La mayoría de los países de latinoamericanos, exceptuando algunas iniciativas exitosas, están rezagados en cuanto a la educación financiera y al acceso al crédito de las mujeres. Esto provoca que ellas tengan menor capacidad de ahorro, menos acceso a préstamos y, en definitiva, menos posibilidades de desarrollo productivo.
De acuerdo al informe ‘Inclusión financiera de las mujeres en América Latina’, elaborado por el Banco de Desarrollo de América Latina - CAF, los estereotipos de género, determinados patrones socioculturales relacionados a la propiedad y la división del trabajo, y la ausencia de información recurrente desagregada por género por parte de entidades financieras y gobiernos ha provocado que las mujeres tengan un acceso limitado al financiamiento y no usen masivamente los productos financieros.
Para revertir esta situación el estudio recomienda, por un lado, que las entidades financieras latinoamericanas diseñen productos que tengan en cuenta la perspectiva de género, potencien las capacidades de las mujeres y hagan crecer sus negocios o emprendimientos.
En cuanto a gobiernos y bancos centrales, la recomendación gira entorno a establecer mecanismos de análisis y recolección de datos que permitan diseñar políticas públicas enfocadas a reducir las brechas financieras entre hombres y mujeres.
CAF considera necesario diseñar más programas de educación financiera con perspectiva de género que potencien las capacidades de las mujeres; así como usar indicadores que midan más eficientemente las necesidades de financiamiento de las mujeres y de sus empresas o emprendimientos.
Potencial desaprovechado
“El empoderamiento económico y financiero de las mujeres es esencial para lograr una igualdad de género real”, explica Diana Mejía, experta en inclusión financiera de CAF y una de las autoras del informe. “Por eso, gobiernos, bancos centrales y entidades financieras deberán adecuar sus productos y servicios a las necesidades de las mujeres, al tiempo que fomentan sus emprendimientos, con criterios de productividad y rentabilidad”.
Mejía considera que en líneas generales las entidades financieras no están aprovechando el potencial emprendedor y financiero de las mujeres latinoamericanas (que representan alrededor del 50 por ciento de la población) y que, a través de productos y servicios más adecuados a sus necesidades, podrían mejorar su desempeño económico. Solo las instituciones microfinancieras han hecho de las mujeres un nicho de mercado, aunque suelen venir con unas condiciones menos ventajosas.
Actualmente en América Latina y el Caribe sólo el 49 por ciento de las mujeres tienen una cuenta bancaria, el 11 por ciento ahorra y el 10 por ciento dispone de crédito, valores que para los hombres representan el 54, el 16 y el 13 por ciento respectivamente, según datos del Banco Mundial.