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ClimateTrade introduce a Telefónica en el hardware de captura de CO2

Biourban
De izquierda a derecha: Carlos Monroy (BiomiTech) y Fran Benedito (.ClimateTrade).

Cuando Telefónica entró en el capital de ClimateTrade a finales de 2022, a través de Wayra; ya había integrado su API en tu.com, su portal de comercio electrónico de compra de dispositivos tecnológicos. Ofrece a los clientes compensar de forma gratuita la emisión de los pedidos.

En el MWC 2024, Daniel Hernández Ortega, SVP devices & consumer IoT de Telefónica, ha hablado de la posibilidad de que los clientes que generan tokens según su uso de la red puedan canjearlos en programas de sostenibilidad, como compensación de huella de carbono, a través de su iniciativa Living App. La clave es también ClimateTrade, que se ha consolidado entre los proyectos de sostenibilidad de las grandes corporaciones de nuestro país.

Fran Benedito, su fundador y CEO de ClimateTrade, y Carlos Monroy, CEO de BiomiTech, presentan un nuevo paso adelante: entrar en el hardware de captura de CO2 a través de su alianza para comercializar el dispositivo BioUrban, un árbol artificial basado en un biorreactor de microalgas.

Un marketpace online de la mano de una empresa que ha diseñado un dispositivo físico. Una unión poco habitual.

Fran Benedito: Una de las ideas que más me interesaban era la captura de las emisiones de CO2. Carlos Monroy es un MIT Under 35 que patentó una solución basada en un alga modificada genéticamente que captura CO2, nitrógeno y partículas en suspensión. La ONU nos premió como la mejor solución del mundo introduciendo nuevas tecnologías a la compraventa de derechos de emisión de carbono y eso me permitió conocer a Carlos y a su equipo. Pensamos en incluir en nuestra plataforma dispositivos de descarbonización, no solo vender productos climáticos financieros, sino también productos hardware. Ellos han inventado un árbol artificial, y lo estamos distribuyendo en España, en Estados Unidos y en Emiratos Árabes.

«El 80% del oxígeno que respiramos proviene del mar»

¿Cómo fue el salto de las microalgas al árbol artificial?

Carlos Monroy: Fue todo un proceso de diseño y generación de cleantech hardware. El 80% del oxígeno que respiramos proviene del mar, lo genera este tipo de microorganismos, dada su alta capacidad fotosintética y reproductiva. Y con base a estas características adaptativas abstraemos un concepto natural para la implementación de una solución tecnológica en lugares en los que se necesita generar este tipo de soluciones.

Pero ¿dónde está el modelo de negocio?

Fran Benedito: Vendemos el árbol y el mantenimiento de ese hardware para empresas que quieren descarbonizar. Al final, tienes es un aire más limpio en las ciudades. Cada año mueren siete millones de personas por el aire contaminado de las ciudades, es la principal fuente de cáncer. Los dispositivos no solo eliminan CO2, sino nitrógeno y partículas en suspensión de los vehículos. Cada árbol artificial equivale a 368 árboles naturales, hay lugares donde no caben y sí puedes poner un BioUrban.

¿Los compradores deberían ser entonces entes públicos?

Fran Benedito: Ahora mismo, una de las mayores empresas sociales de España nos ha comprado dos; una de las mayores aseguradoras va a comprar otros dos; un Ayuntamiento va a comprar otros dos; y una constructora va a comprar 10 para una licitación en la que necesita bajar las emisiones.

La regulación no acompaña, no exige disponer dispositivos que limpien el aire.

Fran Benedito: La Unión Europea acaba de sacar una política de descarbonización y de captura de CO2, y hay de hecho un Perte ya. Esta solución no sólo es un árbol artificial, sino también es expandible. El HIB (high impact biofilter) se dirige a las cementeras, las cerámicas y las refinerías. Esas compañías están metidas dentro de la VTS y pagan 90 dólares la tonelada, con una solución como la de Carlos, podrían trabajar en un esquema de 40 euros la tonelada de CO2, porque capturamos el 80% de las emisiones que se generan.

