Beatriz Corredor, presidenta del Grupo Red Eléctrica, ha participado en las Jornadas de Sostenibilidad 2021, donde ha presentado su nuevo enfoque de acción social. El objetivo es contribuir, mediante proyectos innovadores y de la mano del tercer sector, agentes locales y otras empresas, a la reducción de las desigualdades territorial, digital, de género e intergeneracional que vive el medio rural.
En el evento, la presidenta ha hablado sobre la importancia de la acción social en empresas, el impacto positivo y la relación con la sostenibilidad.
“El paradigma económico del siglo XIX, aquello de generar valor para el accionista, es decir, que lo único importante es la cuenta de resultados, ha evolucionado”, ha asegurado Beatriz Corredor. Y es que las crisis más recientes, tanto la de 2008, la financiera global, como la crisis de la pandemia, han llevado a un cambio de mentalidad. “Un cambio en el sentido de que sí, el mercado está bien, pero hace falta garantizar también el bienestar de las comunidades en las que se impacta. Por eso me gusta hablar de impacto positivo, porque se puede impactar de muchas maneras”.
Según ella, hay una conciencia de la opinión pública cada vez mayor, sobre todo de la juventud, algo que le “llena” de esperanza. “Tenemos que cambiar la manera de consumir, la manera de producir, de relacionarnos con las empresas… Tenemos que dejar algo mejor de lo que nos encontramos”.
Del lavado de cara a la acción
Beatriz Corredor ha asegurado que “el tiempo de las buenas intenciones ya pasó”. “Llevamos más de cuarenta años escuchando primero a los científicos y después a los políticos y luego las cumbres internacionales hablando todo el rato de esto. Llega el momento de la acción. Desde que se celebró la Cumbre de París y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y Agenda 2030 se mostró que hacía falta acción”, ha reiterado.
Para la presidenta de Red Eléctrica, es verdad que las empresas han interiorizado la acción social, y que ya se ha visto también hasta qué punto está relacionada la rentabilidad con la sostenibilidad, porque los inversores y los fondos que al final financian ponen mucho el foco en eso.
“Así se refleja en un estudio reciente de KPMG que dice que el 80% de las empresas tienen ya una preocupación en la incorporación de los criterios ESG, es decir, social, medioambiental y de gobernanza”, ha afirmado. “Ahora, también es verdad que existe el lavado de cara verde, que todo el mundo sabe que esto cuenta. Pasaba un poco lo mismo con la responsabilidad social corporativa, que era un poco hacernos perdonar las acciones de las empresas en la sociedad. Eso ha evolucionado y nos lo tenemos que creer, porque si no no hay financiación. Más del 50% de los CEO a los que se pregunte dirán que sí, que la sostenibilidad hay que tenerla en cuenta para la cuenta de resultados”.
Beatriz Corredor ha aseverado: “El movimiento se demuestra andando. Se demuestra si ves la compañía, si ha incorporado esta estrategia de apoyo al bienestar común –esto es, que no hay rentabilidad económica si no hay rentabilidad social– a la estructura de la compañía, política, planes estratégicos… Eso se va a ver muy bien en la información no financiera y cuando no tenga en muy pocos meses la misma consideración que la financiera. Las empresas vamos hacer una exhibición absoluta de dónde estamos en cada punto. Hay índices que nos miden, al final todo es medible, y no va a ser posible este lavado de cara verde si no se ha incorporado a una estrategia”.
Confianza en las empresas
Según otro estudio, cada vez se confía más en las empresas respecto a otras instituciones. “No estamos creando expectativas en la sociedad, es que nos están exigiendo muchísimo”, ha afirmado al respecto la presidenta de Red Eléctrica. “No es una expectativa, es una demanda. Me gusta que la gente confíe en las empresas, pero me preocupa que no confíen en los gobiernos".
Para Beatriz Corredor, esto demuestra claramente que hay un deterioro de las democracias liberales y es una cuestión que debemos plantearnos. “Al final, la gobernanza mundial depende de unas instituciones democráticas que garantizan la participación de la soberanía popular y la toma de decisiones. Me preocupa también que las oenegés ya no sean tan confiables. La pregunta es qué se ha hecho mal para que algo tan claramente volcado en el bienestar común no se considere bien. A lo mejor lo que se ha vislumbrado es que las empresas tienen más capacidad de actuación y de impacto inmediato. Por ello, la responsabilidad es enorme”.
La pandemia ha puesto de manifiesto a la ciudadanía que ante una urgencia, una emergencia, la única manera de solucionarlo es que se den unas instrucciones precisas de los gobiernos y que las empresas respondan a esas instrucciones precisas. O eso asegura Corredor: “No tengo ni que hablar de la crisis de suministros médicos, de mascarillas, medicamentos, de la investigación en vacunas que se han desarrollado de forma tan brutal. Y eso no se ha podido mejorar sin la colaboración público-privada, y en la historia de la humanidad nunca se había vislumbrado tanto".
Proyectos contra la desigualdad
Los proyectos de acción social presentados por Beatriz Corredor en las Jornadas de Sostenibilidad de Red Eléctrica inician una nueva línea de actuación en cuatro grandes áreas críticas. La primera es el territorio mismo sobre el que despliega su red, principalmente el medio rural. Para eliminar estos desequilibrios, la compañía hará posible la transición energética y promoverá el emprendimiento y la innovación local.
En ese sentido, el segundo ámbito de actuación es la brecha de acceso a la sociedad digital, favoreciendo la conectividad universal en los territorios en los que opera y la alfabetización digital en toda la población. Para ello, ha anunciado un proyecto junto a la ONG Acción contra el Hambre para facilitar la inserción sociolaboral de colectivos vulnerables mediante la formación de competencias y conocimientos digitales.
El tercer ámbito es la desigualdad de género. Red Eléctrica va a extender este compromiso con la igualdad de género mediante el apoyo a la mujer rural, con proyectos como la puesta en marcha de una plataforma de comercio online para dar salida a los productos de pequeñas empresas agropecuarias dirigidas por mujeres a través de Fademur.
Y, por último, la compañía va a trabajar en el ámbito es la infancia y la juventud, contribuyendo a eliminar el abandono escolar prematuro y el fracaso educativo del alumnado de zonas rurales y favoreciendo su formación y acceso al mercado laboral en profesiones vinculadas a la transición energética. Para este objetivo la compañía ampliará su colaboración con el Alto Comisionado para la Pobreza Infantil y con entidades formativas.