La pasada semana, BBVA Research publicaba un artículo bajo el título Tracking the Corona Crisis with High-Resolution Transaction Data en el que analizaba el impacto del COVID-19 en el consumo de los españoles. Entre sus conclusiones los datos muestran cómo antes del decreto del estado de alarma la tendencia fue hacer acopio, especialmente de bienes básicos y alimentación. De este modo, en el fin de semana anterior del inicio del confinamiento se observó un aumento de las transacciones con tarjeta cercano a un 20% interanual.
A partir de esta fecha, el consumo en España no ha hecho más que decaer. El gasto medio diario con tarjeta por persona es un 49% inferior al gasto realizado en el mismo día del año anterior. "El impacto del coronavirus va a ser más intenso a corto plazo que el de la gran recesión", augura Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research.
Como apunta, "la actividad de algunos sectores se ha ralentizado de manera muy significativa". La medición de los gastos semanales muestra caídas mayores. Desde el 20 de marzo, la caída del gasto semanal con tarjeta está en torno al 60% respecto al observado en la misma semana de 2019. La semana siguiente, la anticipación de ventas por la Semana Santa, hace que la caída se atenúe, situándose en un 51% comparada con la misma semana del ejercicio anterior.
La alimentación es el único sector que registra un aumento del gasto con tarjeta, que ya se duplicó antes del estado de alarma y continúa aumentando el 60% interanual. Los días previos a Semana Santa, entre el 6 y 8 de abril, el gasto en alimentación se disparó, creciendo un 95% interanual.
La clave para Doménech a la hora de afrontar esta crisis pasa por "la adopción de medidas muy selectivas, enfocadas a problemas concretos que queramos resolver y bien diseñadas para lograr la ansiada recuperación en V". Tanto él como los autores del citado artículo piensan que el análisis con técnicas big data ayuda a cuantificar el impacto de la crisis y las políticas para frenar la pandemia, además de conocer qué costes está teniendo y cómo se distribuyen en la economía española. "Es imprescindible la colaboración del sector privado, instituciones y universidades para explorar las técnicas big data en el análisis de la economía y las finanzas", concluye Doménech.