Siempre he pensado que el arte no debería quedar a expensas del espectador. Contemplarlo como un socio activo que puede influir en la manera que pensamos, trabajamos y creamos. Su misión es grandiosa: invita a contemplar, observar, a sentir, a reflexionar, ahondar. El arte interpela con quien lo contempla.
A lo largo de la historia, emperadores, monarcas, nobles, papas, entendieron queponer su imagen de poder en manos del artista era esencial para trascender. La percepción del artista va más allá de la mera copia. Supieron detectar sus más hondas inquietudes, interpretaron sus aspiraciones, se anticiparon a sus deseos y plasmaron en la imagen el mensaje que querían proyectar al mundo. Entonces, ¿cuán importante consideras ahora la función del arte y del artista? Tener una visión clara, un propósito definido y los recursos para materializarlo parece fácil, sin embargo, llegar a construir una identidad corporativa o artística requiere ser creativos, es decir, de poner las ideas en acción y materializarlas, lo que yo llamo CREActivos.
Arte, innovación y empresa, son expresiones de una misma fuerza. Así como el hombre tiene anhelo de dar sentido a la vida y de construir relaciones significativas, el artista siente una profunda vocación que pone al servicio de la sociedad, del mismo modo que un empresario con propósito busca crear valor real.
Desde el Renacimiento hasta las vanguardias, lo creamos o no, los artistas han sido agentes de transformación. Como restauradora de pintura, ahondar en el proceso creativo es conocer la dimensión estratégica y empresarial del artista. Por tanto, ¿qué cualidades podemos aprender de ellos? La confianza, la autodeterminación, el compromiso, la ambición, el coraje, la estrategia, la tenacidad son solo algunas. Resulta fascinante cómo tuvieron por objetivo crear algo único, diferencial. ¿Acaso no son maestros atemporales para los entornos empresariales? Sus habilidades blandas no disolvieron su ambición, una cualidad mal vista y sin embargo, esencial para proyectar una carrera con impacto. Reconocer y cultivar este afán es un desafío en cualquier ámbito, especialmente en la retención y el desarrollo del talento. Un ejemplo magistral de ello es Rubens, quien convirtió su taller en el más prolífico y productivo de su tiempo, logrando consolidar un modelo de gestión ejemplar.
El arte contemporáneo y las vanguardias históricas van de la mano con los avances tecnológicos. ¿Y a qué llamamos vanguardia? Curiosamente el término procede del lenguaje militar, implica la idea de lucha, de combate, de pequeños grupos destacados del cuerpo mayoritario que avanza, que se sitúan por delante. Una vanguardia artística es un grupo reducido que avanza antes que el resto rompiendo esquemas y generando, en un primer momento, incomprensión. Se comportaron como una “curva de cambio” en la que el rechazo emocional es el primer paso que sufre toda transformación. Movimientos vanguardistas como el fauvismo, cubismo, o futurismo son más una actitud frente a la realidad que luego se transforma o provoca una nueva forma estética acorde a su manera de expresarse. Abandonan la imitación de la naturaleza, la representación tridimensional, lo convencional -de ahí que nos sintamos abrumados al no identificar lo que representan- para centrarse en un lenguaje conceptual expresado de un modo, a veces, más simplificado, en forma, color, e incluso, ampliando los límites del arte proponiendo nuevos formatos como la performance, la instalación, el vídeo. Buscan provocar emociones, generar reflexión e impulsar nuevas maneras de contemplar nuestra actualidad. Se desprenden de una narrativa consabida para expresar una visión personal, perspicaz, que puede llegar a ser conmovedora y seguramente, innovadora. Desde esta perspectiva propongo que entendamos el arte, como una vía para activar, reflexionar y transformar ejecutando (ARTE), puesto que la resistencia al cambio puede significar el fin de una organización.
Conocer los procesos creativos es comprender los ciclos de crisis y conflicto emocional que todo cambio conlleva. Arnold J. Toynbee en su Estudio de la Historia plantea el concepto de la minoría creativa, según el cual, las sociedades avanzan gracias a estos grupos que introducen nuevas ideas, desafían el statu quo y marcan un camino diferente hacia el futuro. En el caso de las vanguardias, se cumple. ¿Podría ser que el declive de una civilización ocurra por la pérdida de creatividad en sus líderes? Lo que sabemos es que las organizaciones que apuestan por la creatividad lideran el cambio.
El arte nos enseña que la creatividad no es un lujo, es una necesidad estratégica. Así como los artistas fueron pioneros en su época, los líderes empresariales deben adoptar esta mentalidad para transformar sus negocios. La historia lo demuestra, combinar visión, audacia y creatividad es la clave para la innovación y el progreso. La cuestión no es si el arte puede aportar valor a la empresa, sino cuánto estamos dispuestos a aprender de él para innovar y evolucionar.
Día Mundial contra el Cáncer: innovación y equidad en la lucha contra la enfermedad
Por Pedro Mesquita, Director General de FUJIFILM en España y Portugal