La vida en El Salvador no es segura. Pero si eres mujer, el día a día es doblemente peligroso. Hay muchas cifras que sustentan esta última afirmación. El país centroamericano es el tercero en América con más feminicidios por cada 100.000 habitantes (3,3), según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Durante el confinamiento domiciliario decretado por el Gobierno —del 21 de marzo al 15 de junio— 14 salvadoreñas murieron por violencia machista. Pero para Silvia Juárez, coordinadora en la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), había un dato revelador dentro de esta numerología trágica: el 94% de los casos no se denunciaba ante las autoridades. Algo había que hacer. Y así fue: el pasado mayo, la Red Feminista Frente a la Violencia Contra las Mujeres, que aglutina a tres oranizaciones feministas, lanzó APPFEM.
La aplicación, según explica Juárez en una videollamada por Zoom, es la consumación de cuatro años de trabajo. La idea surgió después de que tanto ella como el resto de organizaciones en El Salvador se dieran cuenta de que había un perfil joven y urbanita al que, paradójicamente, no le llegaba información sobre la legislación contra la violencia machista.
La importancia de penetrar ese sector es fundamental. De acuerdo con el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer, la edad media de las víctimas de este tipo de delitos es de 33 años. “El reto, además de logístico, era presentar la información de forma cercana y, hasta cierto punto, amigable”, resume la integrante de ORMUSA, una de las ONG que integra la Red que lanzó la app.
Y tal cual. Al abrir la aplicación móvil, uno puede darse cuenta enseguida de la facilidad con la que se puede entender cada detalle, al grado de dominar la herramienta en cuestión de minutos. Lo que más sorprende es la cantidad de detalles que borran de un plumazo la dolorosa burocracia para denunciar un caso de violencia machista.
Una mujer con APPFEM tiene acceso a un sinnúmero de datos e información detallada sobre distintos tipos de agresiones. La app se puede integrar a Google, Google Maps y Waze para trazar rutas a distintas oficinas de relevancia como la Policía o la Fiscalía más cercana. Todo esto, con ayuda de un GPS que puede funcionar en un radio de hasta cinco kilómetros. Además de que todas estas modalidades pueden traducirse al lenguaje de signos salvadoreño.
Silvia Juárez y el resto de las integrantes del movimiento feminista salvadoreño lograron materializar la plataforma porque recibieron mucho apoyo… en el extranjero. La también abogada detalla que, desde su inicio, APPFEM fue tomando forma, y ahora es promocionada por sus redes oficiales, gracias al Fondo de Población de Naciones Unidas, la Embajada de Canadá en El Salvador (a través de programas contra la violencia machista), ONU Mujeres y la Iniciativa Spotlight de la Unión Europea (que lucha contra las agresiones machistas).
En la llamada de Zoom también aparece Gregory Hidalgo, desarrollador que apoyó al equipo desde las primeras versiones de la app, en 2015 (y que fue seleccionada entre las 100 mejores innovaciones en el World Summit Award). La intuición natural, antes de hablar sobre la parte más técnica del funcionamiento de la plataforma, es que la conversación se tornará un poco más densa. Pero, al ser preguntado por cuál ha sido uno de los mayores retos con respecto a la interacción que ha habido con la app, Hidalgo suelta una bomba: “Ha sido difícil dar seguimiento a la interacción y descargas porque hay muchas personas que borran la aplicación”. “De hecho –continúa Hidalgo–, suelen pasar tres días antes de que se elimine del celular”.
Actualmente hay unos 500 usuarios, un número que seguramente dista mucho del real si se considera la cantidad de gente que en algún momento llegó a tener la herramienta en el teléfono móvil. Juárez e Hidalgo añaden que se está trabajando a futuro en mecanismos para “esconder” la app, y que eso le brinde cierta seguridad a las mujeres que la utilicen ya sea simplemente como un medio para informarse o para denunciar una agresión.
Juárez detalla que las organizaciones trabajan para que se pueda incorporar un botón de pánico dentro de la plataforma, además de una conexión directa con el 9-1-1 (el número de emergencia de El Salvador). Otra área en la que se busca actualizar la app, agrega Hidalgo, es una especie de test rápido para que una mujer sepa exactamente de qué tipo de agresión fue víctima, dentro de lo que marcan las leyes salvadoreñas. Mientras exista el machismo, este tipo de tecnología debe seguir avanzando. En APPFEM lo tienen claro.