Una máquina que predice en un minuto el tiempo que hará en todo el planeta los próximos diez días con resultados de acierto similares a los utilizados hasta ahora, el uso de algoritmos para construir el hogar perfecto o su utilización para avisar de una crisis hipo o hiperglucémica. Estos solo algunos ejemplos de los desarrollos más recientes de la Inteligencia Artificial (IA). “Ya no se trata de una predicción a futuro sino de una realidad presente. La inteligencia artificial está transformando la forma en la que vivimos y, por supuesto, la forma en la que trabajamos”, aseguran desde Banco Santander.
Esta tecnología casi de ciencia ficción ha irrumpido en nuestra vida cotidiana y en múltiples sectores, desde la salud a las finanzas, el transporte, la educación, el diseño… Según datos de Infojobs a través de la herramienta Job Market Insights, las ofertas de trabajo relacionadas con la IA se han disparado un 20% en el último año. Y esta tendencia irá en aumento: la consultora Gartner predice la creación de 500 millones de nuevos empleos para 2036.
“Su potencial es excepcional para hacer que las organizaciones ganen en eficiencia y para impulsar la producción”, señalan los expertos del banco, que al tiempo advierten de la necesidad de superar desafíos legales y éticos para que el aprovechamiento de esta tecnología sea óptimo y favorable para el desarrollo humano y empresarial. Un debate que lleva ya tiempo sobre la mesa y sobre el que se han pronunciado líderes como Elon Musk y Sam Altman, quienes, con la creación de la Asociación sobre Inteligencia Artificial, invitan a otros grandes responsables tecnológicos a identificar los principales retos que la IA plantea en sus aplicaciones empresariales.
La entidad cántabra, a través de su portal Impulsa Empresa, explica la importancia de que la ética de la inteligencia artificial, como disciplina de control clave, sea un elemento central en cualquier organización. “No se trata sólo de una preocupación moral, sino también de una cuestión estratégica que puede afectar la reputación y el éxito a largo plazo de la marca”.
Estas preocupaciones éticas están justificadas por la detección de casos específicos en los que el empleo de inteligencia artificial en las organizaciones ha generado un impacto negativo por diversas razones, llegando incluso a vulnerar derechos humanos fundamentales, como la aplicación de sesgos discriminatorios en los datos. Por este motivo, las compañías comprenden cada vez más la necesidad de crear comités éticos internos que definan pautas en el uso de la inteligencia artificial en los procesos de cada empresa.
Uno de los grandes desafíos es poder medir la responsabilidad de su uso en cada aplicación. En este sentido, Santander confía en la capacidad de las compañías para evitar que la aplicación de la IA tenga un impacto negativo y cause daño en terceros, tanto a los propios clientes como al conjunto de la sociedad. En su opinión, la recomendación más acertada es aplicar la metodología conocida como inteligencia artificial ética desde el diseño, encargada de implantar el uso responsable de la IA en todas las áreas de la empresa: desde el establecimiento de unos principios éticos fundamentales en el modelo de negocio, pasando por la formación y concienciación de los empleados, hasta la aplicación concreta de herramientas técnicas y cuestionarios para vigilar el cumplimiento de la normativa y medir su eficacia.
Para ello, es esencial definir un conjunto de principios éticos que guíen el desarrollo y la implementación de la IA. Se trata de garantizar, entre otras cuestiones, la transparencia en las operaciones, la responsabilidad en la toma de decisiones y el compromiso con la privacidad de los datos. “Las organizaciones más concienciadas son aquellas que incluyen la ética de la inteligencia artificial como parte de su modelo de gobierno, de tal forma que esta disciplina se integra en toda la compañía estableciendo claras responsabilidades en lo que se refiere a roles y procesos (en todo momento se sabe qué se debe hacer en un determinado caso, quién es el responsable de la tarea y cómo actuar si algo no va bien)”.
Garantizar la protección de los datos de los clientes es otra de las prioridades éticas para toda empresa en la aplicación de sistemas de inteligencia artificial. La IA debe utilizarse de manera que se respeten las leyes de privacidad y se garantice que los datos personales estén seguros y protegidos en todo momento. Con ello evitaremos situación como la que ocurrió en 2018, cuando se reveló que un gigante de los motores de búsqueda seguía recopilando datos de ubicación de los usuarios incluso cuando habían desactivado la configuración de ubicación en sus dispositivos. También se supo que una de las redes sociales más famosas del mundo permitió que una empresa externa de análisis de datos accediera a información personal de millones de usuarios sin su consentimiento, empleando luego la misma para influir en las elecciones políticas.
La IA en la banca
El sector financiero es uno de los que más se han volcado en aprovechar las ventajas que comporta la implementación de sistemas y servicios basados en la Inteligencia Artificial. Entre otras aplicaciones, permite mejorar la atención al cliente y la protección, optimizar los procesos de aprobación de créditos o prevenir la morosidad, entre otras aplicaciones.
Banco Santander es una de las entidades pioneras en la aplicación de la IA en servicios más personalizados para el cliente y en la implementación de los chatbots, una herramienta muy útil para resolver las dudas financieras cotidianas, proporcionar información o dar instrucciones para realizar una operación. Con los bots conversacionales se garantiza un canal de atención en cualquier momento y lugar, se agiliza la resolución de consultas frecuentes como los horarios de las oficinas, la ubicación de cajeros o cómo activar y desactivar tarjetas de crédito, permiten atender un mayor número de solicitudes y se libera al personal de las sucursales bancarias para que puedan dedicar más tiempo a asesorar a los clientes.
También es muy útil para prevenir la morosidad a través de notificaciones en las aplicaciones de banca digital. Con ellas es posible avisar a los clientes de transacciones que estén a punto de realizarse, como el cobro de un recibo en un par de días o del seguro del coche dentro de unas semanas. La IA es capaz de analizar los patrones de gastos y advertir al usuario de que se podría quedar sin dinero para hacer dichos pagos. De esta forma, se ofrece un tratamiento personalizado, se promueve una mejor gestión financiera y se reduce el riesgo de quedarse sin liquidez para hacer frente a las obligaciones futuras.
Por ejemplo, en Santander España la aplicación de la Inteligencia Artificial ha permitido gestionar un gran volumen de datos de los clientes para crear patrones analíticos y predictivos que puedan beneficiarles en un futuro cercano. Con los hábitos identificados, Santander utiliza sus canales digitales para enviar recomendaciones para que los clientes puedan gestionar sus finanzas.