Año 1802. En la pedanía jienense de Mogón, a orillas del Guadalquivir, empieza una historia de amor por el olivar y el aceite que ya dura cuatro generaciones. De aquella primera almazara a la actual, Bañón ha tenido tiempo de moverse física y comercialmente hasta convertir su ‘Bañón 1802’ en uno de los aceites que triunfan en Amazon. El ecommerce es una de las razones que llevan a la compañía a mirar hacia adelante con optimismo. Además, su presencia en la gran distribución y la apertura de nuevos mercados (un 20 % de su producción ya viaja fuera de las fronteras españolas) contribuyen a que Bañón espere facturar 3 millones de euros en la campaña 2020-2021.
“La almazara actual (en Úbeda) es del año 2000 y reúne las últimas tecnologías disponibles. Producimos cerca de un millón de kilos por campaña. La mayoría es destinada para la venta a granel, y el de mayor calidad lo reservamos para el envasado de dos marcas: 'Bañón 1802' y 'Oleosur'”, explica a este periódico Santiago Bañón, actual gerente de la empresa.
El aceite premium ‘Bañón 1802’ -Premio Jaén Selección 2021- es la joya de la corona en la casa. Una selección de aceitunas Picual que se traduce en 10.000 botellas de medio litro por temporada. Habitual en el TOP 20 de aceites en Amazon, Bañón espera triplicar la producción de su producto estrella la próxima campaña.
En el cálido otoño andaluz, las aceitunas son recolectadas en el punto óptimo de maduración, y de noche, para obtener el fruto lo más fresco posible. “Una temperatura ambiente de entre 5 y 8 grados en el momento de la recogida es fundamental. Utilizamos una máquina vibradora con un paraguas invertido que recoge la aceituna sin que llegue a tocar el suelo”.
El fruto es trasladado a la almazara también de noche para que su posterior molturación dé lugar a una extracción del aceite a la temperatura más fría posible, lo que da como resultado el Bañón 1802, un aceite más puro y natural. “La idea es que al destapar la botella nos traslademos al campo. Es un aceite de oliva frutado verde intenso con un amargor y picor equilibrados, agradables al paladar, con unos toques a tomatera, plátano, hierba fresca, almendra, alcachofa e incluso frutos rojos”, describe Santiago Bañón.
Listos para el cambio
Antes de la pandemia, la compañía había hecho los deberes en materia de transformación digital. “Vendíamos en nuestra tienda online y en Amazon. Pero con el confinamiento las ventas online se dispararon. Por fortuna, estábamos preparados. El consumidor ya había cambiado antes del virus; otros han aprendido a comprar vía Internet en los últimos meses. Paradójicamente, la pandemia nos ha conectado directamente con nuestros consumidores a niveles nunca vistos. En cualquier caso, los nuevos hábitos no son el futuro, sino el presente”, explica el empresario.
Con el foco en el producto, Santiago Bañón tiene claro que se enfrentan a un consumidor bien informado. Clientes que valoran el sabor de un buen aceite de oliva, pero también sus propiedades beneficiosas para la salud. “La divulgación ha sido importante. Pensemos que hace 30 o 40 años, el aceite no tenía está consideración. Era un producto más, al nivel del pan o el arroz. Un condimento de primera necesidad. Hoy el aceite de oliva es visto como la grasa saludable por excelencia. En el caso del producto premium, es increíble la gente que ya es capaz de distinguir matices. Por establecer una analogía, ha ocurrido algo parecido en el mercado de la ginebra. Las opciones son muchísimas”.
El gerente de Bañón añade que el boom de la gastronomía ha contribuido al buen momento actual. “El aceite es ahora clave en la configuración de un buen maridaje. Nos topamos con clientes que, a base de probar, ya tienen en su cocina dos o tres botellas distintas, y saben utilizarlas en función de cada receta. E incluyo también a los fritos. No hay que menospreciar el aceite en este tipo de platos. Un aceite de oliva de calidad como Oleosur les aportará un sabor y textura muy particulares”, apunta Bañón.
Aventura exterior
La empresa jiennense comercializa el 20% de su producción al mercado internacional de Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, México y EE.UU y tiene como objetivo adentrarse en la gran distribución y abrir nuevos mercados en otros países de Europa, Asia y Sudamérica.
A través de Extenda, organismo de la Junta de Andalucía, Bañón explora sus opciones en el extranjero. “Sabemos que en Asia está subiendo mucho el consumo de aceite de oliva. También en Canadá. Queremos llegar a sitios nuevos, pero cada país es un mundo propio, son sus hábitos de consumo y una percepción hacia el aceite de oliva que difiere enormemente de un lugar a otro”.
Bañón confía en que el viento a favor sople también desde Estados Unidos, donde en los últimos años la presión arancelaria de la administración Trump sometió a las exportaciones del aceite de oliva español. A EEUU iba dirigida un 40 % del total de la producción nacional exportada.
“Cuando concluyan los seis meses de tregua sin aranceles, espero que las negociaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea lleguen a buen puerto. El problema no es el arancel en sí mismo, sino imponerlo de manera discriminatoria. Es lo que le ha pasado al aceite de oliva español, y lo que nos ha hecho pasarlo muy mal. Podríamos entrar en EEUU estableciéndonos en México o Canadá, pero supondría envasar fuera de España. Son muchas complicaciones para una empresa como la nuestra, con una producción reducida. Del resultado de las negociaciones dependerá que estemos o no presentes en ese mercado”, concluye Santiago Bañón.