Banco Santander ratifica su apuesta por la tecnología de pagos sin contacto

Cada vez más dispositivos disponen de ella para intercambiar datos, realizar compras o pagar el transporte público de forma sencilla e instantánea
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La tecnología NFC (Near-Field Communication, Comunicación de Campo Cercano) está revolucionando los canales de conexión sin contacto. Casi todas las entidades financieras, comercios o medios de transporte cuentan ya con esta tecnología. Es el caso de Banco Santander, que ha apostado firmemente por la innovación y los pagos digitales. A finales de 2020 creó PagoNxt, una plataforma común que unifica todos los pagos de los clientes de la entidad.

El propio Banco Santander ha reconocido que PagoNxt es su buque insignia en pagos digitales. “Los pagos son parte fundamental de nuestra estrategia de relación con el cliente, el principal motor de crecimiento en todas nuestras geografías. Representan además un mercado potencial muy atractivo, con ingresos de 500.000 millones de euros a nivel global”, ha señalado Ana Botín, presidenta de Banco Santander.

Capitaneada por Javier San Félix, PagoNxt cuenta con procesos de toma de decisión autónomos, un equipo con un fuerte enfoque digital (el 60% son tecnólogos) y está invirtiendo para ampliar su oferta de servicios de pagos, crear escala y entrar en mercados de alto crecimiento. Pero su gran salto está aún por llegar. A finales del año pasado integró la solución de pagos para comercios Getnet, procedente del spin–off llevado a cabo en la filial del Santander en Brasil, con la intención de desplegar esta plataforma en Europa. Getnet alcanzó a finales de 2021 un volumen total de pagos de 116.000 millones de euros, con 1,2 millones de comercios activos.

En un informe de soluciones para comercios de PagoNxt, The Future of Payments Today, se prevé una gran innovación en el ámbito de los pagos este año en diversos frentes, que incluyen una mejora del panorama normativo, un mayor uso de los datos y un incremento de la digitalización. Entre las principales tendencias en el ámbito de los pagos en Europa y Latinoamérica destaca el impacto que ha tenido la COVID-19 sobre el ecosistema de pagos global, ya que ha generado una disrupción en la estabilidad, la geopolítica y el comportamiento de los clientes como nunca había sucedido.

El documento afirma que, aunque el entorno empresarial pueda haber cambiado y las predicciones se basen en tendencias que se encontraban en un proceso emergente antes de la llegada de la pandemia, la increíble velocidad con que se han producido estos cambios ha sorprendido a todos.

La revolución en el mundo de los pagos está siendo posible, en buena medida, por la creación de la tecnología sin contacto NFC. Se trata de una herramienta que facilita los canales de conexión entre dispositivos que se encuentran próximos entre sí de forma inalámbrica para cruzar datos. Esto se consigue a través de un campo magnético establecido entre las antenas en espiral de los terminales que da lugar a una conexión unidireccional, como ocurre cuando pagamos con nuestra tarjeta de crédito sin contacto en un dispositivo de pago con NFC; o bidireccional, si abrimos canales de conexión entre dos dispositivos como teléfonos móviles y compartimos imágenes. 

Esta tecnología tiene múltiples funcionalidades. Pero, probablemente, la más popular sea la relativa a los pagos sin contacto. Muchas tarjetas de crédito o débito tienen incorporada esta conexión y basta con acercarlas a un TPV (Terminal de Punto de Venta) que cuente también con ella para realizar el pago de nuestras compras en distintos establecimientos. Es el mismo caso que si pagamos desde nuestra cartera virtual o app de banca digital con nuestro teléfono móvil o reloj inteligente. 

Cada vez más servicios permiten el pago sin contacto (contactless, en inglés) por su comodidad, rapidez y eficacia. El transporte público es otro de los que se ha unido a esta lista, permitiendo que miles de personas no necesiten llevar dinero en metálico para abonar el precio del billete. En los últimos años, ha aumentado el número de servicios de transporte público (tren, metro y autobús) que permiten el pago contactless.

Una implantación que avanza sin precedentes y que beneficiará a muchos usuarios de los más de 4.200 millones que, según Statista, optarán por el transporte público en el mundo durante 2022. Para utilizarlo, debemos tener una tarjeta de crédito, débito o dispositivo electrónico vinculado a nuestra entidad bancaria y que cuente con tecnología NFC, que es la que nos permite pagar de forma instantánea acercando estos elementos al terminal de pago.

NFC se ha convertido en un gran aliado para llevar a cabo diferentes rutinas, gracias a los múltiples beneficios que ofrece. Entre ellos, inmediatez, ya que las conexiones se realizan en un corto espacio de tiempo; comodidad, gracias a la automatización de diferentes actividades; y seguridad, uno de los principales retos en el mundo virtual.

El reto de las compras seguras

Todavía hay cierto rechazo a sustituir las tarjetas físicas por el móvil, en parte por algunas leyendas urbanas. Por ejemplo, la duda de si pueden robarnos el dinero sin que nos demos cuenta. La respuesta es no. Para leer una tarjeta contactless o captar la señal de un wallet, o monedero electrónico es necesario acercar el TPV al móvil o tarjeta a una distancia no superior a 4 centímetros. 

Además de las limitaciones de la tecnología NFC, los wallets no permiten iniciar el pago sin que el usuario haya desbloqueado su teléfono móvil a través de su código pin. Esta medida de seguridad obliga a realizar la autenticación en el propio teléfono. Si esto no fuera suficiente, cada TPV está asociado a un establecimiento cuyo dueño es responsable de su correcto uso. En caso de realizarse pagos fraudulentos sería muy sencillo identificar quien es el propietario del terminal utilizado para realizar la estafa.

Otra duda que existe es si se puede saber qué compramos o usar nuestros datos. Un riesgo que las entidades combaten con diferentes protocolos para extremar la confidencialidad. Como muestra, para que las tarjetas de Banco Santander puedan darse de alta en un wallet de terceros es necesario que el banco llegue a un acuerdo con Apple, Google, Samsung, etc. Este acuerdo recoge la confidencialidad y protección de los datos de las compras y la imposibilidad de ser compartidos. Si todavía quedan recelos sobre el posible uso que pueda realizarse de nuestros datos, hay una alternativa para realizar pagos móviles: hacerlos a través de la aplicación de wallet del propio banco. De esta manera, la información residirá y se procesará a través de los sistemas del banco, garantizando el secreto de las transacciones.

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