divulgativa ejemplar, “somos la especie que se ha revelado contra la naturaleza; no somos esclavos de ella y estamos por encima de ella” y, en consecuencia, es posible –digo yo- que nos hallamos dado cuenta que tenemos que devolver a la naturaleza lo que hemos quitado.
Por eso nos la hemos jugado. Y creo que hemos acertado, máxime cuando coincide este momento con una pandemia que nos ha obligado a vivir en unas formas y maneras a las que no estábamos acostumbrados, facilitando que la naturaleza se exprese como no ha podido hacerlo durante demasiados años. Digo "se exprese" porque el poder de la comunicación la tienen los seres vivos. Somos comunicación, pero igual que una planta o cualquier otro animal. Incluso el mundo inerte comunica, como lo demuestran el paisaje de un desierto o unas rocas a diferentes horas del día.
Estos días nos ha resultado curioso ver cómo un oso se pasea por la calles de una localidad de Asturias, unos pavos reales y algunos jabalíes por las calles de Madrid o cómo un venado juega con las olas en una playa cercana al coto de Doñana en el momento que, muy probablemente, descubre el mar. Esto nos ha creado sensaciones que, para muchas generaciones, eran nuevas. Después de más de un mes en casa, creo que hemos dedicado tiempo a ver paisajes de sitios desconocidos para nosotros y hemos reflexionado sobre lo importante que es ese concepto de sostenibilidad.
Abre el Anuario el titular del Ministerio de Ciencia e Innovación Pedro Duque, uno de los dos españoles que han podido ver la Tierra desde una distancia considerable. De su artículo destaco la idea del nuevo contrato social que, el fondo, es un contrato con nosotros mismos; un contrato para frenar algunos de los aspectos de esa rebelión contra la naturaleza de la que habló el profesor Arsuaga.
Le acompaña la presidenta de Banco Santander Ana Patricia Botín después de haber vivido una experiencia que ella ha calificado de vital y lo expone en sus primeras palabras cuando habla del efecto producido al ver derretirse el hielo y caer al mar por el efecto del calentamiento que estamos sufriendo. No sé si el efecto del descenso de la contaminación en el mundo en estos meses de pandemia servirá para algo, pero nosotros hemos respirado aire limpio y visto imágenes que creo que nos harán más respetuosos con el medio ambiente.
Por las palabras del Premio Nobel mexicano Mario Molina, que nos acompaña en las páginas del Anuario, es posible que el retorno sea complicado porque la degeneración va rápida pero no por eso nos vamos rendir. Habrá que luchar contra, otra vez, la naturaleza que nos rodea para defender la naturaleza que pisamos.
Ese el reto, y por eso hemos asociado la atención que le dedicamos a la autonomías a proyectos que van en esa línea. Los hay variados y todos con los mismos objetivos. Es curioso que a estos cambios van unidos cambios en la organización de la sociedad y de sus diferentes componentes. Ha cambiado el diseño de edificios, como nos cuentan en la Fundación Norman Foster; en las empresas y en instituciones que, como las Fuerzas Armadas, se ven asociadas a estructuras más antiguas y estamos confundidos. Por eso nos hablan de fórmulas nuevas de dirección en el Anuario.
En resumen, un buen puñado de innovaciones que merecen leerlas y, sobre todo, reflexionar sobre ellas. Nos afecta personalmente, pero también a las estructuras de diverso tipo. Y que a nadie le quepa duda que esto es una corriente imparable. En el fondo, es el instinto de supervivencia el que nos marca el camino como sociedad. Hay que tenerlo en cuenta a la hora de analizar las realidades de hoy.