Costa Rica, cuna de la innovación
en América Latina

El país centroamericano, que en septiembre recibió el premio Campeones de la Tierra de Naciones Unidas, es el segundo más innovador de la región, según el ‘Global Innovation Index’

Gabriela Martínez

Costa Rica

Con una población de cinco millones de habitantes y una superficie casi diez veces más reducida que la de España (51.000 km²), Costa Rica apostó hace 30 años por abrir su economía al mundo. Una decisión que permitió acelerar la innovación en el país, según Jorge Zamora, director de la oficina de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer) en España.  “Costa Rica ha apostado por una diversificación de sus exportaciones, con productos de alta tecnología, productos intensivos en mano de obra calificada, intensivos en conocimiento”, asegura.

El país destaca por ser uno de los más innovadores de América Latina, el segundo después de Chile y antes de México, según el último índice del ‘Global Innovation Index’ de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

“El principal sector de exportación, que genera el veintidós por ciento del total, es el de dispositivos médicos, seguido por el agrícola”, afirma Zamora. Dicho sector se posicionó en 2018 como el principal exportador de bienes del país, con un 29 por cierto de participación y 3,2 millones de dólares en ventas, lo que supone una cuarta parte más que en 2017. 

“Costa Rica tiene un liderazgo a nivel latinoamericano en la exportación de válvulas para el corazón, implantes de rodillas, prótesis para caderas e implantes mamarios”, precisa. A través de sus sistemas de zonas francas, el país es sede de más de 100 compañías multinacionales del sector.

En una de estas, El Coyol, ubicada a 30 kilómetros al oeste de la capital, San José, se encuentra la planta de manufactura de Abbott, la compañía que desde 2010 produce dispositivos vasculares que se usan alrededor del mundo. A otros 30 kilómetros de la capital, pero hacia el sur, se encuentra la planta de la empresa de productos médicos Baxter.

Adastrafchamd
Franklin Chang-Díaz, fundador de Ad Astra.

La transnacional Intel se instaló en otra zona franca del país a finales de los noventa, donde tuvo una planta de ensamblaje y prueba de microprocesadores. La planta cerró en 2014 y se trasladó a China, sin embargo “dejó en Costa Rica todo lo que es I+D”, precisa Zamora.

Pero el país no solo ha desarrollado productos tecnológicos. La estadounidense Starbucks abrió en 2013 un laboratorio de unas 240 hectáreas de terreno en la ladera del volcán Poás, a 50 kilómetros al norte de la capital, para desarrollar nuevas variedades de café. Y es que, como indica Zamora, Costa Rica ha sido “pionera” en el desarrollo de productos del sector agrícola. Ejemplo de ello es la piña dorada, la Golden, una variedad de sello costarricense, “la que más se consume en todo el mundo”, señala.

Procomer, impulsor de la innovación

“Procomer nace como una institución que impulsa el desarrollo y la promoción de las exportaciones de productos y servicios hechos en Costa Rica para diversificar nuestras oportunidades de negocio en todo el mundo”, explica Zamora. Junto con otras 39 oficinas repartidas internacionalmente, la suya es desde hace 21 años el brazo ejecutor de la política comercial exterior impulsada por el Ministerio de Comercio Exterior (Comex). “De unos pocos productos de exportación de base agrícola que teníamos, como el café y el banano, hoy en día el país, gracias a este esfuerzo diversificador, exporta más de 4.400 productos diferentes”, puntualiza.

“Procuramos atraer la inversión extranjera a sectores muy específicos de la economía nacional donde tenemos ventajas competitivas y promover los productos de exportación”, añade el director de Procomer. El país tiene hoy 14 tratados de libre comercio con dos terceras partes del PIB mundial, entre ellas, la Unión Europea.

