Disminuir la probabilidad de desarrollar infecciones y mejorar la reacción del organismo a estos implantes funcionalizados son los principales objetivos de una nueva técnica puesta en práctica por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Así, para mejorar la biocompatibilidad de los materiales que se utilizan en las prótesis, el procedimiento consiste en depositar sobre dicho material una delgada lámina funcional que permite la unión estable de un gran número de especies bioactivas.
El factor que más dificulta el desarrollo de las soluciones terapéuticas ofrecidas por los materiales empleados en medicina está en la compleja interacción que establece el material con nuestro organismo. Ésta se basa en una serie de mecanismos que actualmente se conocen de manera incompleta, pero en los que tienen un papel determinante los procesos que suceden en la frontera entre la superficie del material y el medio orgánico. Como consecuencia, la importancia de la superficie del material en el éxito o fracaso del implante la convierte en una diana natural de las técnicas destinadas a mejorar la biocompatibilidad de los materiales.
Entre los procedimientos desarrollados para modificar la superficie de los materiales y mejorar la reacción del organismo a los mismos destacan aquellos que permiten crear una unión estable entre la superficie y diversos elementos bioactivos como, por ejemplo, proteínas. Se trata de procedimientos englobados bajo el término biofuncionalización y la mayoría se basan en la reacción química del material con un precursor adecuado. Las reacciones suelen ser relativamente sencillas, pero tienen el inconveniente de que resultan muy dependientes de la composición del material.
Procedimiento versátil y robusto
Para superar esta dificultad, un grupo de investigadores de la UPM ha desarrollado un procedimiento de funcionalización versátil y robusto por el que se deposita una lámina delgada funcional con un espesor inferior a una milésima de milímetro sobre el material utilizado en el implante. La técnica, denominada silanización por vapor activado (AVS por sus iniciales en inglés), puede ser empleada virtualmente con todos los biomateriales metálicos y cerámicos, y la lámina funcional es lo suficientemente versátil como para permitir la unión estable de un gran número de especies bioactivas.
Según han señalado los investigadores que han desarrollado este trabajo “la aplicación de este procedimiento abre unas excelentes expectativas para mejorar la reacción del organismo a los implantes, ya que permite dotar a los implantes funcionalizados de nuevas propiedades”. Entre los avances que pueden conllevar, han apuntado, “destacan la posibilidad de disminuir la probabilidad de desarrollar una infección como consecuencia del implante o la mejora que se puede lograr en la estabilidad de la unión del material al tejido circundante”.
Asimismo, consideran que la versatilidad del procedimiento hace que pueda ser adaptado con mínimos cambios a los procedimientos de fabricación de biomateriales empleados en la actualidad. Por este motivo, han afirmado que la aplicación de los biomateriales funcionalizados podría constituir una alternativa terapéutica para diversas patologías en un futuro no muy lejano.