A diferencia de la Revolución Industrial, “hoy vivimos una nueva transición tecno-productiva”. “Transitamos el pasaje a la economía del conocimiento”, donde los temas de sustentabilidad social y ambiental van a incidir fuertemente en la dirección de la transición. En opinión del coordinador ejecutivo del Gabinete Científico Tecnológico de Argentina, Alejandro Mentaberry, los motores tecnológicos del cambio son la bio y nanotecnología, las TIC, los nuevos materiales, la robótica e inteligencia artificial y las energías alternativas.
Así lo ha señalado durante su participación en del Seminario Internacional ‘Recursos naturales y desarrollo: desafíos para la CTI en el siglo XXI’, organizado por el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI).
Dentro del panel ‘El desarrollo en el contexto global actual. Tendencias y determinantes’, Mentaberry se ha referido a la importancia de la educación y la capacitación como cuestiones críticas para insertarnos en el cambio global, remarcando el lugar central del Estado para avanzar en este sentido.
En su opinión, Argentina tiene que avanzar hacia una mayor productividad y diversificación y “la bioeconomía es una de las posibles vías de entrada en la economía del conocimiento”. “Este proceso, a su vez, contribuirá a transformar las economías regionales”, ha asegurado el coordinador de la entidad dependiente del Ministerio de Ciencia argentino.
Mentaberry ha compartido panel con Daniel Lederman del Banco Mundial; Lizbeth Navas-Aleman de la Universidad de Sussex, Reino Unido; y Martín Abeles de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El seminario se ha organizado con el fin de pensar en la agregación de valor a los recursos naturales al aplicar instrumentos de ciencia, tecnología e innovación (CTI) en un contexto en el que las nuevas tecnologías modifican los paradigmas productivos e impactan en el trabajo y en la estructura social de los países.
