begIA: un selfie para diagnosticar desde casa las tres principales causas de ceguera

Hablamos con Igor García, responsable de la plataforma capaz de detectar retinopatía diabética, glaucoma y cataratas mediante la toma de imágenes a través de una aplicación gratuita
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Francisca Villanueva e Igor García, durante el SpinUOC 2023.

Un selfie para detectar retinopatía diabética, cataratas o glaucoma, las tres principales patologías causantes de ceguera en todo el mundo. Esta es la premisa de la que parte la plataforma begIA, el ‘Premio Ramón Molinas al mejor proyecto de impacto social’ del SpinUOC 2023, la jornada de emprendimiento y transferencia de conocimiento de la Universitat Oberta de Catalunya.

Detrás del proyecto están Igor García, graduado en Física e Ingeniería Electrónica por la UPV/EHU, y su esposa, Francisca Villanueva, quien acaba de obtener una plaza como investigadora en México, su país de origen, razón por la que Igor García nos atiende desde el otro lado del Atlántico. “La idea de begIA surge cuando el hermano de mi mujer empieza a sufrir los estragos de la retinopatía diabética. Ha dejado de conducir, le cuesta asistir a reuniones sociales…”, señala el emprendedor.

A raíz de un máster, García centró su cerrera en la analítica de datos. Trabajó durante un tiempo en el análisis de imágenes en el ámbito de las redes eléctricas, e integró distintos desarrollos en una aplicación. “Una cosa llevó a la otra hasta que surge la opción de crear una app que detecte retinopatía diabética y otras dolencias. Manejamos imágenes y trabajamos constantemente tanto la base de datos como el algoritmo de reconocimiento”.

El poder de la imagen

¿Cómo funciona? “La persona interesada debe hacerse un selfie. No servirá cualquier imagen, deberá estar muy bien enfocada”, detalla Igor García. begIA hará un pre-diagnóstico señalando la probabilidad de sufrir o no alguna de las patologías oculares mencionadas. Más adelante, incluiremos en la aplicación una especie de Google Maps ubicando los especialistas más próximos al usuario capacitados para atender su dolencia”.

El experto indica que no existe nada igual en el mercado. Lo más parecido es una reciente aproximación de un equipo de Google, aunque solo consideran la detección mediante imágenes, no su integración posterior. “Las principales dificultades que nos estamos encontrando son más humanas que tecnológicas. Por ejemplo, nos cuesta acceder a imágenes nuevas que mejoren el algoritmo. Por eso estamos en contacto permanente con ópticos, hospitales y asociaciones de pacientes”. Aún así, disponen de una amplia base de datos de fotografías de casos ya diagnosticados, y por tanto validadas por profesionales médicos.

Llegar a todas partes: la importancia de un diagnóstico precoz

Otro elemento que suma valor al proyecto tiene que ver con la agilidad. “El hermano de mi mujer habría salvado la vista, o al menos se podría haber tratado mejor, de haber recibido un diagnóstico precoz. México no es como España: las distancias son enormes, el transporte y la sanidad tienen carencias y abundan las grandes áreas rurales. Sin embargo, jugamos con la ventaja de internet y de millones de teléfonos móviles que nos permiten estar siempre conectados. begIA llega a cualquier parte. Muchas familias no tienen ingresos, y los tiempos de espera de la sanidad pública son dilatados, así que dejan correr aquellas dolencias que aparentemente no son graves. Se producen situaciones muy complicadas, también en salud ocular”. García añade que begIA también prevé jugar un papel importante en el rural español.

El modelo de negocio que han diseñado considera la gratuidad del servicio para el diagnóstico y una suscripción premium dirigida a aquellas instituciones sanitarias que quieran integrar la aplicación como herramienta de seguimiento del paciente sin necesidad de desplazamientos. Con el objetivo de dotar de mayor robustez y funcionalidad a la aplicación, en begIA van a incorporar a un programador senior experto en Android.

Emprendimiento científico

Igor García celebra el buen momento del emprendimiento científico, aunque tiene algunas dudas. “Es cierto que la ciencia debe ir por delante de la aplicación final de sus avances, pero actualmente la distancia es demasiado grande. Necesitamos más científicos que contemplen la opción de emprender. En regiones como Vizcaya el momento es ideal, y abundan las ayudas. Es cierto que puede echar para atrás el hecho de mantener un trabajo estable para seguir viviendo hasta saber si el proyecto de emprendimiento funciona o no. E incluso si lo hace, tampoco es sencillo tomar la decisión de dejarlo todo y jugársela. Siempre habrá una dosis de riesgo”.

Con el debate de los efectos de la inteligencia artificial más abierto que nunca, begIA es un ejemplo de IA diseñada para hacer el bien. “El problema de la inteligencia artificial siempre va a ser humano. No creo en una IA revelándose al estilo Terminator, salvo que alguien decida que así sea, pero ese es otro debate”.

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