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Turismo e innovación

Turismo innovación Anuario de la Innovación en España 2016

La recientemente clausurada gran feria del turismo, FITUR, ha dejado claro esa doble relación que el sector tiene con la innovación. Inductora por una parte y usuaria por otra, hay abundantes ejemplos de esta relación en la que se mezclan los servicios más tradicionales con la tecnología más avanzada. Ha sido motivo de reflexión y eso no hace más que ratificar que la insistencia con la que desde hace años repetimos que la primera industria nacional tiene que ser uno de los principales actores de la revolución innovadora que necesitamos.

Más de 75 millones de visitantes son muchos, pero más importante que el número, que ya lo es, es el gasto por turista y en eso las estadísticas dicen que hemos bajado. Siguiendo los pasos de toda reforma que lleva a la innovación, el sector tiene que plantearse una profunda renovación, cambios en los conceptos y, probablemente, en la estructura.

La mejora empieza en el servicio, potenciando la formación, un tema en el que hay fuentes solventes que señalan un cierto abandono. El ejemplo de la restauración es un buen ejemplo de como la formación ha sido vital para hacer esa gran revolución que hemos vivido a lo largo de estos últimos años. Puede decirse que la restauración española está consolidada, pero eso no tiene que ser la justificación para que deje de investigar y trabajar en esa línea innovadora que le ha llevado a competir en el mundo y ser los primeros en muchos casos.

Para empezar, no está mal que se haya producido en los fogones, todo un símbolo del que tenemos que aprender. Hoy en día es raro no encontrar agradables sorpresas en todos los puntos de la geografía española o en cualquier barrio de cualquier ciudad o en pueblos pequeños. También en el sector de la hostelería la innovación cala, como lo están demostrando algunas de las cadenas de primera fila. A lo largo de estos días hemos hablado de Hotusa, en el Anuario lo hacemos de Meliá, otras veces lo hemos hecho de NH Hoteles, por citar tres de las punteras.

La innovación ha transformado los transportes con una oferta fantástica, casi única en el mundo y casi cualquier servicio que tiene su actividad cercana al turismo. Pero hay que ser ambiciosos en el mejor sentido de la palabra. De ello depende el futuro. La competencia es sana. Aprendemos con ello e incluso el fracaso nos debe servir para aprender.

España es una nación con escasos recursos naturales pero tiene en el turismo su particular “petróleo” y hay que seguir estudiando cómo mejorar lo que está bien y por qué hacemos otras cosas que no están tan bien. En el Anuario de la Innovación en España 2016 hablamos de dos empresas que tienen mucho que ver con el turismo aunque muchas veces no lo percibamos. Son dos empresas longevas; una pública como Correos y una privada como El Corte Inglés. No hace falta darles un premio para reconocerlas como punteras en innovación. En el primer caso hay que destacar su adecuación a unas nuevas necesidades porque la tecnología ha cambiado el sentido de negocio que tradicionalmente ha tenido una empresa tan de servicio público como Correos. Después de 300 años y sucesivas reformas, ha afrontado una que hay que tener en cuenta. Igual que en El Corte Inglés, que después de 75 años afronta el reto innovador. Sin el no hubieran sobrevivido tantos años.

El turismo es igual y de ello habla en un artículo excepcional Antonio López de Ávila, presidente de Segittur. “La innovación y la tecnología –escribe- han cambiado las reglas del juego”. Y marca una exigencia: “España puede y debe situarse a la cabeza del desarrollo tecnológico y de la innovación en el turismo”. Una obligación y un reto que debemos afrontar.

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