Era “el último gap” que le faltaba salvar a La Nave de Madrid. La Escuela de Innovación del centro de innovación urbana del Ayuntamiento arranca la semana que viene. En ella se congregarán el próximo martes las 57 personas inscritas y de donde, esperan desde la dirección de La Nave, surjan las próximas startups madrileñas.
Cristina Duque, responsable de Programas y Actividades de La Nave, desgrana a Innovaspain las claves de este nuevo proyecto. “Con la Escuela de Innovación unimos personas con ideas pero a las que les faltaba algún perfil o ese talento potencial para llevarlas a cabo. Y al contrario: personas que realmente quieren aprender metodologías de innovación o muy formadas en alguna temática en especial, que quieren formar parte de un proyecto, pero no tienen ninguna idea en mente”.
A falta de pocos días para arrancar, Duque reconoce que el proyecto ha suscitado gran interés. “A pesar de la COVID”, añade. Desde La Nave se ha realizado un mapeo del mercado y detectar las necesidades que han ido surgiendo. El resultado son el más de medio centenar de inscripciones de las cuales “el 99,9% son de Madrid”.
Un programa que, por su propia esencia, se realizará de forma presencial. Por suerte, La Nave cuenta con instalaciones preparadas para respetar todas las medidas sanitarias. “Se reunirán en aulas muy grandes. Y, si nos hiciera falta, podemos usar la nave central: 6000 metros cuadrados disponibles”.
Si bien otros programas que impulsa La Nave no exigen presencialidad, esta Escuela trata de fomentar el “contacto humano”. A través de la gestión de personas, ponen en común ideas a las que encontrar encaje con los intereses de cada uno de los participantes. Porque no se puede “impulsar un proyecto sin conocerse”, considera Duque.
Así, cada martes, de 15 a 18 horas de la tarde, la Escuela será el lugar donde se gesten las nuevas startups madrileñas. La formación, explica, se extenderá un mes y medio. Todo con una metodología, señala Duque, “para que aprendan haciendo”.
Oportunidades en mitad de la pandemia
Hasta la Escuela de Innovación han llegado ideas de diversos tipos y pensadas para diferentes sectores. En especial, proyectos relacionados con temas de salud o educación, informa Duque. A raíz de la pandemia, “muchos emprendedores han aprovechado ese lapso de tiempo y se han lanzado a trabajar sobre el proyecto que tenían”. Como consecuencia, el número de inscritos en los distintos programas de La Nave ha aumentado.
El auge más notable lo han tenido en EmprendExprés. Este programa ofrece píldoras de conocimiento “para aquellos que quieran dar forma a una idea o busquen metodologías ágiles”, describe Duque.
Ella también es la directora del Programa de Aceleración de empresas, donde “se han superado con creces” los proyectos enfocados en salud. Entre otros, tecnologías como el blockchain, la realidad virtual (“sobre todo aplicada a educación”, matiza Duque) o la Inteligencia Artificial, son las más demandadas.
Pero no se ha abierto un abanico de posibilidades solo para los emprendedores. La Nave, nacida en 2017 en el barrio de Villaverde, también ha visto la oportunidad en la pandemia. Si hace cuatro años nació para “acercarse al ciudadano madrileño”, hoy la aspiración es “ser referentes a nivel nacional”.
“Creo que hemos superado con creces que nos conozcan en casa. Ofrecemos muchísimas actividades que dan valor añadido al ecosistema y ciudadanía en general. Cualquier proyecto que facilite la vida al vecino y que entre en las cuatro verticales que desarrollamos se puede escalar y exportar a distintos países”. Tanto es así, que solo al programa EmprendExprés se unieron más de 400 participantes de más de 16 países, sobre todo de Latinoamérica.
La salud del tejido emprendedor madrileño
Duque no duda a la hora de diagnosticar como “buena” la salud del tejido emprendedor madrileño. Y destaca que esta se ve principalmente en los sectores de “educación y sostenibilidad”. Como centro de captación del talento y nuevas ideas, en La Nave trabajan muchos emprendedores enfocados a temas de salud. “Todo lo relacionado a realidad virtual para el uso de mascarillas, para tomar temperatura de forma digital, otros proyectos para detectar partículas de aire… algunos sí salen adelante, pero otros exigen tanta inyección financiera que no son viables todavía”.
El teletrabajo no ha supuesto un gran cambio para los emprendedores, aseguran desde La Nave. “Ellos por lo general están acostumbrados a utilizar herramientas colaborativas para trabajar. Funcionan con tecnologías ágiles, como Scrumban”, responde Duque.
También sigue llamando la atención otro ámbito que lleva en boga más tiempo: las Smart cities. Pero sin duda la sorpresa han sido aquellos destinados a educación y sostenibilidad. Sobre esta última, Duque repasa algunas ideas: “Máquinas que trituran envases y los convierten en polvo de plástico, con lo cual hay que acudir menos veces al contenedor. O también poder gestionar qué tipo de envase se está utilizando y cuántas veces al día se reciclan envases”.
La educación se ha centrado en metodologías con las que pudieran trabajar proyectos de forma digital, a través de herramientas digitales. “De manera práctica, con los profesores, nosotros lo realizamos en esas plataformas. Y creemos que el 100% de ellos va a empezar a implementarlo con los alumnos”, confiesa.
La actividad que se desarrolla tanto dentro como fuera de este gran espacio municipal no para. Aceleradora, incubadora de empresas, impulsora de proyectos como Softlanding Europa y, en pocos días, Escuela de Innovación. La Nave seguirá siendo el punto de encuentro de las ideas y las personas que quieran ayudar a materializarlas.