Reportar las emisiones: la ausencia de una normativa y un ritmo homogéneos

El gran problema con las emisiones, es que no sabemos los datos reales. Ni siquiera en las industrias más contaminantes, que están obligadas a pasar un informe, ni siquiera indicadores en tiempo real.

Fran Benedito: Es un informe anual. La Unión Europea acaba de sacar una normativa todavía más exhaustiva para obligar a las empresas a reportar de verdad que están haciendo. Por primera vez, debes calcular tus emisiones y te obliga a decir qué medidas vas a adoptar para llegar a 2050 con net zero. Hay sectores que son más abatibles o menos abatibles, a una aerolínea no le puedes decir que en 2030 sea neutral.

En ese ínterin, hay empresas que no tienen una huella gigantesca y que pueden decir: yo quiero ser neutral ya, voy comprando créditos de carbono que me permiten ser carbon neutral en el proceso. Lo primero que tiene que hacer una empresa es comprar certificados de energía renovable o comprar electricidad verde.

Pero no hay para todos, en España hay más que en otros países, pero la situación es distinta en Alemania o Inglaterra. Una empresa de taxis eléctricos en Inglaterra me decía que solo el 26% de la red allí es renovable. Al final, si quiero ser neutral, o mi energía entra por el enchufe energía verde o hay que comprar certificados. En Latinoamérica es donde vendemos más certificados para las empresas españolas que operan allí, a las empresas de todo el Ibex y también a empresas americanas, colombianas, mexicanas o inglesas.

El clima y el planeta aparecen en los discursos de los grandes fondos de inversión.

Carlos Monroy: Vemos una creciente tendencia hacia la conciencia ambiental. Los mercados se van desarrollando en colaboración entre la generación de políticas públicas, la implementación de este tipo de soluciones en la industria privada y el sector social. Se deben impulsar estos tres ámbitos para que se pueda propiciar la implementación de esos proyectos de transición energética y realmente se impacte de manera efectiva.

Fran Benedito: Donde más se va a invertir es en deeptech es decir, en tecnologías de hardware de descarbonización. Colaboramos con otras empresas por ejemplo una que tiene un proceso definido de eficiencia dentro de las refinerías que reduce hasta el 40% de las emisiones. Pero al no ser algo hardware es más complicado captar inversiones. El dinero se está yendo a plantas de captura de CO2.

Tendencia: invertir en tecnologías de hardware de descarbonización

Vuestra estrategia es adaptar el árbol artificial a las diferentes industrias.

Carlos Monroy: El potencial que tienen estas algas es muy amplio, prácticamente son diseños a la medida dependiendo del tamaño y las características de las emisiones. En el momento de la quema del material se generan grandes cantidades de CO2, nuestro dispositivo de cultivo de microalgas está conectado a la chimenea y la captura es inmediata.

Además, diseñamos un mecanismo de intercambio de gases que permite que el flujo de contaminación pase a un medio líquido donde está un consorcio de microalgas que los absorben. Posteriormente adaptamos módulos de extracción de hidrógeno, previo a la metanización de las algas, para generar biocombustibles a partir de estos residuos.

Con esto apuntamos hacia un producto basado en economía circular que permite contribuir a la reducción de la huella y se convierte en un mecanismo económico de autofinanciación. En lugar de capturar y enterrar el CO2 debajo del subsuelo, le estamos dando un valor agregado. Obviamente, tenemos que hacer un piloto demostrable que se pueda escalar al resto de empresas.

¿Cuál es la evolución prevista del marketplace de ClimateTrade?

La plataforma hoy en día no solo tiene créditos de carbono. Vendemos energía y fuimos los primeros del mundo en ayudar a generar un protocolo para la comercialización de créditos de biodiversidad. Dentro de poco, en ese reporting que hacen las compañías tendrá un peso del 40%, porque la biodiversidad es más importante que la descarbonización. Somos una API que permite conectar el cálculo, compensación y certificación a cualquier producto. Cuando pagas con la tarjeta de crédito del Santander, te calculamos el CO2 del pago, del producto que has comprado y te permitimos compensar la huella de carbono. Fuimos los primeros del mundo en hacer eso.