Su propuesta viene a llenar un hueco existente “entre la investigación pura y dura y el salto comercial”. Biomedica Molecular Medicine hace realidad la medicina personalizada al ofrecer al médico un diagnóstico molecular que estratifica los pacientes y predice los resultados de los tratamientos.
“Lo que hacemos es recoger ese conocimiento que se genera en los centros de investigación y devolvérselo a la práctica clínica desarrollando una serie de herramientas, una de cáncer renal y otra de cáncer de mama, que permite tomar decisiones en cuento al tratamiento de los pacientes”, afirma Angelo Gámez, director de Operaciones de la empresa. La compañía, conformada por cuatro socios-promotores y un empleado, está asociada con el Parque Científico de Madrid.
A modo de ejemplo, el 40 por ciento de las pacientes con cáncer de mama tienen un riesgo de recaída prácticamente nulo y, por lo tanto, no reciben ningún beneficio de la quimioterapia. Estos tratamientos innecesarios se prescriben porque las herramientas diagnósticas disponibles no pueden determinar qué pacientes tienen bajo riesgo de recaída. La alternativa propuesta por Biomedica responde a esta necesidad.
Un experimento dentro del sistema
Es una spin-off surgida en el seno del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz-IdiPAZ. Esto la convierte en la primera iniciativa empresarial que nace en el ámbito sanitario público madrileño y cuenta con la autorización de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Su proyecto en el campo de la medicina personalizada, en el cual colaboran con investigadores del Reino Unido, supone un proceso largo y aún están desarrollando la tecnología necesaria. Mientras tanto, realizan labores de consultoría. “Nuestra posición privilegiada, tan cerca de la clínica, hace que tengamos un perfil que nos permite involucrarnos en proyectos con otros investigadores, farmacéuticas u otras empresas parecidas a la nuestra”, añade Angelo Gámez.
En cualquier caso, y volviendo a la simbiosis entre lo público y lo privado que se produce en Biomedica, han tenido que superar muchas barreras. “Es el modelo de spin-off clásico que se da en las universidad, pero lo hemos trasladado a un ambiente en el que no estaba ni planteado –reconoce el investigador-. No nos estamos encontrando muchas facilidades, más bien lo contrario, porque somos como un experimento dentro del sistema; y tampoco el ecosistema está preparado para recibirnos porque no nos esperaba nadie”. Una prueba de ello es que el proceso de constitución de la empresa duró dos largos años.
Gámez espera que, en un plazo corto de tiempo, dejen de ser la única spin-off de un hospital en la Comunidad de Madrid porque “cuantas más seamos, más fácil será”. “El reto es generar un ecosistema y una cultura más innovadora en el campo de la salud”, concluye.