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Asfalto frío: Una forma de combatir el calentamiento global

Un estudio desarrollado por el MIT (Massachusetts Institute of Technology), publicado el 9 de agosto de 2021 en la revista Environmental Science and Technology, revela el impacto climático que conlleva el uso de asfalto o pavimento frío en carreteras de las ciudades de Boston y Phoenix. Los resultados son verdaderamente esperanzadores: disminución en las emisiones de gases de efecto invernadero entre 1.0-3.0% y 0.7-6.0% en Boston y Phoenix, respectivamente, durante 50 años. 

Datos nada desdeñables, luego de presenciar el alarmante sexto informe IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) en el que se da un margen de 5 años para desacelerar la avanzada del cambio climático. 

Difusión social de los avances científicos

En ese sentido, hoy más que nunca, hacen falta iniciativas que impulsen este tipo de estudios. Empresas que se involucren en la labor de crear conciencia ambiental, a través de campañas de impacto social que informen a la comunidad de estos hallazgos científicos.

Gran parte del éxito de este tipo de actividades, recae en los mensajes que se comunican a través de distintos medios. En esto, Camaloon ayuda a empresas de todo el mundo a transmitir mensajes efectivos en productos promocionales o personalizados, que reflejen la identidad de marca y que al mismo tiempo despierten conciencias por medio de campañas publicitarias o sociales.

Los fenómenos de clima extremo que hemos presenciado últimamente bien han demostrado que cualquier acción en pro de mejorar la situación actual es importante. Las últimas inundaciones en Bélgica y Alemania a causa de lluvias torrenciales, la ola de frío en España y las oleadas de calor en América, y otras partes del globo, han hecho reaccionar hasta al más neutral. Los diversos sectores de la sociedad se están involucrando. 

El asfalto frío, un pequeño gran paso

El mundo necesita comunidades informadas y bien organizadas que hagan visibles investigaciones en torno al tema e impulsen cambios en las políticas públicas. Y, definitivamente, el estudio sobre los efectos positivos del asfalto frío es uno que vale la pena promover. En él se habla del fenómeno “isla de calor urbano” que se da cuando las superficies impermeables de una ciudad absorben radiación solar y generan calor. Es decir, la temperatura del aire aumenta de forma considerable, afectando negativamente, tanto la salud de las personas, como el medio ambiente.

Los investigadores Hessam AzariJafari, Xin Xu, Jeremy Gregory, and Randolph Kirchain demuestran que los asfaltos fríos reflejan más radiación solar y, por lo tanto, envían menos calor que las superficies de asfalto tradicionales. En el caso de Boston, la disminución de la temperatura podría ser de 1.7 grados Celsius, mientras que en Phoenix hasta 2.1 grados Celsius. 

Esos números varían de acuerdo a diversos factores como: la infraestructura del área, el tráfico o la estrategia de asfaltado frío que se implemente en relación con el clima. Pero que, si llegara a replicarse en otros lugares de Estados Unidos y el mundo, se estarían conjugando esfuerzos significativos que sumarían puntos al trabajo de superar los estragos del calentamiento global, que no han sido pocos los últimos años. 

Los beneficios reales del asfalto frío

La métrica que los científicos usaron para medir el grado de reflectividad del pavimento se llama albedo, por lo que las superficies con albedo bajo absorben más radiación solar y, por el contrario, los pavimentos con albedo más alto reflejan más luz solar. El hormigón o cemento y todos las superficies más claras arrojan un albedo más alto. Los asfaltos que más se usan hoy en día son oscuros, pero se pueden enfriar con recubrimientos reflectantes.

Eso explicaría no solo la baja de temperatura, sino la reducción de los gases de efecto invernadero. Y es que las superficies de asfalto frío hacen más fresco el aire en verano, por lo que se generaría un menor consumo de electricidad debido a que hay menos necesidad de usar aires acondicionados. Y, por si fuera poco, en invierno al reflejar la luz en las edificaciones podría hacer que se calentaran, evitando que se enciendan las calefacciones. 

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