Se ha convertido en un grito de guerra, pero también en una llamada de socorro, para quienes conforman el negocio de la automoción en España. «Necesitamos un plan de choque y lo necesitamos ya», se escucha entre las diferentes voces del sector. Ya esta semana las asociaciones ANFAC, FACONAUTO, GANVAM y SERNAUTO han presentado un plan de medidas urgentes para la recuperación de la crisis del COVID-19.
El coronavirus ha paralizado una industria que genera el 10% del PIB. «Por eso hay que dejarse de ocurrencias y de medidas poco concretas», se queja Enrique Lorenzana, director comercial de Genesis para Europa, quien considera que el mundo del motor «está siendo más sacrificado que otros en esta crisis». Opiniones aparte, lo que es incuestionable son las cifras: las ventas de turismos y vehículos todoterreno cayeron en España un 96,5 % en el mes de abril hasta totalizar solo 4.163 unidades.
Ante la pregunta de si se puede recuperar la actividad comercial y económica para evitar que sea una año desastroso, Juan López, presidente de Suzuki Ibérica, no se muestra muy optimista. «Hay mucha incertidumbre. El Gobierno no presenta un plan claro. Parece que los concesionarios de más de 400 metros van a poder abrir, pero ya se sabe… hasta que no esté en el BOE no lo sabremos», comenta. Las cifras del año pasado –1.258.260 unidades matriculadas– «solo las veo posible a largo plazo», apunta López.
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Para Eduardo Divar, director general de KIA Motors Iberia, la recuperación de la automoción pasa, entre otras cosas, por generar confianza en el consumidor, no perder de vista los retos medioambientales y, el más importante, que el Gobierno comience a ayudar. «Llevamos tiempo pidiendo fondos. Necesitamos 400 millones de euros y no 45 millones como se empeña el Gobierno. Al mismo tiempo, es un error centrar las ayudas solo en los coches eléctricos. La combustión sigue siendo fundamental».
En este sentido, Divar considera ahora más imprescindible si cabe el plan de achatarramiento para los vehículos más viejos. O lo que es igual, reactivar el Plan Estratégico de la Automoción, concretar un marco jurídico estable para el sector y establecer medidas hacia la descarbonización de la movilidad. «Hay que suprimir el impuesto de matriculación. No por la compra sino por el uso. Aquel ciudadano que tiene un coche que contamina más, que pague más. Es lo lógico, pero no se está aplicando», lamenta Divar.