El principal sector de exportación es el de dispositivos médicos, seguido por el agrícola

La oficina de Madrid fue trasladada desde Londres hace tres años. “Una de las razones estratégicas para moverla ha sido el gran dinamismo que experimentan España y Costa Rica”, asegura. En los últimos cuatro años la relación comercial entre ambos países se ha duplicado. En Europa, España representa el cuarto socio comercial del país centroamericano. Desde aquí, Zamora desarrolla las acciones de promoción para el sur de Europa -Italia, Francia, Grecia-, así como para el Norte de África, Medio Oriente y Reino Unido.

El organismo, creado por ley para impulsar el desarrollo de sus empresas (el 80 por ciento son pymes), promueve su internacionalización en un proceso que incluye desde capacitaciones, a visitas a ferias internacionales. La institución hace “un diagnóstico de la capacidad exportadora y empieza a trabajar con ellas. No es un programa de incubación de empresas, sino que es una asistencia diaria”, detalla Zamora.

Innovación comprometida con el medio ambiente

Con un 25 por ciento del territorio protegido en parques nacionales y reservas, Costa Rica es un ejemplo de que es posible conjugar innovación y desarrollo sostenible. En septiembre de 2019 recibió el premio Campeones de la Tierra de Naciones Unidas por sus políticas de protección de la naturaleza y su compromiso con la puesta en marcha de programas para la reducción de emisiones a la atmósfera. Tan solo unos meses antes, en febrero, el Gobierno del presidente Carlos Alvarado presentó su Plan Nacional de Descarbonización que pretende abandonar antes de 2050 los combustibles fósiles e impulsar el uso de energías limpias. Actualmente, el 98 por ciento de la electricidad del país proviene de fuentes renovables.

“Mi país comenzó con sus políticas de sostenibilidad hace casi medio siglo. Fue pionero en tres aspectos: en la protección de su biodiversidad al crear el sistema de parques nacionales en los años 70, en apostar al turismo sostenible y en invertir en energías renovables y en servicios ambientales e incentivos a la reforestación”, destaca la secretaría general Iberoamericana (SEGIB), Rebeca Grynspan.

Rebeca Grynspan
Rebeca Grynspan

La política y economista costarricense advierte que hoy en día existen numerosos centros de investigación, empresas y startups que trabajan en el desarrollo de innovaciones para que su país pueda cumplir con su meta de convertirse en un país totalmente “verde ”. Y señala a Ad Adstra, la compañía del exastronauta y físico costarricense Franklin Chang-Díaz, que está desarrollando propulsores para naves más eficientes impulsados por plasma.

Una democracia consolidada y una educación sólida

“Mi país ha hecho una fuerte apuesta por la educación digital y la tecnología, gracias a la introducción de la informática y el inglés en las escuelas en los años 80 y 90 y a una serie de reformas regulatorias y fiscales que permitieron atraer a multinacionales como Intel, Microsoft, Hewlett Packard, Google y Amazon”, señala la mandataria. El país, que eliminó el ejército en 1948 tiene una de las democracias más antiguas de América Latina y una educación pública, gratuita y obligatoria desde 1869, en la que hoy en día se invierte el 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Aunque la pobreza en el país es baja, persiste; la desigualdad ha aumentado; y tiene un retraso importante en infraestructura y competitividad, reconoce Grynspan. “Invertir más en nuevas ideas y en investigación; elevar la calidad de la educación; tener más infraestructuras; hacer la transición hacia una economía digital y verde; abrir las instituciones a las transformaciones para que promuevan el espíritu creativo y emprendedor, e impulsar alianzas público-privadas siguen siendo los principales pendientes de la región”, según Grynspan.

Consciente de estas carencias, la SEGIB promueve cada año los Laboratorios de Innovación Ciudadana (LABIC) -el último fue en Costa Rica-, así como la reunión de cancilleres iberoamericanos -el último se celebró en Andorra a finales de noviembre- donde se inició el proceso para aprobar la Estrategia Iberoamericana de Innovación. El objetivo de ésta es acordar medidas concretas para promover la innovación en distintos ámbitos y llevarlas a los jefes de Estado y de Gobierno durante la Cumbre Iberoamericana, que tendrá lugar en Andorra en 2020, y lograr que estas “se conviertan en mandatos”, concluye Grynspan.