Investigadores del Cima Universidad de Navarra y del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) han demostrado que una molécula de las bacterias intestinales, denominada TMAO, predice el riesgo de mortalidad en los pacientes de enfermedad arterial periférica.
“Lo que se está viendo últimamente es que la microbiota intestinal, es decir, el número de gérmenes que tenemos en el organismo, pueden estar involucrados en la génesis de estos procesos”, explica José Antonio Páramo, investigador senior del Cima y de la Clínica Universidad de Navarra y jefe de grupo del CIBERCV. De hecho, señala que las bacterias intestinales se han asociado con diversos tipos de cáncer y otras manifestaciones cardiovasculares.
En este caso se trata de un metabolito producido por un determinado tipo de bacterias relacionadas con determinados tipos de alimentos. “Sabemos que la ingesta de carnes rojas, huevos, mariscos, lácteos, etc. fomentan que las bacterias intestinales metabolicen esos alimentos a moléculas intermedias, que tras ser absorbidas por el organismo, dan lugar al TMAO por acción de enzimas hepáticas –afirman los autores del trabajo–. Por lo tanto, seguir una dieta saludable puede ayudar a modificar la microbiota intestinal, de manera que se reduzca la producción de metabolitos perjudiciales para cada paciente”.
TMAO
Los resultados de este trabajo, publicados en Scientific Reports –revista del grupo Nature–, son fruto de una colaboración iniciada en 2010 entre el Cima y el CHN. “Durante estos años hemos reclutado muestras sanguíneas de más de 300 pacientes, revisamos su historia clínica y registramos la presencia de eventos cardiovasculares o la causa de fallecimiento, en su caso, y lo correlacionamos con posibles biomarcadores”, dice la doctora Esther Martínez-Aguilar, facultativa del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del CHN.
El estudio concluye que TMAO es un biomarcador eficaz para predecir la presencia de patología cardiovascular grave en pacientes con enfermedad arterial periférica. Estas personas presentan niveles altos de arteriosclerosis, inflamación crónica de las arterias y dolor en las extremidades inferiores, principalmente. En función del grado de enfermedad, su calidad de vida disminuye notablemente.
“El principal problema es que los síntomas se manifiestan cuando la enfermedad está avanzada, lo que reduce la eficacia del tratamiento”, apunta Carmen Roncal, investigadora del Programa de Enfermedades Cardiovasculares del Cima Universidad de Navarra y primera autora del trabajo.
“En este trabajo hemos estudiado los niveles de trimetilamina-N-óxido (TMAO), un metabolito derivado de la flora bacteriana intestinal, que se asocia con riesgo de aterosclerosis –continúa–. Mediante una técnica de espectrometría de masas evaluamos su asociación con la gravedad y el pronóstico de la enfermedad y confirmamos que los pacientes con TMAO alto muestran un mayor riesgo de muerte cardiovascular”.
Próximos pasos
Un 20 % de los pacientes mayores de 65 años son diagnosticados de enfermedad arterial periférica. Este cuadro médico es una causa importante de patología vascular aguda y crónica y se asocia con un riesgo alto de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular isquémico, amputación de extremidades y muerte.
Según comenta el doctor Páramo, “si bien los datos son de relevancia clínica, su detección sanguínea requiere técnicas sofisticadas, por lo que hay que seguir trabajando para conseguir que podamos medir sus niveles mediante un análisis sanguíneo convencional”.
Tal y como explica el jefe de grupo del CIBERCV en declaraciones a Innovaspain, el primer paso será validar estos resultados en poblaciones diferentes de la ya analizada. Después habrá que trabajar para que este hallazgo sirva “con una orientación transnacional, es decir, que pueda ser aplicado a los pacientes para prevenir sus riesgo”. En este caso se podría ir desde la recomendación de una dieta saludable que modifique esa microbiótica intestinal, hasta buscar la posible inhibición selectiva del TMAO a través de fármacos.