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El Biotop, mayor arrecife rocoso construido en el Mediterráneo, ya da cobijo a más de 250 organismos diferentes

A un año de su creación, la estructura aloja peces, crustáceos y algas protegidas, siendo un refugio clave de conservación. También, permite hallazgos y avances en investigación marina
biotopo

Ha pasado poco más de un año desde que El Biotop, una gran estructura de 40,000 toneladas, fue montada en el fondo marino de Torredembarra, en Tarragona, y ya da cobijo a más de 250 organismos diferentes, que incluyen peces, crustáceos y algas protegidas. De este modo, el mayor arrecife construido en el Mediterraneo se ha convertido, en cuestión de meses, en un refugio clave para la conservación y un centro para la investigación marítima de gran potencial. 

“La rapidez con la que ocurrió todo ha sido asombrosa”, cuenta a Innovaspain la bióloga Irene Gonzalo Cruz, oceanógrafa de la la asociación Natural Art Reef (NAR) y una de las autoras del informe anual del seguimiento científico del arrecife. 

La montaña subacuática, de 90 metros de largo, 60 de ancho y 22 de alto, fue levantada en los primeros meses de 2023 con rocas de carbonato de calcio del mismo mar Mediterráneo, en una iniciativa de conservación impulsada por NAR en colaboración con el Centro de Buceo Rota Diving y entidades municipales, con el apoyo de BMW Group España

En los siguientes meses, se hicieron más de 100 buceos para registrar los cambios, y el desarrollo de los diversos microhábitats. “Cuando lo tuvimos delante y nos sumergimos y vimos cómo era y cómo evolucionaba, dimos con muchísimos más resultados que lo esperado y antes de lo que esperábamos”, explica Gonzalo Cruz. 

La gorgonia blanca (Eunicella singularis), uno de los corales más característicos del Mediterráneo, comenzó a surgir, por ejemplo, a 15 meses de empezar la obra, un corto tiempo dado que “son especies de crecimiento lento”.

Interacciones y apariciones nunca vistas  

Los investigadores identificaron un total de 147 especies de especial interés para la conservación, entre las que había 62 especies bioindicadoras, que ayudan a monitorear la salud y la madurez ecológica del arrecife, 12 amenazadas, como la raya obispo y el atún rojo, y 9 protegidas, peces, crustáceos y algas clave para evaluar la salud y resiliencia del ecosistema marino. También dieron con especies de interés comercial, con numerosas puestas de huevos durante el año de pulpo, el calamar y la sepia.  

Desde que tenemos la montaña estamos viendo también cosas que no habíamos visto nunca debajo del agua”, agrega la investigadora. Pudieron, por caso, documentar por primera vez una simbiosis de limpieza entre el Pez Luna (Mola Mola) y la Chopa (Spondyliosoma cantharus).

También apareció el mejillón mediterráneo, cuya población ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, tanto sobre la propia roca de El Biotop como en los cabos de fondeo que financió BMW Group, a una profundidad mayor a la típica para la especie. Un descubrimiento clave para los esfuerzos de preservación de la especie.

Devolver al mar lo que es del mar

El Biotop es una estructura construida con rocas de carbonato cálcico, que hace 25 millones de años se encontraban bajo el mismo Mar Mediterráneo y fueron obtenidas de una cantera a 15 kilómetros de la costa. El lema del proyecto ha sido precisamente “Devolver al mar lo que es del mar”. 

Lograr usar este material natural y dar con el diseño adecuado que permita luego una colonización natural de especies, llevó décadas. La primera propuesta de El Biotop surgió en 2007 por parte de Oriol Milà, director del Puerto de Torredembarra, y Miquel Rota Freixedas, fundador de NAR y acuariófilo. Rota ya llevaba años cultivando roca natural y creando estas pequeñas estructuras artesanales, los biotopos

Durante 15 años, tuvo que sortear múltiples obstáculos, pero continuó estudiando diseños y opciones, a prueba y error, para un niotopo a gran escala. Luego, se sumó a colaborar con el proyecto su hijo, Max Rota Gutiérrez, quién heredó la pasión por el mar (bucea desde los 10 años) y ahora preside NAR.

Un posible arrecife coralino en cinco años

Lo que se ha logrado con El Biotop en un año es apenas un puntapié inicial. Gonzalo Cruz remarca que ya tienen “muchísimas líneas de investigación abiertas” ante el potencial de la estructura como centro de recolección de observación controlada y recolección de datos. 

El crecimiento de los corales es lo que a nivel personal, dice la investigadora, le da más ilusión ya que son la base para que surja un rico ecosistema natural. “Entonces, podría ser que en cinco años tengamos ahí un arrecife coralino”, señala.

Se han puesto en marcha además proyectos de recuperación y restauración con la cofradía de pescadores de Torredembarra, por los que especies vulnerables que quedan atrapadas en las redes de pesca, pueden ser replantadas por buceadores profesionales y/o científicos en un ambiente óptimo para su supervivencia en El Biotop.