ANDALUCIA
Huertos sostenibles para alcanzar un mundo sin hambre
La Asociación Madre Coraje, radicada en Jerez de la Frontera, lleva a cabo iniciativas solidarias enfocadas a los retos alimentarios de Naciones Unidas
José Tomás Palacín
En España, el 3,7 por ciento de la población sufre carencia material; no puede permitirse una comida de carne o pescado al menos cada dos días. Asimismo, según Naciones Unidas, una de cada nueve personas en el mundo –alrededor de 815 millones de individuos– está en esta situación. Por todo ello, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo propuso el Objetivo de Desarrollo Sostenible número dos, el dedicado al Hambre Cero.
Su objetivo: terminar con todas las formas de hambre y desnutrición para 2030 y velar por el acceso de todas las personas, en especial los más pequeños –el 3,4 por ciento de los niños españoles sufren carencia material–, a una alimentación suficiente y nutritiva durante todo el año.
Pero ¿qué hacer para solucionar esta problemática? El ODS 2 pretende que se apliquen prácticas agrícolas sostenibles dando apoyo, sobre todo, a los pequeños agricultores. Del mismo modo, propone que el acceso a la tierra sea igualitario, al igual que la posibilidad de llegar a los mercados y a la tecnología. “Además –apuntan en su definición–, se requiere el fomento de la cooperación internacional para asegurar la inversión en la infraestructura y la tecnología necesarias para mejorar la productividad agrícola”.
El avance hacia hambre cero, como en el resto de objetivos fijados en la Agenda 2030, es fruto de un trabajo conjunto en el que confluyen iniciativas institucionales nacionales y supranacionales, aportaciones de las grandes corporaciones empresariales, planes municipales y autonómicos y, también, el empuje del movimiento fundacional y asociativo. En este último ámbito, actúa desde Andalucía la Asociación Madre Coraje.
El 3,7 por ciento de la población española sufre carencia material
Nació en 1991, tras un viaje a Perú de Antonio Gómez, fundador y actual presidente honorífico. Allí se encontró con los llamados “niños piraña”, la denominación que utilizan en el país andino para aquellos que rebuscan en la basura para subsistir. Desde entonces y hasta ahora, con su sede ya radicada en Jerez de la Frontera (Cádiz), la asociación está empeñada en “lograr que mujeres y hombres, niños y niñas, vivan en un mundo con igualdad de derechos y fuera de la pobreza”, explica José Jiménez Diufain, presidente de la institución, dando prioridad a la alimentación.
Entre sus muchas iniciativas, Jiménez remarca “el acompañamiento a mujeres y hombres en su formación hacia el desarrollo sostenible y la autogestión, respetando su identidad cultural, porque apostamos por la mejora de sus condiciones de vida”. Asimismo, entre las acciones que han puesto en marcha, y enmarcada en el ODS 2, destaca “la entrega de material de primera necesidad y humanitario a sectores de la población en exclusión en Perú y Mozambique, a través de los envíos de ayuda humanitaria y, en España, a través de nuestros huertos solidarios”.
“En nuestro afán por promover acciones que pongan fin al hambre y lograr la seguridad alimentaria, apostamos por huertos solidarios que surten de productos frescos a comedores sociales de la provincia de Cádiz”, sostiene Jiménez. De hecho, han habilitado parcelas en varias de sus sedes para que particulares que sean amantes de la agricultura puedan cultivar con fines solidarios. Así, anualmente, a través de estos huertos solidarios, consiguen donar más de 26.500 kilos de productos hortícolas a diferentes entidades sociales de la provincia de Cádiz y Granada.
Lo recogido por los voluntarios en los huertos sostenibles de la provincia de Cádiz –“entre los que se encuentran los ubicados en terrenos cedidos por Ebro Food”, apunta Jiménez– tiene dos destinos principales. En primer lugar, el consumo particular por parte de quien trabaja dicha parcela, sin fines de venta –un 30 por ciento, como máximo, de lo recolectado–. En segundo lugar, centros y comedores sociales de España con los que colaboran. “Comedor Virgen Poderosa (María Arteaga), Comedor Virgen de Valvanuz, Comedor Gerasa, Comedor Pan Nuestro, Comedor Garum…”, especifica Jiménez.
"Gracias a los huertos solidarios, cada año, donamos más de 26 toneladas de productos hortícolas en las provincias de Cádiz y Granada"
Del mismo modo, lo recogido en la provincia de Granada se divide en tres partes. Cabe destacar que allí cuentan con un ‘Ecohuerto Solidario’ en el que trabajan en colaboración con la Asociación Calor y Café. En este huerto sostenible cosechan también con voluntarios, a los que se unen personas usuarias de la entidad, generalmente, personas sin hogar. El reparto en la región, queda así: el 50 por ciento se destina al reparto de alimentos de la Asociación Calor y Café; el 30 por ciento se reparte entre el voluntariado del huerto; y el 20 por ciento se vende como cestas de hortalizas solidarias. “Pretendemos fomentar la agricultura urbana ecológica, el autoconsumo y la soberanía alimentaria. Además, generamos un espacio de trabajo para que personas sin hogar y en situación de vulnerabilidad puedan destinar su tiempo, a sentirse útiles y conocer a otras personas y relacionarse”.
El presidente de Asociación Madre Coraje –llamada así por Mª Elena Moyano; luchadora social peruana, dirigente vecinal y feminista, asesinada en Lima– considera que “vivimos en un mundo en el que se producen alimentos suficientes para abastecer a casi el doble de la población mundial, y aún así sigue habiendo personas que pasan hambre. Esta situación es terrible, hay que cambiar muchas cosas para solucionar este problema, como por ejemplo, el desperdicio y la pérdida de alimentos, que afecta a la tercera parte de todos los alimentos producidos mundialmente”. Según él, en nuestro país este problema va en aumento: “Los últimos datos nos revelan que, en 2018, en España desperdiciamos un 8,9 por ciento más de alimentos que en 2017, por lo que podríamos empezar por ahí”.
En España desperdiciamos hoy un 8,9 por ciento más de alimentos que en 2017
Jiménez defiende que puede combatirse legislando. “En cada eslabón de la cadena de suministro y en cada sector relacionado con la alimentación se pierden o desperdician alimentos: en los hogares, en los supermercados, en la hostelería, en el procesamiento… Por ello, a la urgente e inmediata concienciación ciudadana y empresarial sobre consumo responsable que hay que acometer tenemos que unir una legislación que afronte este problema”.
Pero su trabajo no solo va dirigido a Andalucía. Cuentan con delegaciones en Asturias, Navarra, Aragón, Cataluña, Islas Baleares, Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León, donde cuentan con iniciativas de educación para el desarrollo en España. Asimismo, su carácter internacional hace que también realicen acciones de ayuda humanitaria y proyectos de desarrollo en Perú y Mozambique. “Allí es donde se encuentran actualmente los más pobres y más necesitados, y allí es donde debemos estar”.
Por ahora, el reto es diversificar aún más sus fuentes de financiación, “teniendo siempre presentes los pilares de nuestra Asociación: el voluntariado y el reciclaje”, apostilla. “Para ello necesitamos crecer en implantación nacional a través de nuestra red de delegaciones y tiendas solidarias desde donde, además de generar más recursos, podamos difundir nuestros principios de igualdad, solidaridad y gratuidad, y demos ejemplo a la sociedad de cuidado del medio ambiente y consumo responsable. Cuantos más recursos obtengamos, más proyectos podremos llevar a cabo en ayuda a los más desfavorecidos”.