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Cosentino

ARIES for SEEA: la tecnología desarrollada en Vizcaya y adquirida por la ONU que calcula la contribución de la naturaleza al bienestar

Hablamos con los investigadores del BC3 Ferdinando Villa y Stefano Balbi, artífices de la herramienta basada en inteligencia artificial que cuantifica y evalua los servicios de los ecosistemas de forma rápida, estandarizada y personalizada en cualquier lugar del planeta
Ferdinando Villa (izquierda) y Stefano Balbi, los investigadores del BC3 detrás de ARIES for SEEA. (Imagen: BC3).

Investigadores del Basque Centre for Climate Change (BC3) han desarrollado la aplicación ARIES for SEEA, una herramienta innovadora basada en inteligencia artificial que por primera vez permite cuantificar y evaluar los servicios de los ecosistemas de forma rápida, estandarizada y personalizada en cualquier lugar del planeta.

El proyecto está liderado por Ferdinando Villa, investigador Ikerbasque y responsable de la plataforma de investigación e innovación ARIES del BC3, con Stefano Balbi como segundo de a bordo. ARIES for SEEA ha sido desarrollada en el marco del proyecto NCAVES. Financiada por la Unión Europea, en su implementación colabora la ONU (a través de UN DESA y PNUMA). El BC3 ha contado también con el apoyo de la Consejería de Educación del Gobierno Vasco.

A partir de ahora es posible medir de forma precisa la contribución real de la polinización, la producción de agua limpia, la regulación del clima por parte de los bosques o la producción de alimentos. La herramienta tecnológica tendrá un impacto global. Permitirá a los usuarios y, fundamentalmente a los gobiernos nacionales, implementar el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica (SEEA, por sus siglas en inglés).

SEEA es el estándar internacional para contabilizar el capital natural que fue adoptado por la Comisión de Estadística de la ONU en marzo de 2021. “Posibilita calcular el total de recursos naturales renovales y no renovales (plantas, animales, aire, agua, suelos, minerales) que de forma combinada brindan beneficios a las personas en un ecosistema o región determinados”, explica a este periódico Ferdinando Villa.

Una toma de decisiones ambientales mejor informada

ARIES for SEEA está disponible en la Plataforma Global de las Naciones Unidas. Varios países como China, India y Brasil han comenzado a utilizarla. La aplicación prevé continuar expandiéndose en los próximos meses. Agregará nuevas funcionalidades para extraer indicadores que permitan evaluar progresos en el cumplimiento de los ODS y trazar la mejor ruta hacia el Marco Mundial de Biodiversidad Post-2020.

“La principal ventaja de utilizar la aplicación es que contribuye a una toma de decisiones ambientales mejor informada. ARIES for SEEA incorpora e integra los últimos datos y modelos para contabilizar el capital natural”, detalla Villa. “También ayuda a ampliar el intercambio de conocimientos entre los usuarios. Lo hace a través de la reutilización y personalización de modelos y datos que sean fáciles de encontrar; accesibles, interoperables y reutilizables (Principios FAIR)”.

El investigador destaca que ARIES for SEEA juega a favor de reducir la brecha tecnológica entre países gracias al empleo de un software gratuito de código abierto que no requiere de una gran capacitación por parte de los usuarios. Por otro lado, el big data y la inteligencia artificial de la herramienta generan informes que Ferdinando Villa cataloga como “transparentes, rápidos y económicos” y que facilitan su acceso a los responsables políticos.

Confluencia de nuevas y viejas técnicas

En lo meramente técnico, Stefano Balbi apunta que la mayor complejidad ha tenido que ver con mediar entre la información espacial y la información de las estadísticas nacionales, que suele ser publicada en formato tubular. “Ha sido complicado utilizar de forma operacional un subconjunto de la inteligencia artificial como la semántica, hoy un tanto olvidado. La semántica estuvo de moda en los 80, pero después fue abandonada por su fracaso en aplicaciones prácticas”.

En este sentido, ARIES for SEEA ha optado por ir a contracorriente. “Ahora que todos usan la inteligencia artificial sobre grandes bases de datos -aunque únicamente en términos de machine learning- nosotros somos de los pocos que hemos sabido utilizar la semántica para resolver problemas de interoperabilidad. Conseguimos que los datos y los modelos desarrollados de forma independiente puedan comunicarse entre sí”, añade Balbi.

“Muchas de las tecnologías y protocolos de los últimos años han contribuido a hacer realidad el proyecto. Es el caso de OGC Services, Geoserver, Rest o Cloud Optimized. También ha sido importante la propia velocidad de la red y la potencia de la infraestructura computacional distribuida. Hace diez años, parte de lo logrado habría resultado imposible”, asegura el investigador.

Un proyecto global

ARIES for SEEA encaja con la estrategia europea promotora del Green Deal. De igual modo, el proyecto está alineado con las exigencias de los fondos de recuperación. Sin embargo, los investigadores aclaran que su carácter es global. También sus objetivos. No está por tanto vinculado a ningún posicionamiento geoestratégico. Ferdinando Villa cree que la batalla tecnológica que a nivel mediático protagonizan algunas potencias la están librando únicamente las grandes corporaciones privadas. “La investigación pública tiene que colaborar a escala global para resolver retos también globales”.

En esta línea, el investigador del BC3 no duda que el futuro de la sostenibilidad depende también de que el mejor conocimiento esté al alcance de todos. “Nosotros estamos trabajando para el planeta. Así pensamos y desarrollamos nuestra tecnología”, añade Stefano Balbi. “Estamos a disposición de todos aquellos que promuevan los paradigmas open source y open access”.

“Con ARIES for SEEA, Europa tiene ‘in house’ algo novedoso, pero lo cierto es que colaboramos mucho con instituciones de Estados Unidos. En Asia, contamos con un equipo de colaboradores en la Universidad de Nagoya, en Japón. En el futuro nos gustaría trabajar más intensamente con China”, concluye Ferdinando Villa.     

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