La avifauna que se encuentra en las áreas forestales necesita un aliado, pues la expansión del ser humano ha hecho que sus hábitats, de alto valor ecológico, se vean en peligro. Pero Red Eléctrica ya decidió hace años –prácticamente desde el inicio de su actividad– que desarrollaría sus nuevas infraestructuras teniendo siempre en cuenta las zonas de menor impacto, evitando atravesar áreas protegidas. No solo eso: desde entonces, la compañía lucha por implantar soluciones compatibles con sus actividades y con la protección de la biodiversidad; así como promocionar y colaborar en la conservación de aves como el águila imperial ibérica, el águila pescadora, el águila de Bonelli o el buitre negro.
“La avifauna es un aspecto especialmente relevante para Red Eléctrica debido a la interacción de las instalaciones de transporte de energía eléctrica con el entorno y, más concretamente, con su fauna”, explican desde Red Eléctrica a Innovaspain. Para ello, llevan a cabo diferentes iniciativas con el objetivo de compatibilizar las instalaciones de la red de transporte con la biodiversidad. Como se ha citado antes, evitan atravesar áreas protegidas, pero también instalan dispositivos de señalización en líneas que atraviesan zonas de alta sensibilidad –como los salvapájaros, que mejoran la visibilidad y detección de las líneas eléctricas por parte de las aves–.
Desde Red Eléctrica también destacan que se trabaja de forma continua en otras actuaciones preventivas y correctoras para mejorar la eficacia de las medidas adoptadas. De hecho, a día de hoy, se han señalizado 4.090 kilómetros de líneas detectadas, un área donde la compañía ha sido premiada a nivel internacional: “el proyecto más premiado finalizó en 2016 y consistió en la identificación, caracterización y cartografía de las rutas y corredores de vuelo de las aves que interactúan con las líneas. El proyecto identificó tramos de líneas eléctricas con mayor riesgo sobre la avifauna”, subrayan.
La última de su grandes iniciativas ha tenido que ver con construcción de la línea eléctrica Mangraners-Espluga-Begues, en la zona de Alt Camp (Tarragona): durante un año, han monitorizado gracias a un GPS el vuelo de una águila perdicera, permitiendo estudiar sus zonas de planeo para luego evitarlas al construir la línea.
Según Antonio Calvo, director de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de Red Eléctrica, “nuestra prioridad es compatibilizar el desarrollo de las instalaciones de la red de transporte con la protección de la biodiversidad, reduciendo al máximo su potencial impacto”.
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Pero antes de este proyecto, llevado a cabo en enero de 2020, han desarrollado (y desarrollan) varias iniciativas relacionadas con la protección y conservación de aves en riego de extinción o altamente vulnerables “de la mano de distintas administraciones públicas, centros de investigación y organizaciones no gubernamentales”, especifican.
En Doñana, por ejemplo, llevan desde 2015 siguiendo, conservando y recuperando para su espacio natural al águila imperial ibérica, una especie endémica de la Península Ibérica, que se encuentre en peligro de extinción. Desde la compañía explican que se contribuye a su recuperación “mediante la aportación de vehículos para el seguimiento de la especie, alimentación suplementaria para la época de reproducción y también con una grúa necesaria para realizar actuaciones sobre nidos”. El proyecto finalizará en 2022 y “se ha constatado que, por primera vez desde 1982, la totalidad de la población en Doñana se reproduce y ha conseguido incrementarse. Desde el inicio de la colaboración, 35 pollos han volado de los nidos”, inciden.
Por otro lado, desde 2011, están en Cádiz protegiendo al águila pescadora, una especie que presenta un estado de alta vulnerabilidad. Para proteger esta avifauna, han instalado plataformas de nidificación en apoyos eléctricos en el embalse de Barbate, instalando un total de tres hasta la fecha. “El personal colabora de forma continuada en la adecuación de las plataformas y en el marcaje de los pollos y se ha conseguido que la especie vuelva a nidificar en Andalucía, zona en la que no se reproducía desde los años 80”.
Aunque quizá uno de los proyectos más relevantes sea el Centro Internacional de Migración de Aves (CIMA), que gestiona Fundación Migres en Tarifa. “La preocupación por la avifauna se extiende a la amenaza que supone para ella el cambio climático: las aves son muy sensibles a la variación en las condiciones atmosféricas, por lo que se han convertido en los mejores bioindicadores de los cambios ambientales que se están produciendo por los efectos del calentamiento global”, aseguran.
El CIMA es un centro construido en el parque natural del Estrecho, en Punta Camorro, para la observación y el estudio científico de las migraciones ornitológicas y su relación con el cambio climático, y uno de los más importantes a nivel mundial, “pues el estrecho de Gibraltar es uno de los tres principales lugares del mundo en concentración de aves migratorias”.
Por último, desde Red Eléctrica recuerdan que colaboran con administraciones públicas también en Galicia, Castilla y León, Navarra, Valencia, Canarias… Águilas reales, buitres negros, águilas de Bonelli, alimoches o cernícalos; toda una avifauna que cada vez está más lejos del riesgo de extinción y que han vuelto a encontrar, entre redes eléctricas, un hogar seguro. Solo necesitaban un aliado.