La inteligencia artificial es, cada vez más, sinónimo de un sector empresarial en alza que nos abre a otro mundo. Basta ver los datos de Eurostat que muestran cómo en la Unión Europea el número de empresas que en 2023 ya habían incluido en sus procesos algún sistema de IA ascendía al 8 %. En España el porcentaje sube al 9,2 %.
Un incremento que ha redundado en que las startups tecnológicas estén captando un mayor interés por parte de quienes invierten. La plataforma Crunchbase estima que la atracción del capital privado por las IA en Europa ha llegado a crecer en 2023 un 23 % más que en el mismo periodo del ejercicio anterior. La cifra, según el ranking del Ecosistema Startup se eleva en nuestro país a 339 startups de IA.
Pero el ecosistema privado no es el único que está sumando en la apuesta por el desarrollo de dicha tecnología. El público tampoco se queda atrás. Un ejemplo muy claro es la iniciativa específica que el Gobierno puso en marcha para reforzar nuestra posición en la vanguardia tecnológica y a la que dotó de 1.500 millones de euros procedentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y de su adenda, que se suman a los 600 millones ya movilizados. La estrategia, desplegada en 2024, se extenderá hasta 2025.
“ENISA ha desembolsado 14,7M de euros en 91 préstamos a empresas que ya integran IA en sus modelos de negocio”
A esto hay que añadir la aprobación del Parlamento Europeo el pasado 13 de marzo de 2024 del Reglamento de inteligencia artificial de la UE, una ley histórica, impulsada durante la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023 y ampliamente respaldada por la Eurocámara. La norma sitúa a Europa como líder en innovación, a la vez que garantiza la protección de los derechos de la ciudadanía, por ejemplo, estableciendo límites al uso de sistemas de identificación biométrica.
Este liderazgo creciente de la IA también lo comprobamos en primera persona en ENISA. Hemos financiado 91 préstamos a empresas que ya la integran en sus modelos de negocio y que se traducen en más de 14,7 millones de euros desembolsados.
Y cuando el dinero público se destina en este sentido, se está enviando un mensaje muy claro a la sociedad: apostar por este mercado es contribuir a dibujar el futuro que queremos como país, a través de un PIB que crece en IA y que, a la vez, demuestra que estamos a la altura de Europa y de la competitividad frente a otros mercados como el de China o EE. UU.
“Los trabajos con especialización en IA conllevan una prima salarial de hasta el 25 %”
Según la Encuesta Mundial de CEOs 2024 de PwC, el 69 % de dicha clase directiva es consciente a nivel mundial de que la IA va a tener un gran impacto en sus cuentas de resultados. De hecho, el 46 % afirma que aumentará la rentabilidad y el 41 % los ingresos. Una rentabilidad que requiere de plantillas y profesionales con nuevas habilidades. “Las personas trabajadoras, las empresas y la clase política comparten la responsabilidad de ayudar a desarrollar rápidamente las capacidades necesarias para seguir siendo relevantes y aprovechar las oportunidades que brinda la IA”, dice el informe.
Esta revolución nos está ayudando en sectores clave como la salud y los cuidados. Recientemente, en una conversación con Claudia Gómez Estefan, CEO y cofundadora de Senniors, empresa financiada por ENISA, me comentaba cómo en un país envejecido como el nuestro y que en el año 2055 se convertirá en el más envejecido del mundo, superando incluso a Japón, la IA les está ayudando a mejorar la calidad de vida en casa de las personas mayores, reducir hospitalizaciones evitables y retrasar su ingreso en centros especializados. Lo hacen a través de cuidados preventivos, predictivos y proactivos. O lo que es lo mismo, aprovechando la tecnología y el análisis de datos para mejorar la atención sanitaria.
De esta forma, el impacto de la IA es doble. En lo económico la predicción ahorra inversión pública en sanidad, a la par que alivia el sistema sanitario porque libera plazas en centros de cuidados especializados; y en lo social, fomenta el respeto a la libre elección de las personas sobre dónde y con quién envejecer.
Sin duda, el emprendimiento innovador es aquel que, además de ver oportunidades y nuevos nichos de mercado, humaniza el mundo. Y nada más valioso que recordar que, sin humanidad, nada merece la pena.