Alted, un proyecto que diseña productos arquitectónicos de bajo impacto ambiental basados en materiales innovadores, ha recibido el primer premio de la 18.ª edición del premio CREAmedia de Barcelona Activa (donde también fue galardonado el proyecto Simfònics). Su artífice es la emprendedora Berta Julià, diseñadora de producto, experta en economía circular y profesora en el IED Barcelona y en la Escuela de Diseño e Ingeniería de Barcelona (ELISAVA).
Para buscar dónde nace el impulso inicial de su trayectoria –que la ha llevado a vivir y trabajar en Londres o Estocolmo-, Julià habla del ‘mix’ entre la visión científica de su madre –“me hablaba del cambio climático desde que tengo uso de razón”- y la creatividad paterna. “Además, vivir fuera me ha aportado una mirada más avanzada hacia la emergencia climática y cómo combatirla. En España estamos demasiado tranquilos”, explica a Innovaspain al otro lado del teléfono.
El ‘prólogo’ de Alted lo terminó de escribir durante el tiempo que formó parte de la startup HONEXT. “Entendí mejor el sector de la arquitectura y los nuevos materiales y cómo la sostenibilidad es una variable a la que ya no es posible renunciar”. Alted consiste en introducir en la arquitectura nuevos materiales de base reciclada listos para ser instalados. Es una defensa a ultranza de la economía circular.
A día de hoy, Berta Julià percibe que, salvo pequeños movimientos, la industria no está apostando de forma masiva por este tipo de materiales novedosos. “Una de las razones es que los procesos productivos actuales sólo están adaptados para trabajar el material clásico -madera, plástico, cementos-. El cambio va a costar”.
Generalizar nuevos paradigmas
Alted nace de esta problemática y de la voluntad de poner al alcance de todos –“grandes y pequeños”- soluciones en un sector, el de la arquitectura, responsable del 40 % del total de emisiones de CO2 a la atmósfera. “Los materiales son un punto crítico de todo el trabajo arquitectónico; desde cómo se extraen a cómo son transformados e instalados. No tiene sentido que, si el final del 90 % de los edificios es la demolición, todos esos materiales se conviertan en residuos no aprovechables. Debemos darles una nueva salida”.
El primer diseño de Alted es un panel decorativo para paredes fabricado localmente a base de residuos de papel. “Espero que sea solo el principio. Poco a poco, daremos forma a nuevos proyectos más técnicos, cómo encimeras o incluso estructuras internas de la edificación”. La emprendedora quiere lanzar la marca Alted en enero. En este momento busca financiación inicial extra que le ayude a generar los requisitos técnicos del proyecto.
"Entiendo el mundo como un gran banco de materiales. Todo lo que necesitamos ya está aquí"
Berta Julià admite que queda mucho por hacer para que arquitectos y diseñadores se conviertan de forma irremisible en agentes protagonistas del cumplimiento de los ODS o de la Agenda 2030. “También es cierto que necesitamos más herramientas. La economía circular es la única salida, pero debemos entender que todos somos parte de una red. Añadir valor es más fácil de lo que creemos. Las empresas y entidades han de saber que su excedente o su residuo puede ser el recurso de otra empresa u organización para que nada se desperdicie”.
“Entiendo el mundo como un gran banco de materiales”, continúa Julià. “Todo lo que necesitamos ya está aquí, pero la economía lineal lo convierte en deshechos. Enfocar la crisis climática desde el diseño y la arquitectura requiere pensar en cómo dejamos de extraer recursos del planeta. Es un debate muy vivo, pero la aplicación real de planteamientos como el mío es todavía escasa”.
La experta confía en que del actual contexto surjan empresas que, como Alted, asuman con decisión y naturalidad el liderazgo del cambio. “Es muy difícil que una empresa nacida bajo un modelo lineal se pase a la economía circular sin inversión y sin una transformación profunda. Pero a largo plazo, está demostrado que la economía circular es más rentable también en lo meramente financiero”.
“Por el momento urge un cambio de mentalidad, y en España somos demasiado conservadores con este asunto”, apunta. Y alude a fuentes rigurosas, como la web de la Ellen MacArthur Foundation, de las que extraer información y herramientas valiosas para afrontar la transición en cualquier sector.
Sí se puede
¿Te da miedo que la actual crisis suponga pasos atrás sobre lo avanzado? “Puede ser que sirva de excusa, pero cada vez somos más y más los que nos damos cuenta de que no hay otra forma de hacer las cosas, sobre todo a raíz de COVID-19. Alted nace como ese jugador pequeño que demuestra que sí se puede. Empezamos de cero con un planteamiento de negocio que quiere servir de ejemplo”.
Frente al greenwashing, la economía circular real y efectiva requiere voluntad y esfuerzo. La desinformación reina en la mayoría de los sectores. “Palabras como sostenibilidad no tienen en sentido que deberían. Se les han otorgado atributos no estrictos, y es un error”.
En el lado positivo, Berta Julià opina que, incluso la gran corporación, empieza a replantearse las cosas. De este modo, empresas como IKEA -low cost globales, con proveedores en todo el mundo y entregas rápidas- toman decisiones capaces de hacer tambalearse al establishment, como alquilar parte de sus muebles en lugar de venderlos. “El impacto positivo en el medioambiente puede ser extraordinario. Los emprendedores ya actuamos así, y nos alegra que las grandes se fijen en nosotros. Tenemos que seguir por este camino”.
La fundadora de Alted celebra que, a escala europea, se haya pisado el acelerador de algunas normativas para frenar el impacto ambiental de la arquitectura. “Hasta hace poco, lo habitual era pensar que la solución a todos estos males era promover la Passive House: edificios más eficientes, neutros en emisiones”.
En los últimos tiempos ha ganado atenciones el Embodied Carbon (carbono incorporado), que contempla el CO2 emitido a lo largo de todo el proceso arquitectónico, desde la producción de los materiales hasta que la casa está en pie, y después en su demolición. “En países como Holanda, estas tendencias son una realidad práctica. España debe ponerse al día. Es necesario, al menos en edificación pública. Para que sucedan cosas de verdad, el Estado, la empresa y los ciudadanos tienen que ir a la par”, concluye Berta Julià.